De la disrupción a la evolución: la IA se prepara para dar otro gran salto

Conocimos el poder de los algoritmos para crear nuevos textos, imágenes y videos. Un universo inédito superado apenas por la ficción, que tiene más para sorprendernos en los próximos meses.

De la disrupción a la evolución: la IA se prepara para dar otro gran salto

Fue el año en el que la ficción se hizo realidad. La fantasía o distopía de un futuro con robots nunca se hizo tan tangible como en estos meses en los que hablamos con una máquina, le pedimos consejos, nos hace recetas y accedemos a creaciones verdaderamente artificiales. Textos, sonidos, imágenes y videos. Esa materia que antes considerábamos fruto del intelecto y del esfuerzo humano ahora la vimos en manos de un algoritmo invisible que despertó y movilizó grandes debates en todo el mundo.

La efervescencia de la que fuimos testigos este año por la inteligencia artificial (IA) fue inédita por varios motivos. En primer lugar, se materializó su capacidad. ChatGPT fue uno de los productos digitales de mayor crecimiento en la historia: alcanzó los 100 millones de usuarios en apenas dos meses, cuando TikTok había alcanzado esa cifra en nueve meses, Whatsapp en tres años y Twitter en cinco años. Esa aceleración fue bisagra en la industria tecnológica en la cual existían actores con mayor poderío e investigación en la materia, pero que aún no habían ofrecido un producto de tal masividad. La interfaz de ChatGPT fue intuitiva, simple y flexible. Solo había que conversar, en cualquier idioma y sobre cualquier tema.

ChatGPT fue más que una bisagra, entonces. Fue la puerta que se abrió para nuevos productos y modelos de negocios. El mercado reconoció que había un enorme potencial en las IA denominadas “generativas”, es decir, aquellas que podían crear material inédito a partir de un volumen de datos preexistente. Conocimos plataformas como Dall-E o Midjourney para la generación de imágenes, ElevenLabs para la creación de audios o Synthesia para la creación de videos.

Pero más allá de las capacidades creativas, la IA generativa termina el año con el rótulo de la “principal tecnología emergente que impactará en los negocios”. Así por lo menos la define la última encuesta de la consultora KPMG, la cual relevó los planes de más de 200 ejecutivos estadounidenses de diferentes sectores en organizaciones con 1.000 millones de dólares o más en ingresos. Según el reporte, tres de cada cuatro líderes empresariales clasifican la IA generativa como el motor de sus negocios durante el próximo año y medio. Además, reconocen que sus planes de inversión estarán destinados a esta área de innovación por sobre otras como el 5G (40%) o la realidad aumentada (31%). Acerca de las áreas funcionales donde habrá mayor impacto de IA, los empresarios identifican que la tecnología IT, el marketing y las ventas serán las más afectadas por los cambios. Sin embargo, también advirtieron que existen barreras de implementación, vinculadas principalmente al talento profesional especializado en implementar IA en sus industrias.

El trabajo, justamente, ha sido sin dudas uno de los principales focos de preocupación por la irrupción inesperada de la IA. El temor de los trabajadores a ser reemplazados o de no contar con los conocimientos que la nueva era de innovación exigirá son algunos de los debates todavía vigentes y temas de conversación en distintos ámbitos, desde los productivos como lo refleja la encuesta de KPMG hasta los académicos en donde se comenzaron a reperfilar cómo serán las propuestas curriculares en los próximos años. Según el mencionado estudio, los empresarios son optimistas y a diferencia de principios de 2023 la preocupación por la reducción de la plantilla laboral se ha disminuido a lo largo del año, como consecuencia de la reducción de la “ansiedad”.

Otro reporte que también arrojó algunas conclusiones originales fue “The state of AI in 2023: Generative AI’s breakout year” de McKinsey, el cual confirmó la enorme penetración que tuvo la IA en las organizaciones. Los líderes no solo asumen que ya están expuestos a la IA generativa (79% de los encuestados), sino también que el 22% admite que utilizan sus herramientas en sus entornos de trabajo. Pero el reporte destaca un punto más interesante y es la preocupación que tienen estos directivos por la inexactitud que todavía tienen los contenidos que generan los algoritmos. Dicha preocupación incluso es superior a las relacionadas con la ciberseguridad o al cumplimiento normativo. Solo el 32% de los encuestados indicaron que sus organizaciones tienen medidas para mitigar la inexactitud, en comparación con el 38% que mitigan los riesgos de ciberseguridad. Además, el informe señala que las organizaciones que ya tienen éxito con la inteligencia artificial son más propensas a haber implementado medidas para abordar riesgos como la inexactitud.

En 2022 difícilmente hubiésemos imaginado un año como este. Otras tecnologías competían por la “pole position” pero ganó finalmente la IA generativa. No solo conocimos sus posibilidades sino también nos involucramos en debates esenciales, y no resueltos aún, sobre cómo conviviremos en este paradigma. El trabajo y la inexactitud son algunos de los asuntos planteados y a ellos podríamos sumar otros como el sesgo en el entrenamiento de modelos, los límites éticos de su aplicación, el impacto en la educación y la adquisición de saberes, las leyes de derechos de autor y el valor de la originalidad, entre otros que merecen capítulos aparte. Sin embargo, sí podemos tener algunas señales que indican que si el 2023 fue un año de disrupción, el 2024 puede ser un año de evolución. Los modelos de OpenAI y de Google están listos para competir y dar cuenta de sus capacidades en términos de volumen y velocidad. Veremos en los próximos meses que al menos estas dos empresas mostrarán nuevas funcionalidades de sus productos, integraciones con otros entornos como buscadores, procesadores de texto, imagen, sonido. En síntesis, los productos de IA competirán para convencer que le aportan realmente valor a los usuarios y que ya no son solo espejitos de colores.

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