“Ese día estaba alcoholizado. Por una pelea con mi hermano, tomé una escopeta. Mi papá quiso detenerme, forcejeamos y se escapó un tiro. Fue un accidente”, reconoció entre lágrimas Lucas Miranda Romano. Minutos después, un juez aceptaba el acuerdo firmado entre las partes y el joven fue condenado a dos años de prisión condicional. Además, entre las reglas de conducta, le impusieron la prohibición de consumir drogas y alcohol. También deberá realizar tratamiento por su adicción.
El hecho se registró en la humilde vivienda que la familia tenía en 7 de abril el 16 de octubre de 2023. Allí se encontraban ingiriendo bebidas el condenado y sus hermanos Santiago y Sergio Miranda Romano. De pronto, comenzaron a pelear entre ellos. Al no poder detenerlos, sus familiares llamaron a la Policía que llevó del lugar a Sergio.
Lucas fue hasta su casa que está en la misma propiedad para sacar la escopeta y atacar al hermano. Al darse cuenta lo que estaba sucediendo, su padre Ramón Miranda Romano intentó frenarlo primero y después quitarle la escopeta. En el forcejeo, el arma se disparó accidentalmente. Los perdigones hirieron mortalmente al progenitor del condenado.
La auxiliar Julieta Molé, siguiendo las instrucciones del fiscal Ignacio López Bustos, relató detalladamente cuáles habían sido las pruebas que tuvieron en cuenta para determinar que se había tratado de una muerte accidental. Sin embargo, consideró que si le cabía una responsabilidad penal por lo que terminó pactando una pena de dos años. El acuerdo fue confirmado por el juez Guido Buldurini, quien reflexionó sobre los problemas que genera el consumo problemático de alcohol y recomendó al condenado a realizar el tratamiento que le impusieron.