Tucumán y el agua: advierten que El Cadillal se encuentra en una baja histórica

Son muchos los barrios que experimentan problemas en el suministro de agua. Están acostumbrados a vivir con la carencia, pero no se resignan. La sequía es la causa, advierte el presidente de la SAT.

la gaceta / fotos de analia jaramillo la gaceta / fotos de analia jaramillo

Para la mayoría de la gente, las tareas del hogar empiezan por la mañana. Pero para muchos vecinos de distintos puntos de Tucumán la vida funciona de forma nocturna: todo gira en torno del agua. Cuando comienza a salir -a altas horas de la noche-, deben ponerse a trabajar: hay que prender el lavarropas (y rezar para que ande o para que no se rompa por la poca presión y por el esfuerzo); hay que juntar agua en baldes, cuencos y botellas y hay que aprovechar lo poco o mucho que hay para bañarse, mientras te encomendás a una deidad para que se te llene el tanque. Durante el día, te sentís bendecido si hay “un hilito” de agua para lavar los platos. Si no, es imposible; y olvidate de tirar la cadena, porque probablemente las mochilas no vuelvan a llenarse hasta la noche. Y todo eso, si es que tenés “la bendición” de tener agua por unas horas...

En los últimos días, vecinos de todo Tucumán se han contactado con LA GACETA para comentar la situación que aqueja a sus respectivos barrios: la falta de agua les complica la vida. Algunos lo sufren desde hace algunos meses y otros, hace años; hay quienes, incluso, ya tienen sus tácticas para aprovechar al máximo el agua cuando sí sale por las canillas. “Yo vivo en Bolivia al 300. Estamos a 13 cuadras de la plaza Independencia. Y es de terror esto: a la madrugada sale un poquito como para que prendás una o dos veces el lavarropas. Si venís ahora, vas a ver que tengo un balde a la par de la cocina para poder lavar las cosas que uno usa para comer. Y agua del tanque, olvidate... porque no sube, ni sale agua fría a partir de las 9 de la mañana”, cuenta Fabián Ferrari. “Es igual todo el año; quizá en invierno hay un poquito más de presión. Podemos zafar con el agua que sale, pero no tiene que ser así; pagamos fortunas porque tenemos medidores, y no tenemos casi nada de agua -agrega-. Vivo con mi mamá, de 85 años, es una persona grande... imaginate, laburó toda su vida y ¿se jubiló para andar acarreando agua? No puede ser”.

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En Corrientes al 2.000 la situación es similar, y empeoró en julio. La mayoría de los vecinos ya se dio por vencida y optó por poner una bomba. “Es la única forma de tener agua, pero claro... no pago el servicio para poner una bomba, sino para tener presión suficiente y que me suba el agua al tanque. La bomba tiene gastos, necesita mantenimiento y tiene sus complicaciones -relata Federico Gutiérrez Montín-; nos pusieron medidores hace tres años, cambiaron los caños y el agua, supuestamente había mejorado la presión. Pero hace dos años comenzó a bajar muchísimo; ya no podemos lavar los platos de día; de noche apenas sale un hilito y el lavarropas no funciona”.

En los barrios Congreso, Tarcos II y en el asentamiento 11 de abril la situación es la misma. Sergio Chalup explica que vive hace 20 años en el barrio Congreso, pero hace cuatro la situación se volvió insostenible. “Se sumaron barrios, se hicieron conexiones clandestinas, que denunciamos... y todo eso nos complicó -comenta-; por ahí incluso sale el agua con arena y tranca el filtro del lavarropas. Además, parece que entra aire en la cañería y el agua no sube al calefón. Es una tortura”. Hace unos días, LG Play se llegó a la zona. Yolanda Galván, que vive en Venezuela al 4.600, tiene ya dos cisternas, la última instalada hace un mes, y le salió solo $ 100.000 en materiales. “Es todos los días lo mismo. Es una lucha constante”, resumió mientras abría las canillas del baño para mostrar que, de día, no hay agua.

“Sufrimos lo mismo todos los días. A cierto horario sale algo; logramos juntar, pero es vivir día a día sin lo más elemental. Tenemos que comprar para tomar, y para bañarnos tenemos que juntar en recipientes”, añadió una vecina del asentamiento. Los vecinos, además, advierten que la situación no solo es molesta por la cuestión de limpieza y sanidad, sino que repercute en el humor de las familias.

La situación es la misma en otros puntos de la ciudad, como los barrios San Martín y El Bosque. “Hace dos meses que no tenemos agua, pero este problema viene de hace años”, explicó a LG Play ayer una vecina de El Bosque. Según comentó, personal de la Sociedad Aguas del Tucumán (SAT) les informó que para solucionar el problema hay que hacer otro pozo, pero los vecinos creen que es necesario el cambio de cañería. Por lo pronto, los visita un camión para llenar bidones.

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“Literalmente, no sale una gota de agua por la canilla. Tenemos que bañarnos, lavar platos, calentar comida y demás con agua de bidones que compramos. Imaginate que se complica todo así”, dice Yonatan Páez, que vive en la intersección de Asunción e Italia. “Hace 15 días venimos así, pero es un problema de todos los veranos, desde hace años. Empieza el calor y nos quedamos sin agua [...] nos dijeron (empleados de SAT) que iban a poner un pozo nuevo en una plaza de la zona, pero estará de acá a tres años. ¿Cómo hacemos todos estos días sin agua? Hay niños y ancianos que no se pueden bañar. Tengo una vecina de 80 años que vive sola; no puede salir a comprar bidones para bañarse”.

Palabra oficial

El nuevo presidente de la SAT, Marcelo Caponio, explica a LA GACETA que el problema de aquellos vecinos que tienen flujo solo por la noche y por la madrugada es la falta de agua. “Hay muy poca; estamos en una baja histórica en El Cadillal, también en Vipos. Hay 23 metros menos de la cota de 615 metros. Y todo eso sumado a las pérdidas que hay; ahora hemos solucionado tres pérdidas del acueducto de Vipos, gracias a la empresa Saiko que desinteresadamente aportó su maquinaria [...] lo que pasa en esos barrios, como el Tarcos II y el Congreso, es que las napas están deprimidas. O sea, en todos los barrios donde hay pozos de agua y sale poca, es porque la napa está deprimida; hay poca agua; después, hay barrios como El Bosque, que se provee de agua de El Cadillal (o de Vipos) y, como tiene una baja histórica, el agua no llega. Eso hay que solucionarlo con un nuevo pozo”, comenta. Y dice que están estudiando cómo hacer el pozo en lo inmediato. Por lo pronto, dijo, con cuatro camiones cisterna les llevan agua todo el día a los vecinos de El Bosque y hoy a las 20 habrá una reunión con ellos en la plaza del barrio. “Estamos como el aguatero”, dijo. Se espera que los problemas de sequía -que advierte Caponio vienen hace tres años- disminuyan con la llegada del fenómeno de El Niño, este mes. “Ahora se ha exacerbado la sequía y hay mayor consumo de agua por los calores. Por eso insistimos en que tenemos que hacer un uso razonable del agua [...] en Tucumán consumimos agua de forma superior al nivel que consumen en el resto de la Argentina, en Chile o en España”, advierte y adelanta qula SAT ya está trabajando en un plae n para la producción y distribución del agua.

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