Barren su basura, entrenan en plena madrugada y los alrededores internos del estadio donde hoy juega Atlético Tucumán parecen un boliche. Todo eso reúne Deportivo Riestra, el rival del "decano". Cada una de esas particularidades tienen como destino ganar partidos de fútbol en su primera temporada en la máxima categoría del país, pero eso no pasó disputadas cinco fechas del torneo. De hecho "El Malevo" perdió cuatro y empató un partido.
El equipo de Cristian Fabbiani, que dirigirá su segundo partido en Deportivo Riestra, tiene métodos de trabajo heredados de la época de Matías Módolo, el DT que logró ascender a "El Malevo" por primera vez en su historia y que fue despedido por falta de buenos resultados. También otros modos la institución aplica desde hace 10 años. Entre ellos, están los entrenamientos al estilo militar. La viralización de las imágenes que se vieron en enero cuando el plantel entrenaba en Pinamar fueron curiosas. A las 3.30 los movimientos en la arena, a pocos metros del mar y acompañados por la música de un boliche repleto de jóvenes fueron grabados por los veraneantes. La agenda de actividades durante la época de puesta a punto finalizaba a las 22.30 luego de cuatro turnos de entrenamiento.
Asistir a ver un partido en el Guillermo Laza puede compararse con ir a bailar a un boliche. O, en este caso por la hora en que se juega el partido con Atlético Tucumán, es lo de lo más parecido a una previa ambientada con música, un DJ apostado en una camioneta Hummer del lado de las plateas del estadio, con unas cómodas sillas y una carpa. Todo ello porque el patrocinador principal del equipo es una de las bebidas energizantes más populares del mercado sumamente asociada al esparcimiento nocturno, más que al diurno como si pasa con otras bebidas de ese estilo. Los bancos de suplentes son réplicas gigantes de las latitas. La pequeña platea está decorada como un VIP y es un fiel reflejo de una barra de bar o boliche, toda una novedad si al estadio se lo compara con cualquier otro del fútbol argentino.
La otra singularidad es que después de jugar contra Atlético Tucumán, los jugadores limpiarán lo que ensucien en el vestuario. La acción la tomaron de los Alls Blacks. "Barriendo el vestuario y haciéndolo bien. Para que nadie más tenga que hacerlo. Porque nadie cuida a los All Blacks. Los All Blacks se cuidan a si mismos", es lo que cuenta James Kerr en "Legado", un libro que cuenta la experiencia que tuvo junto a los neozelandeses. "Se dividen las tareas en grupos y días. Es algo tomado de los All Blacks y se hace para mantener el orden y la disciplina", reza el posteo del club que muestra a Gustavo Benítez con escoba en mano. "Es algo que ensuciamos nosotros y limpiamos nosotros también", explicó el defensor central que estuvo en el glorioso ascenso.