Medinas: la esperanza del despertar económico descansa en el turismo

Desde el antiguo pueblo del sur tucumano, fundado en 1643, se reclama la pavimentación del acceso desde la ruta 329 y el control del río en la zona.

UNA VILLA DONDE REINA LA TRANQUILIDAD. Medinas ofrece un paisaje urbano con viejas construcciones y espacios abiertos para el visitante. LA GACETA / FOTOs DE Osvaldo Ripoll UNA VILLA DONDE REINA LA TRANQUILIDAD. Medinas ofrece un paisaje urbano con viejas construcciones y espacios abiertos para el visitante. LA GACETA / FOTOs DE Osvaldo Ripoll

El antiguo pueblo de Medinas, ubicado a 11 kilómetros al sudeste de Concepción por la ruta provincial 329, no claudica en su afán de constituirse en un lugar turístico. Es un anhelo que vienen persiguiendo varias generaciones de vecinos y de autoridades locales que, desde siempre, enfrentan la falta de respuestas al pedido de obras vitales para el desarrollo económico de la comunidad.

La pavimentación del camino de acceso a la localidad, de unos tres kilómetros, es una de las mejoras pendientes. “Sin una vía adecuada para ingresar hasta aquí, no se puede aspirar a transformar un sitio con tanto potencial para el desarrollo de la actividad turística. La gente que llega, a paso de tortuga, se queja del camino y tiene razón de hacerlo”, expuso el vecino Javier Díaz.

Los visitantes, según el lugareño, quedan deslumbrados con el relieve colonial de esta villa, fundada en 1643 por don Gaspar de Medina, pero no ahorran quejas por el mal estado del acceso. En la entrada por la ruta 329 se erigió una réplica imponente de la Virgen de Nuestra Señora de La Merced, patrona del pueblo. Desde ahí se avanza por 3.000 metros de camino de tierra, salpicados de pedregales y baches, que está bordeado por plantaciones de cañaverales.

Para colmo los desechos líquidos de los ingenios que se arrojan en la zona, hace irrespirable el aire. Las anteriores gestiones apenas lograron pavimentar 300 metros de esta carretera de conexión desde la villa. Quedaron como vestigios de la voluntad local de hacer, pero sin el impulso económico necesario.

LA PARROQUIA DE LA MERCED. El campanario sobresale en el poblado. LA PARROQUIA DE LA MERCED. El campanario sobresale en el poblado.

Casas antiguas, con ladrillos a la vista y deteriorados por el tiempo, varias calles empedradas y otras adoquinadas, conforman el relieve en el que se respira la historia de un pueblo que, junto a Monteros, llegó a ser uno de los más importantes del sur tucumano. El edificio del Centro Cívico, en el que funciona la comuna, la comisaría y el Juzgado de Paz, data de 1884.

La actual parroquia de Nuestra Señora de La Merced comenzó a ser levantada en 1868 y se la concluyó en 1894. En su interior se conserva una imagen de la virgen patrona del siglo XVII traída a la Argentina por la familia del fundador, En el atrio descansan los restos del padre Miguel Román, su primer sacerdote.

El 23 de diciembre de 1999, según la ley 25.213, promulgada por el decreto 113, Medinas es declarado Pueblo Histórico Nacional.

El río y los proyectos

La situación institucional de esa comuna aún está sin definirse a partir de que el electo comisionado comunal Diego Figueroa, quedó involucrado en una causa que se tramita en la Justicia Federal.

El funcionario permanece con prisión preventiva domiciliaria, por lo que Teresa Gómez se desempeña como comisionada suplente. “En los próximos días el Gobierno va a decidir los pasos a seguir con el tema institucional. Es probable que todo permanezca supeditado a lo que resuelva la justicia acerca del proceso que le sigue a Figueroa” apuntó la funcionaria.

MEJORAS PENDIENTES. Los vecinos urgen acciones a las autoridades. MEJORAS PENDIENTES. Los vecinos urgen acciones a las autoridades.

Remarcó que, pese a todos los inconvenientes, la comuna continúa funcionando normalmente e impulsando proyectos que figuran en las propuestas realizadas en campaña con su compañero de fórmula, ahora con complicaciones en la justicia. “Lograr por lo menos adoquinar e iluminar el acceso y avanzar en las obras de contención del río Medina a fin de evitar su desborde periódico, es fundamental para comenzar a hacer realidad nuestra aspiración de transformar al pueblo en un sitio turístico”, dijo Gómez. Agregó que concretando esas obras entonces se podría dar impulso a proyectos de micro-emprendimientos que beneficie a los vecinos que elaboran alfeñiques y otros dulces tradicionales, los que tienen carpinterías, hospedajes, bares o confiterías. Señaló que actualmente, a través de un programa laboral que se instrumenta con la Caja Popular de Ahorros, unas 300 personas son capacitadas y se desempeñan en distintas tareas en la comuna.

“Ante la Nación, el comisionado Figueroa presentó cuatro proyectos de obras, entre los cuales figura el adoquinado e iluminación del acceso. Por ahora fue aprobado solo uno que comprende el adoquinado de 300 metros de una calle. La Provincia, en tanto, nos aprobó un proyecto prelluvia que se comenzará a ejecutar pronto en el cauce del Medina. Se trata de la construcción de un canal de contención de 1.000 metros en un sector en el que generalmente desmadra el río” agregó.

El despegue es posible

Cristian Frías, vecino del lugar, también admite que para fomentar el turismo, tal como piden los pobladores, es necesario “lograr dominar al río a fin de que no nos siga inundando en los verano y se pavimente el camino de acceso”.

“Algunos turistas nos visitan todo el año y más en las fiestas patronales que se realizan todos los 24 de setiembre. Es decir que si se hacen las obras que necesitamos, Medinas puede despegar económicamente con el turismo”, subrayó.

Dante Núñez, uno de los responsables del mantenimiento de la Parroquia de La Merced, remarca que a pesar que el templo local fue declarado patrimonio histórico, solo la comuna y algunos vecinos se encargan de su cuidado. “En 1983 una pared lateral de la parroquia se desplomó y fue reconstruida por trabajadores y técnicos contratados por una comisión de vecinos. La comuna dispone de tres empleados para que atienda al público y le realiza periódico trabajos de pintado. De ahí nadie más se preocupó por este templo de enorme valor histórico”, sostuvo.

En este pueblo, de unos 2.300 habitantes, la gente sobrevive en trabajos en la administración pública, en el ingenio La Trinidad y las cosechas del limón. Muchos emigran también a provincias del sur del país a realizar labores como cosecheros transitorios.

“El levantamiento de la red ferroviaria en el siglo pasado, nos sumergió en la decadencia total. Ahora nos tienen condenados la falta de camino de acceso y de proyectos con futuro. Creo que es tiempo de despertarnos por el futuro de nuestros hijos. El que nace aquí, solo piensa en irse”, concluyó Díaz

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios