Nueve empresas tucumanas participan del programa Paisaje Productivo Protegido

Desde hace 10 años se sumaron a la iniciativa para reformular sus procesos productivos San Miguel (el primero), Citrusvil, Citromax, Argenti Lemon, Vicente Trápani, Arcor, Romar, Veracruz y Noce.

EXPERIENCIA. El programa PPP es un modelo de gestión de territorio a escala que permite integrar la producción con la conservación de la biodiversidad. EXPERIENCIA. El programa PPP es un modelo de gestión de territorio a escala que permite integrar la producción con la conservación de la biodiversidad.

(JUJUY.- De nuestro enviado especial, Luis Duarte). “Los cambios se nos vienen encima. Todos los días se anuncian normas o exigencias en países que representan mercados importantes para nuestros productos”, expuso uno de los asistentes en la sala del Centro de Visitantes de la compañía Ledesma, en Libertador General San Martín, Jujuy. Esa frase recibió la aceptación inmediata y casi unánime de los representantes de las empresas que se habían reunido allí, en el marco de un encuentro anual organizado por la Fundación Proyungas. El asentimiento fue inmediato y sin contestación. Lo que se escuchó expresaba la incertidumbre que hoy experimenta el arco productivo privado del NOA ante el escenario global marcado por la Agenda Verde y nuevos requerimientos comerciales.

De todos modos, esa mirada no ha significado inacción. De hecho, algunas firmas regionales han reaccionado a esos cambios, exigencias establecidas a partir de los reclamos de sociedades ante los problemas ambientales. En Tucumán, en caso, nueve empresas se sumaron en la última década a un modelo de gestión de territorio a escala que permitió integrar la producción con la conservación de la biodiversidad y con los servicios ecosistémicos, dentro de un contexto de promoción social.

San Miguel (el primero), Citrusvil, Citromax, Argenti Lemon, Vicente Trápani, Arcor, Romar, Veracruz y Noce han incorporado a sus estructuras de negocio el programa Paisaje Productivo Protegido, conocido también como PPP, para reformular sus procesos productivos en tierras ubicadas en las zonas de Yungas, Chaco Serrano y semiárido y monte, donde producen citrus, caña de azúcar, granos, ganadería y vid. Así, la superficie total del PPP ha alcanzado unas 76.000 hectáreas, de las cuales el 56% corresponden a áreas naturales (ambientes no transformados) y el 44% son áreas de cultivos. Los resultados han incidido a tal punto que Proyungas y las empresas, sobre todo, las citrícolas, han definido como prioridad establecer una especie de corredor de conservación en las laderas de Aconquija, que incluya el parque nacional y las reservas privadas como Santa Ana, los Osa y la Florida. Se concretaría bajo el plan Paisajes Colectivos de Conservación (PCC), que cuenta con los mismos principios del PPP, y apuntaría a la preservación de los atributos ambientales: biodiversidad, recursos hídricos y las áreas protegidas, entre otros. Es más, evalúan presentar esta iniciativa ante el Gobierno provincial una vez más en las próximas semanas.

“Podemos llevar adelante un esfuerzo público-privado de conservación de yungas australes en las laderas de Aconquija, que no solo mantengan biodiversidad, sino también contribuyan a mantener en forma adecuada el régimen hidrológico de las importantes cuencas que nacen y crecen en esta región del sur tucumano”, señaló Alejandro Brown, presidente de la Fundación Proyungas, entidad creadora del Paisaje Productivo Protegido, con respecto al esquema de conservación.

“Sería interesante unir las zonas de conservaciones que figuran como aisladas y formar como un corredor para poder tomar acciones de protección y conservación. Un cinturón así sería bueno para la actividad productiva y la naturaleza”, consideró, por su parte, Rodolfo Arrueta, de la citrícola Citromax.

Nueve empresas tucumanas participan del programa Paisaje Productivo Protegido

El PPP y las empresas

Brown expresó que PPP en Tucumán “se asienta fuertemente en la producción citrícola”. “Las cinco citrícolas más importantes o más grandes están dentro del programa, y eso genera la oportunidad de poder comunicar al mundo la relación armoniosa entre las actividades productivas y la conservación de la naturaleza en el sector austral de Yungas”, remarcó.

Por ejemplo, Citrusvil se sumó al Programa Paisaje Productivo Protegido en 2016. “Con más de 5.700 hectáreas preservadas, protegemos 0,75 ha. de bosques nativos por cada hectárea productiva en un área de alta valoración ambiental, como lo son las Yungas. A través de evaluaciones del stock de carbono en los bosques nativos y plantaciones de citrus, relevamientos de mamíferos y aves, estudios de polinizadores y restauraciones, entre otras acciones, se evidencia la relevancia que tiene para Citrusvil la conservación de la naturaleza”, explicó Noelia Lescano, jefe de Calidad y Medioambiente de Grupo Lucci.

Dos años después adhirió otra citrícola, Citromax. “Comenzamos con actividades básicas, sobre todo, el relevamiento de la biodiversidad en los campos para tratar de identificar las variedades, tanto vegetal como animal. Una vez que se hizo el relevamiento, se detectaron las zonas más valiosas desde el punto de vista de la biodiversidad. La idea era establecer un plan a largo plazo, trabajando con cámaras-trampas para registrar la fauna y con mediciones de stock de carbono”, dijo Arrueta.

“Los mercados exigen a las empresas exportadoras, como el caso de las citrícolas, un trabajo bajo el modelo de sustentabilidad. La conciencia ambiental responde a una demanda comercial de sus propios clientes en los mercados del Hemisferio Norte. Primero, las líneas de acción se orientaron al cuidado del medio ambiente, pero con el paso del tiempo se transformaron en desarrollo sostenible que se ocupa de las variables sociales y económicas”, añadió.

En Vicente Trapani conocieron el sello Proyungas en 2019. Luego de una serie de reuniones y lograr entender los principios y su desarrollo, incorporaron el programa PPP en 2021. “Comenzamos en unas cuantas fincas y después ampliamos a los viñedos de Santa María, Catamarca, y a los campos de la zona de Trancas. En la parte agrícola, donde el foco era el limón, pusimos cámaras-trampas para detectar la fauna. Posteriormente, identificamos las variedades de árboles”, señaló José Domínguez, representante de la firma.

“Con el tiempo aplicamos otras medidas, como prohibir la caza furtiva y concientizar al personal sobre la importancia de la fauna y flora. En los viñedos, hoy estamos colocando las cámaras-trampas. Aquí, uno de los problemas es el robo de leña. En Trancas, hay una zona extensa y valiosa para poder implementar el PPP y así registrar su biodiversidad. Por ejemplo, en esa parte hemos encontrado pumas, entre otras especies”, describió.

Dominguez admitió que el programa significó un cambio de la mirada empresarial y posibilitó ordenar acciones que antes eran aisladas. “Vino de la mano de las exigencias de nuestros clientes de frutas frescas. Ahora, a la hora de vender, esos clientes primero preguntan sobre nuestra sustentabilidad, la huella de carbono, y después pasan a hablar de los productos”, cerró.

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