“La vida es nada si la libertad se pierde”, es una sabia frase de nuestro insigne patriota, don Manuel José Joaquín del Sagrado Corazón de Jesús Belgrano. Y vaya si la es. Ahora que está tan de “moda” la sublime palabra libertad, es bueno realzar y destacar uno de los valores más importantes con que contamos los seres realmente libres. Luego de ser abolida en nuestro país, y, eso sí, en algunos casos y lugares solo teóricamente, toda forma de opresión y de esclavitud, la libertad es aprender y también es enseñar. Es también la libertad de expresarse y la libertad de optar, o no, por una religión. Es también pensar, criticar, interpretar, reflexionar, elegir, respetar, decidir, viajar, saber, circular, reflexionar, revelarse, exigir, leer, actuar, conocer, votar, discernir, disfrutar, disentir, participar, decir, peticionar, decidir, equivocarse, escribir, borrar, estudiar, protestar, callar, gritar, ironizar y también reír y llorar. Es también democracia, autonomía, dignificación, autodeterminación, liberación, voluntad, discernimiento, privacidad y también es libre albedrío y autorrealización. Tantos términos más abarcan tan lindo y estimado vocablo, que sería imposible englobarlos en tan solo uno. La defendamos, la valoremos, la protejamos, la ejerzamos y la exijamos, siempre sin apartarnos de lo permitido y respetando el derecho ajeno, porque cuando se la pierde, recién se toma verdadera dimensión de su preciada e invalorable significación.
Ramón Alfredo Maldones
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