Caso Noelia Sosa: comienzan los alegatos

La joven, que habría sufrido violencia de género, se quitó la vida

El juicio por violencia de género en el cual está imputado el productor agropecuario Sebastián Balegno entrará esta semana en la etapa definitoria. Se espera que entre hoy y mañana comiencen los alegatos, se escuchen las últimas palabras del acusado y se conozca la sentencia. Al comenzar el debate, la Fiscalía de Violencia de Género a cargo de Augusto Zapata solicitó una pena de dos años de cumplimiento efectivo por el delito de lesiones leves agravadas por el vínculo y por mediar violencia de género en perjuicio de Noelia Sosa (30 años). La víctima se quitó la vida en octubre y, a raíz de ese trágico desenlace comenzó la investigación luego de que se constataran moretones, excoriaciones y otras lesiones en el cuerpo.

Según la investigación, el pasado 16 de octubre en Trancas, mientras estaban en la casa del imputado, Noelia discutió con su pareja porque había encontrado en su celular fotos de Balegno con otras mujeres. En ese contexto, el acusado la habría atacado a golpes, arrastrándola por la escalera y luego rompió el teléfono de Sosa para evitar que difundiera esas imágenes.

Inmediatamente la mujer se fue a denunciar al productor por el hecho, pero en la comisaría del pueblo le pidieron que volviera luego porque no estaba el oficial encargado de tomar las denuncias. Desesperada, Sosa volvió a su casa. Le escribió al acusado desde otro celular, dejó una carta a sus familiares y subió a su cuarto, donde se ahorcó. El contenido de los mensajes de texto y de la carta son una de las pruebas más fuertes tanto para la teoría fiscal y de la querella, como así también de la defensa.

La hermana de la víctima fue una de las testigos que aseveró que sabía que el imputado ya había agredido anteriormente a su hermana. También declararon amigas de la víctima. “Ese día Noelia llegó llorando y me pidió que la acompañara a hacer una denuncia, porque decía que Sebastián le había pegado y le había roto el teléfono. En la comisaría nos pidieron que volviéramos a las 17”, contó Cinthia Álvarez, amiga y vecina de Noelia. “Mientras esperábamos en la casa, tomamos un té y ella repetía: ‘es una vergüenza que tenga que llegar a denunciarlo’. Ella era una chica muy alegre, pero los últimos días ya se encerraba, decía que estaba cansada. Creí que andaba mal por temas del trabajo”, reveló. El padrastro de Noelia, Ariel Ricardo Agüero, declaró que la vio llorar ese día y que la joven le contó del hecho y le mostró el teléfono roto. “Ya le había dicho que no lo viera más, porque ya habían pasado cosas antes. No soy el padre, pero la crié como a mi hija”, dijo.