La credibilidad es decisiva e indispensable para concretar cualquier hacer. Dentro de las aspiraciones generales e innegablemente positivas, se puede resaltar: “Donde hay una necesidad, hay un derecho”, es un engaño, no por significar un objetivo erróneo, sino porque su cumplimiento es imposible; la realidad indica que todo no es para todos. Con el asentamiento del peronismo populista (fascismo a la criolla) en el país, se pensaba que a la Argentina ya no podía pasarle nada peor, pero con el advenimiento del kirchnerismo-cristinismo hubo que replantearlo todo. Hoy, siglo XXI, el ciudadano argentino espera y quiere que se marginen efectivamente a los políticos corruptos “amigos” del latrocinio y se tome con seriedad la enorme problemática que representan la inseguridad, la pobreza y la desocupación, además de poner énfasis en lograr un Estado eficiente y no elefantiásico, como se puede ver fácilmente en todos los niveles (Nación, provincias, municipios, comunas). Cualquier emprendedor designa solamente a los empleados que necesita, pero cuando accede a un cargo en el sector público, parece que se vuelve incompetente. Ya hay convencimiento entre los especializados, que el desmesurado sector público con su déficit fiscal crónico es el origen de los factores perjudiciales para el país (inflación, endeudamiento, emisión de letras diversas, falta de dólares para importaciones necesarias, etc.). En publicidad de los domingos, el Gobierno Nacional destaca que “Argentina Avanza”, “Una Argentina Grande” y “Primero la Gente”. Un observador realista sin compromisos diría: Sí, Argentina avanza, y es un avance doble. Por un lado, los argentinos avanzan sin quererlo hacia Venezuela, a cuestas con la pobreza endémica, la educación paupérrima, la salud precarizada, la inseguridad generalizada y su acentuada ignorancia. Por otro lado, la dirigencia peronista-kirchnerista que gobierna y gobernó por años a “caripela” avanza en el relato, la mentira, la hipocresía, el desenfado y la riqueza mal habida. Al respecto, se transcriben expresiones que son importantes, como mínimo por quiénes son los que las vertieron: “Lo más escandaloso que tiene el escándalo es que uno se acostumbra” - Simone Bertrand de Beauvoir. “Locura (idiotez) es hacer lo mismo una y otra vez, esperando resultados diferentes” - Albert Einstein. “El problema que tiene la Argentina, es que desde hace muchos años, las palabras, acciones y hechos, no tienen consecuencias” - Beatriz Sarlo. Se debe procurar y lograr que los políticos y los ciudadanos incorporen a su Yo (ego) la sentencia del médico griego Hipócrates (460-357 a. C.) “primum non nocere” (primero no dañar).
Mario A. Ricci Pje.
Thames 4.472 - S. M. de Tucumán




















