Volver a empezar: cómo una víctima de violencia de género logró rehacer su vida

Con asistencia del Estado, pudo aprender un oficio e independizarse.

Volver a empezar: cómo una víctima de violencia de género logró rehacer su vida
05 Enero 2024

El mes de abril de 2021 no fue uno más para S.L., una mujer de 45 años que vive en Banda del Río Salí. A mediados de ese mes, se comunicó por primera vez con el número de emergencia de violencia de género provisto por el municipio, para hacer una denuncia en condiciones muy particulares: decía llamar desde el baño de su casa, donde se había encerrado para evitar ser otra vez golpeada su pareja.

La recepción del dramático llamado disparó entonces la alarma en la Dirección de la Mujer y requirió la urgente intervención de la Policía. Al momento de ser rescatada, S.L.-su nombre se preserva por razones legales- tenía dificultades para hablar debido al estado de shock en el que se encontraba y tenía señales de haber sido golpeada. La mujer, de hecho, había tenido episodios de intentos de quitarse la vida.

Después de denunciar el caso ante la Justicia, la oficina lo derivó al Observatorio de la Mujer, el área municipal conducida por la licenciada en psicología Raquel Leguizamón desde donde se inició un tratamiento para la víctima. La división que comanda Gabriela Gaete también contempla una jefatura que analiza los casos que llegan por vías similares.

El caso de S.L. era atípico. La persona agresora era siete años mayor a la mujer y padecía una enfermedad congénita que le impedía trabajar con normalidad. Aquella situación había modificado la dinámica del hogar, convertido en un verdadero infierno para la víctima.

“Su estado era de un elevado nivel de angustia. Decidimos hacer una terapia de asistencia con ella como solemos hacerlo con las personas que padecen violencia física y psicológica y nos encontramos con una mujer cuya autoestima prácticamente no existía”, explicó Leguizamón. Aquel tratamiento, coordinado por esa oficina, terminaría dando sus frutos con el tiempo.

“Yo quería terminar con mi vida. No podía simplemente seguir”, dice hoy la mujer con la voz quebrada.

Tras empezar a superar su dramática situación, S.L. empezó a interesarse por terminar sus estudios y luego por aprender un oficio en los talleres que están coordinados por la misma dirección. “A través de convenios con organismos educativos e institutos de capacitación, las personas pueden aprender diferentes oficios que le permiten insertarse laboralmente. De esa manera, pudimos ayudar a esta mujer, como tratamos de hacerlo con otras personas que atraviesan este tipo de situaciones”, explicó el intendente Gonzalo Monteros.

Después de casi tres años, S.L. trabaja como peluquera a domicilio tras haber realizado su curso de peluquería y barbería que la ayudan a solventar la situación económica de sus pequeños hijos. Con el paso del tiempo, la situación se modificó y ahora suele verse a diario a la mujer con un maletín cada vez que asiste a las casas de sus clientes. La pesadilla parece haber quedado definitivamente atrás.

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