Pequeños comerciantes vivieron la elección entre el descreimiento y la incertidumbre

Emprendedores de distintos rubros anticipan que la situación del país, más allá de quién gane, no será fácil en los próximos meses.

Pequeños comerciantes vivieron la elección entre el descreimiento y la incertidumbre FOTO LA GACETA/OSVALDO RIPOLL

Pese a lo que significa el cambio de gobierno, pequeños comerciantes de distintos rubros aseguraron a LA GACETA que, cualquiera sea el presidente, no se avizora un panorama positivo en el corto plazo.

“Se ve un panorama peor”

“No le entiendo mucho a la política; acá lo que sé es que tengo que trabajar día a día”, comienza Fernando Abello, dueño de “Pollería Sergio”, local ubicado en calle Córdoba al 900, desde hace ya 15 años. Abello reconoce lo que ya es sabido: el negocio viene en capa caída. “Siempre va bajando la venta, porque va costando mucho más caro el insumo, sube el pago de los empleados, los impuestos. Los precios se vienen incrementando todas las semanas, hace ya unos siete meses”, le explicó a LA GACETA.

Abello se mostró totalmente escéptico sobre un posible cambio de escenario con la asunción del nuevo gobierno y anticipó un panorama aún más duro para 2024. “Esto no cambia nunca. No se ve un panorama positivo, pase lo que pase: se ve un panorama peor, ni siquiera igual”, reflexionó Abello.

“En otros años había otras expectativas de poder crecer, mantener los impuestos y los ingresos que eran fijos; podías mantener el negocio. Ahora ya no: hoy comprás, y mañana no sabes si tener que comprar, y cerrar las puertas”, continuó Fernando, que también se lamentó por la creciente inseguridad. “Estoy trabajando con un brazo liquidado, porque hace ocho meses me asaltaron, y tuve que atravesar varias cirugías. Es cada vez más peligroso y más violento todo. Quien termina perdiendo con todo esto es el comerciante”, concluyó.

“En el corto plazo, no va a cambiar nada”

Guido Bustos, propietario de la peluquería “Los Changos”, ubicada en calle Santiago al 500, fue otro de los comerciantes que anticipó tiempos más complicados en los próximos meses en Argentina, y que reconoció un bajón en el consumo de sus clientes.

“Por la situación económica, obviamente está medio complicado todo. Como todo comerciante, tenés que estar pensando todo el tiempo en los aumentos, en la renovación de alquileres, que también es complicado y con ajustes terribles cada seis meses”, detalló.

Bustos reconoció, incluso, que el servicio, en su local, ni siquiera se cobra a un precio que termine sirviéndoles. “Estamos cobrando un servicio de $3.000 que en realidad no nos sirve para subsistir en el día a día. No podemos ajustar el servicio a lo que es la inflación; si tuviera que hacerlo, tendría que cobrar $ 10.000 el corte, y sé que no voy a trabajar”, subrayó.

“De cara a las elecciones está todo un poco complicado, porque la gente se guarda el dinero, esperan, buscan opciones; hay incertidumbre”, agregó Bustos, que se mostró poco ilusionado con un posible cambio de escenario en los próximos meses. “En el corto plazo, no va a cambiar nada; hay que ser objetivos. Este modelo de país, del actual gobierno, no me parece viable, porque no hay producción; y el otro candidato, que tiene otra mentalidad, las decisiones que tome en algún momento van a ser drásticas, y van a impactar en el bolsillo de todo el mundo”, analizó, sobre las opciones electorales.

Bustos aseguró que comparando con años anteriores, el trabajo decayó notablemente. “Uno hoy por hoy únicamente subsiste. Este año que pasó, comercialmente hablando, ha sido de los peores años; hace 20 años que trabajo, y estos últimos tres años han sido los peores”, aseguró.

“No veo que haya salida”

En lo relativo a la venta de indumentaria, la situación también es altamente compleja. Raquel Sardinas, dueña de un local de ropa de mujer ubicado en 9 de Julio primera cuadra, mostró su hartazgo con la política, y su muy poca esperanza de que las cosas cambien.

“Cada vez es más crítico el asunto. No tan sólo por las ventas que van decayendo, sino porque todos te pagan con tarjeta de crédito, las tarjetas te descuentan un 25%, y no tenemos efectivo, es muy poco el efectivo que se ve. Para el día de la madre repuntó, estuvo lindo, pero volvió a caer, y ahora estamos esperanzados con fin de año”, detalló.

Sardinas indicó que “es muy incierto todo. Estamos todos muy nerviosos porque no podemos proyectar, no podemos pensar en el futuro. No sabemos qué hacer, cómo manejarnos; si nos conviene comprar mercadería, ahorrar la plata que tenemos, salir corriendo a comprar dólares. Es mucha la presión que sentimos los comerciantes”, argumentó.

“Gane quien gane, esto se complica, y no veo que haya salida. Creo que cada vez va a ser peor, gane quien gane. Antes había más expectativa, ahora no siento que vaya a cambiar nada. No veo la hora de que pasen las elecciones, no importa quien gane”, admitió Raquel. Toda una muestra del hartazgo y el descreimiento generalizado que reina en buena parte de la sociedad.

Pese a la complicada situación, Raquel, que heredó el local de su padre, que a su vez lo heredó de su abuelo (lleva unos 50 años abierto), sostuvo que “siempre hay esperanza. Siempre hay un poquito de eso que tenemos el ser humano, de decir que quizás algo cambie, quizás algo sea diferente”, apuntaló.

“La gente no tiene esperanzas”

Pablo, dueño de la panadería “La Merced”, ubicada en Yerba Buena, aseguró que ni siquiera en 2001 se vivió una situación como la actual, y que no hay casi ilusión de que se pueda revertir.

“Llevo 23 años en el rubro. En 2001, que recién estaba empezando, fue muy fuerte la crisis, pero como ahora no; de agosto en adelante, como pasó este año, nunca se había sentido antes. Con ninguno de los candidatos que hay hoy la gente se siente identificado, no ven un panorama. Antes veías dos partidos políticos que ya tenían trayectoria en el país. La gente no tiene esperanzas”, argumentó.

Pablo relató también cómo se siente el impacto en su rubro. “Bajaron mucho las ventas, más o menos un 20%, 30% en algunos artículos, y todo se sintió más después de las PASO de agosto. Hubo faltante de harina, y a la vez, con la sequía y el tema del dólar, la harina aumentó notablemente. Eso ocasionó que los productos suban bastante, algunos hasta un 70%. La gente consume menos tortillas, las facturas son un lujo, y en especialidades es donde más se sintió la merma. Uno trata de buscar ofertas, o hacer un poquito más chicas las cosas para que no sea tanto el precio final”, detalló.

El dueño de “La Merced” anticipó que “los próximos meses van a ser negativos”, y que recién, según su mirada, en junio del próximo año podría empezar a haber un panorama más claro, y, si las cosas logran reencauzarse, “podría haber una flecha más ascendente para todos”. Pero la incertidumbre es enorme: “no sabes que va a pasar después del 10 de diciembre”, concluyó.

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