Por Joel Katz
04 Marzo 2024
Foto: Prensa CAT
El cambio de entrenador en un equipo es siempre un proceso complejo de afrontar para cualquier club. Pero sobre todo, para los jugadores. Por un lado está el golpe de tener que desprenderse de un grupo de trabajo con el que ya se conocía y se sentían cómodos tras un tiempo de convivencia. Pero por el otro, la llegada de un nuevo DT sirve también para refrescar la cabeza y para comenzar todo desde cero.
Ese proceso está atravesando Atlético. Buena parte del plantel “decano” llegó al club por pedido expreso de Favio Orsi y de Sergio Gómez, quienes dejaron el club dos semanas atrás. Por eso, claro, muchos futbolistas acusan el golpe. Pero el desembarco de Facundo Sava inaugura una nueva etapa, en la que los que menos jugaron tendrán la oportunidad de tener mayor consideración y los que más minutos disputaron se enfrentarán al desafío de defender su lugar. Todos, claro, con el objetivo de superar el momento adverso que atraviesa la institución.
El “Colorado” buscará, en lo personal, una rápida revancha tras su flojo paso por Huracán, cargo del que fue despedido tras apenas seis fechas. En Atlético, el DT apostará por otro inicio; algo similar a lo que fueron los ciclos de los últimos dos entrenadores que asumieron el cargo y cuyos primeros partidos traen buenos recuerdos al pueblo “decano”.
Por un lado hay que hablar, inevitablemente, de Lucas Pusineri. El ex jugador de Independiente había tomado un equipo que apenas había ganado uno de los últimos 18 partidos. Sin embargo, pudo estabilizarlo rápidamente. Es cierto; en las últimas cinco fechas de la Copa de la Liga del 2022, que fue cuando tomó las riendas del “decano”, apenas ganó un partido de los cinco que disputó. Pero empató los otros tres y sólo perdió uno.
Para un elenco que venía de perder 13 de los últimos 20, ya era un progreso. Y de todas formas, los resultados empezaron a llegar rápidamente en el siguiente torneo: la Liga Profesional.
Allí, el “decano” estuvo invicto durante 11 fechas (siete victorias y cuatro empates), y peleó el torneo hasta las últimas fechas, olvidándose completamente de la lucha por el descenso algo que parecía una posibilidad concreta hasta la llegada de “Pusi”.
Sin embargo, en la Liga Profesional 2023, a Pusineri le costó un poco más encontrar un buen andar. Por eso, terminó renunciando y en su lugar llegaron Orsi y Gómez, quienes tuvieron un enorme impacto de entrada, aún sin necesidad de encontrar un buen funcionamiento.
La dupla logró la victoria en cuatro de sus primeros cinco partidos y mantuvo un invicto de nueve juegos; lo que le permitió a Atlético alejarse de la zona baja, y soñar con la clasificación a las copas, algo de lo que quedó muy cerca al finalizar el 2023 (no lo logró solamente por diferencia de gol).
Claro, no siempre un buen comienzo de ciclo significa que el resto de la etapa vaya a ser igual. De hecho, Orsi y Gómez encadenaron varios partidos sin ganar y terminaron renunciando con bastante rechazo de la hinchada. En contraparte, Ricardo Zielinski, que tuvo uno de los ciclos más exitosos de los últimos años de Atlético, no tuvo el mejor arranque: ganó sólo uno de los primeros siete partidos. Eso no impidió, claro, que luego encauzara el rumbo y lograra grandes campañas.
Sin embargo, el contexto actual es otro en el “decano” y los resultados apremian. Lo de tener repercusiones inmediatas en el rendimiento del equipo no es sólo un anhelo de Sava, es también una necesidad.
El muy mal arranque de año de Atlético no sólo lo posiciona por ahora en la lucha por mantener la categoría (en la tabla anual), sino que también generó un clima muy tenso; en la hinchada que se muestra cada vez más hostil con la dirigencia, en los jugadores y también dentro del plantel con el caso paradigmático de Joaquín Pereyra que expuso su malestar con la dirigencia.
Por eso, Sava deberá trabajar a destajo para que lograr que el duelo contra Banfield sea el punto de partida de un ciclo en el que la puja por la permanencia quede en el olvido y Atlético pueda empezar a soñar con objetivos más importantes, y pueda recuperar la conexión con una hinchada a la que se le agotó la paciencia.
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