Vino de Chaco para cumplir su sueño de ser basquetbolista y conoció la gloria en Talleres de Tafí Viejo

En 2022, Juan Cruz Kusnier se instaló en Tucumán con el objetivo de seguir creciendo en el básquet. "Quiero lograr el ascenso a la Liga Argentina", anticipó el joven alero de 18 años.

GOLEADOR. Juan Cruz Kusnier marcó 18 puntos en la final de Súper Liga frente a San Martín. GOLEADOR. Juan Cruz Kusnier marcó 18 puntos en la final de Súper Liga frente a San Martín. Foto: Lucía Peralta

Talleres siempre fue sinónimo de básquet”, asegura Juan Cruz Kusnier, un chaqueño que a los 18 años apostó por una experiencia diferente fuera de su provincia y se convirtió en una de las grandes figuras del “león” en 2023. Con puntos y asistencias decisivas, el joven fue pieza clave para vencer a San Martín (75-61), al marcar 18 tantos en la final de la Súper Liga que ayudaron a los taficeños a coronar un gran año.

“Talleres es el mejor equipo del básquet tucumano. Siempre tenemos la obligación de ganar todo lo que jugamos. Hicimos un segundo semestre increíble; ganamos 38 partidos de 41 que jugamos. En el Federal quedamos eliminados en semifinales y el Pre-Federal se nos escapó por detalles. Estuvimos muy cerca de hacer un año perfecto”, indica Kusnier, quien llegó al “león” a principios de 2022.

Su arribo a la provincia se dio por casualidad. El alero asegura que no tenía en mente dedicarse al deporte, algo que sólo parecía un sueño lejano. Sin embargo, quien lo convirtió en una realidad fue un viejo conocido del “león”: Martín De Zan. “Un día estábamos comiendo con mi familia y cayó a mi casa. Sinceramente, no sabía que tenía conocimiento de dónde vivía o que tenía los contactos para llegar ahí. Se sentó en mi mesa y charlamos sobre la posibilidad de ser parte de su proyecto en Talleres. Inmediatamente, me puse a buscar información. Pese a que dejé a mi familia, a mis amigos y a mi novia, hoy creo que tomé la mejor decisión de mi vida”, recuerda.

FESTEJANDO. Kusnier considera que el plantel de Talleres es su gran familia. FESTEJANDO. Kusnier considera que el plantel de Talleres es su gran familia.

Una vez en Tucumán se tuvo que enfrentar a decenas de desafíos rutinarios. Aprender a cocinar, a lavar la ropa y a mantener el orden fueron sus primeros rivales fuera de la cancha. “Estaba acostumbrado a que mi mamá hiciera todas esas cosas. Tuve miles de errores que hoy son anécdotas. Ahora me gusta pasar más tiempo en Tafí que en Villa Angela, ja”, comenta.

Pese a estar lejos de su familia, Kusnier reconoce que nunca vivió solo. “Vivo con Lucas López de Salta y Francisco Paz de Santiago. Estamos en una casa a 10 metros del club”, señala, antes de explicar que tuvo que terminar la secundaria en el Colegio Libertador General Don José de San Martín de Tafí Viejo.

Si bien su vida gira en torno al básquet, Kusnier no quiere descuidar los estudios por lo que comenzó la carrera de técnico en prótesis dental. “Conocí la profesión porque mi papá estudió eso y mi hermana es odontóloga. En mi familia las conversaciones sobre dientes no faltan ja, ja, ja”, dice, el joven que ya finalizó el primer año de la carrera.

Al igual que la odontología, el deporte también llegó por herencia. “En casa todos somos deportistas. Mis dos hermanas juegan al vóley, una tiene 17 y lo practica profesionalmente en Unión de San Guillermo de Santa Fe, y mi viejo fue jugador de básquet durante muchos años. Comenzó en Progresistas, un club de mi ciudad, y después estuvo en Córdoba y en Santa Fe. Intento seguir sus pasos; por eso aposté por esto”, expresa. “Nos reunimos muy poco en todo el año. De enero a julio no voy a mi casa. Mis viejos van a visitarme, pero sólo ellos dos. A mi familia sólo la veo en vacaciones”.

Por otro lado, Kusnier valora todas las enseñanzas que el “Progre” le dio para su vida. “Desde los cinco a los 16 años jugué ahí. No sólo me formé en el básquet, sino en valores como la solidaridad y el trabajo en equipo”, enfatiza.

Ahora, el joven resalta la posibilidad de compartir plantel con jugadores como Cristian Soria y Jerónimo Solórzano. “Cristian es un ejemplo de persona, siempre intenta motivarme. Creo que eso lo hace mucho más grande como jugador. Además, ‘Jero’ siempre me da consejos porque jugamos en la misma posición. Ellos dos fueron fundamentales para mi crecimiento”, expresa.  

En sus dos años en la provincia, el chaqueño adoptó algunas “costumbres tucumanas” que son infaltables en su rutina diaria. “Una vez por semana tengo que ir a comer sánguche de milanesa. También me encanta ir a comer empanadas”, confiesa, dejando en claro su asombro por la manera en la que hablan los tucumanos. “Dicen dos o tres palabras y sueltan una mala palabra. Es algo de lo que siempre me río bastante”, agrega.

Kusnier no se conforma y va  por más, quiere todo. “Mi objetivo es lograr el ascenso a la Liga Argentina. Ojalá esta sea la temporada en la que demos ese paso”, concluye el alero, decidido a escribir su nombre en la historia grande de Talleres.

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