El 28 de septiembre ocurrió algo que no estaba en los planes: el español Mario Tascón, precursor del periodismo en internet, falleció a los 60 años en la Ciudad de Buenos Aires, capital a la que había viajado para dictar una serie de conferencias sobre inteligencia artificial, entre ellas una disertación para la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa). La muerte de Tascón conmocionó a sus colegas y discípulos hispanoamericanos empezando por la consultora para nuevos medios que había fundado, Prodigioso Volcán, y terminando por la colombiana Fundación Gabo, donde se desempeñaba como maestro. Es que desde que en los años 90 se hiciera cargo de la primera redacción digital española en el diario El Mundo -después trabajó también en el Grupo Prisa-, este periodista, infografista y emprendedor de origen gallego se convirtió en una voz autorizada de la innovación, que siempre tenía algo inteligente y motivador para compartir sobre el futuro de su oficio y el acceso a la información de calidad.
Conocedor profundo del poder de internet para hacer el bien y todo lo contrario, Tascón estaba enfrascado en una iniciativa magnífica cuando un accidente cerebrovascular lo sorprendió en las calles porteñas. Ese proyecto consistía en un movimiento para añadir a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) la meta número 18 por “una comunicación clara, ética y responsable”. Impulsada por Prodigioso Volcán, Gabo y DirCom, dicha propuesta había sido lanzada el 20 de septiembre, ocho días antes de la muerte del promotor, y hoy se erige en un legado de inmenso valor simbólico.
Tascón consideraba que sin un ODS 18 que garantizara “el derecho a entender”, la consecución de los 17 restantes requeriría mucho más tiempo que hasta 2030, plazo previsto por la Organización de las Naciones Unidas para lograr avances sustantivos en los retos de sostenibilidad. “Este ODS 18 facilitaría la alfabetización de la sociedad, y ayudaría a corregir algunos de los problemas del siglo XXI como las noticias falsas y la desinformación”, había afirmado el año pasado al recibir el Premio Internet a la Trayectoria Personal.
El razonamiento de Tascón y sus aliados es que un mundo tan complejo, dinámico e interconectado, donde los cambios ocurren a una velocidad inalcanzable, exige que la comunidad y sus dirigentes se comprometan con una comunicación transparente y directa. “Cualquier solución para los problemas globales ha de pasar por una comunicación más clara, que aminore el ruido, que haga fácil lo difícil y que proteja el derecho a entender de las personas, desde los públicos más vulnerables a la totalidad de la población”, refiere la justificación de la iniciativa. Y añade: “una sociedad bien informada empezaría a materializarse en ese derecho a entender”.
La claridad de los mensajes fue una preocupación permanente de Tascón, quien llegó a presidir la prestigiosa Fundación del Español Urgente (Fundéu), donde es recordado como el artífice del manual “Escribir en Internet”. Ya en la época de Prodigioso Volcán, publicó en coautoría con otros ensayistas el volumen “El derecho a entender” para propagar la idea de que la expresión justa es una responsabilidad de gobernantes, empresarios, activistas y de todo aquel que intente influir en el destino de su comunidad. “Para ser ciudadanos con plenos derechos y participar en la construcción del espacio público, el primer paso es entender lo que las instituciones y las empresas nos transmiten, nos proponen, nos piden cumplir... o nos ocultan”, dice la presentación de este libro.
Tascón partió con las tareas hechas: abrió un espacio de pensamiento para “levantar la cabeza”, como se llama otro de los proyectos en los que participaba, y actuar en pos de la mayor humanización posible de las tecnologías y las pantallas. Tanto se había consagrado a la comunicación y la cultura este pionero del periodismo digital que un año atrás se había dado el gusto de fundar una librería-espacio de creación en el casco histórico de su ciudad natal, Ponferrada, a la que llamó “El libro imposible”. Tascón deja una visión y una ruta para dar a la ciudadanía el derecho a entender que hoy demanda el ejercicio de la plena libertad.