SIMA explicó por qué crece la siembra tardía del maíz

Durante los últimos años esta metodología se utiliza el 60% de la superficie.

SIMA explicó por qué crece la siembra tardía del maíz
09 Diciembre 2023

Durante los últimos años, las fechas de siembra más demoradas del maíz representaron el 60% de la superficie. Desde la agtech Sistema Integrado de Monitoreo Agrícola (SIMA) analizaron por qué prevalece esa tendencia, qué ventajas trae y cómo influye en los sistemas productivos.

Octubre cerró con un 20% de la superficie nacional de maíz sembrada. Las tan esperadas lluvias primaverales no lograron el abastecimiento hídrico necesario para cumplir en tiempo y en forma con las siembras tempranas, y en muchos casos la ventana llegó a su fin.

Durante las últimas semanas, los registros de precipitaciones también imposibilitaron un mayor progreso de las labores de siembra, con lo cual se confirma una importante migración de superficie temprana a fechas tardías.

En este contexto, un informe elaborado por la agtech rosarina SIMA, presente en ocho países de América latina con más de 7,5 millones de hectáreas monitoreadas, analizó cuáles son los motivos que explican una evolución hacia siembras tardías y cómo maximizar la performance de estos maíces.

Por falta de información empírica, anteriormente se pensaba que hacer un maíz tardío significaba resignar algunos quintales y, por ello, desvalorizar la producción, usando híbridos de menor potencial productivo o hacerlos con menor fertilización, debido a que los rendimientos esperados eran notablemente inferiores a los obtenidos en las implantaciones tempranas.

Pero en la actualidad, numerosos ensayos demuestran que es posible elevar los pisos de rendimientos de maíces tardíos con un buen manejo agronómico, una correcta elección de genotipos y el cuidado fitosanitario que se requiere.

En la Argentina el gran cambio productivo del maíz fue de la mano de poder atrasar las siembras desde la primavera hacia el inicio del verano. Las evidencias lo demuestran, ya que la campaña 2022/23 cerró con unas 10,5 millones de hectáreas sembradas con el cereal, de las cuales más del 60% correspondieron a siembras tardías.

En este planteo, uno de los factores determinantes es la elección del híbrido. Está demostrado que la correcta selección de genotipos con adaptación al ambiente explican gran parte de los rendimientos obtenidos, dado que aseguran maximizar la eficiencia en el uso de los recursos. Los híbridos de ciclo más corto y con mayor resistencia a factores estresantes, como heladas tempranas, pueden ser ideales.

En segundo lugar, la fecha de siembra dependerá de la región y de las condiciones climáticas. La clave aquí es asegurarse de sembrar con buena disponibilidad de agua útil y en un momento que permita que el cultivo alcance la madurez antes de las heladas, respetando las densidades, según híbrido y condición ambiental.

La densidad puede influir en la competencia entre las plantas y, por lo tanto, en el rendimiento.

En términos de nutrición, el maíz tardío, al igual que los sembrados en otras fechas, también requiere de una reposición de minerales para favorecer un buen crecimiento inicial, para obtener cultivos más sanos y para potenciar el rendimiento en grano.

Para ello, son necesarios análisis de suelo, para determinar los niveles de nutrientes y, en base a ello, ajustar la fertilización satisfaciendo las necesidades del cultivo, prestando especial atención en nitrógeno, fósforo y potasio.

Las prácticas de manejo pueden variar según la región del país, las condiciones climáticas de cada campaña y las adversidades zonales. No obstante, algunas consideraciones sirven de guía general.

Tal es el caso del control de malezas. Realizar un manejo adecuado de estas antes de la siembra y durante el crecimiento del maíz garantiza la disminución de la población, la reducción de competencia por recursos y la calidad de cosecha. El uso de herbicidas pre-emergentes y selectivos en dosis ajustadas resultan un paquete efectivo.

Sobre el monitoreo de plagas y enfermedades, es importante realizar recorridas frecuentes a los lotes para evitar escapes y detectar anticipadamente la presencia de plagas y enfermedades, midiendo incidencia y severidad, y, de ser necesario, aplicar tratamientos químicos.

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