Una joven consiguió la beca que le permitirá capacitarse para tratar de cambiar Tucumán

La politóloga Solana Ledesma estudiará un posgrado en los Estados Unidos tras consagrarse ganadora de una convocatoria de la Comisión Fulbright y el Consejo Federal de Inversiones (CFI). “Hay que animarse a romper barreras mentales”, dice en una entrevista

Solana Ledesma, la tucumana elegida por la Comisión Fulbright y el Consejo Federal de Inversiones (CFI) Solana Ledesma, la tucumana elegida por la Comisión Fulbright y el Consejo Federal de Inversiones (CFI) Foto: Diego Aráoz.

Una amiga envió a Solana Ledesma la convocatoria en uno de los tantos grupos que comparten. Curiosa, Solana comenzó a evaluar que podría presentarse. Al ser un llamado Fulbright-CFI, se sintió atraída: ella dice que está interesada en invertir sus esfuerzos y capacidades en Tucumán, por lo que la conexión federal le resultó ideal. Envió su postulación sin pensar que realmente podía quedar porque la beca Fulbright le resultaba algo inalcanzable. “La barrera es más interna que externa: ganar estas convocatorias siendo tucumanos es una posibilidad real”, afirma con el resultado favorable en la mano. Para ella, hay que atreverse a postular.

A Solana la impulsó también la experiencia de Rocío Jiménez, una famaillense que ingresó como estudiante de grado en Harvard University tras terminar la secundaria. “La sensación es que nadie puede, pero hay que animarse a romper esa barrera mental”, evalúa.

Solana Ledesma, la tucumana elegida por la Comisión Fulbright y el Consejo Federal de Inversiones (CFI) Solana Ledesma, la tucumana elegida por la Comisión Fulbright y el Consejo Federal de Inversiones (CFI) Foto: Diego Aráoz.

Solana se recibió en diciembre de 2021 como Licenciada en Ciencias Políticas en la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA). Luego se inscribió en un posgrado en Estudios de América Latina y Europa en la Universidad de Buenos Aires (UBA), que está finalizando. Cuando inició el proceso de postulación para la beca Fulbright tuvo que realizar un ensayo sobre su trayectoria personal, académica y profesional. Esto fue un viaje hacia su interior. Implicó reflexionar sobre la historia personal propia y encontrar los hitos que definen su vocación. Así se dio cuenta de que siempre construyó su historia en la misma dirección. Sus deseos, pensamientos y acciones tiran hacia el mismo lado: las políticas públicas. “Quiero un programa para formarme en el extranjero, regresar y contribuir, con lo aprendido, al desarrollo de mi comunidad”, señala.

A Solana le confirmaron a las pocas semanas de cerrar la convocatoria que había pasado a la siguiente instancia: una entrevista. Esta se realizó vía Zoom y en inglés. Pensó otra vez que no quedaba, pero, a las dos semanas, la Comisión Fulbright le avisó que había quedado seleccionada. Faltaba sólo la selección del CFI y su beca ya era oficial. Las personas adjudicatarias de este llamado serán beneficiadas con pasajes de ida y vuelta, un estipendio mensual y cobertura de aranceles universitarios para poder realizar un máster o doctorado en una casa de estudios de Estados Unidos. La particularidad de este llamado es que se priorizan aquellos candidatos cuyo perfil favorezca el desarrollo federal.

La joven eligió programas de políticas públicas con incubadoras de proyectos  La joven eligió programas de políticas públicas con incubadoras de proyectos Foto: Diego Aráoz.

Solana se postuló en agosto de 2023, le notificaron la concesión de la beca en septiembre, y entre noviembre y diciembre cerraban las candidaturas en universidades de Estados Unidos para estudiantes internacionales. En el medio, algunos postulantes debían rendir exámenes de inglés y el GRE. Para ella, el final de 2023 fue ajetreado, pero, con la ayuda de su jefa, Inés Palacios, se sintió segura al avanzar. “Es pesado. Yo estoy terminando un posgrado en la UBA y trabajando, pero ella (Inés) comprendía el proceso, al haber sido becaria, y me daba tranquilidad”, comenta. Solana fue admitida en distintos programas de máster en políticas públicas: ahora tiene que elegir el más conveniente para sus proyecciones. Tiene previsto concluir sus estudios en los Estados Unidos y regresar de inmediato a su trabajo en el tercer sector en Tucumán.

El acompañamiento de Solana también vino por el lado de Fulbright. “La Comisión pone una agencia que te asiste en el proceso de aplicar a las universidades de Estados Unidos”, explica. Con años de trayectoria, los agentes contratados por Fulbright conducen las postulaciones, y  consolidan el nexo entre las universidades y los jóvenes argentinos adjudicatarios de las becas. Además, la Comisión alienta la formación de una comunidad entre becarios y exbecarios con la convicción de que esos vínculos son tan importantes como la educación en sí.

Del voley a las fundaciones

Hubo tres momentos que definieron la  trayectoria personal de Solana. El primero fue su contacto con la realidad de los barrios. Durante la adolescencia jugaba  al voley, hasta que una lesión la apartó de este deporte. Entonces, una amiga la invitó al voluntariado juvenil del Rotary Club. En ese ámbito, cuenta que comprendió cuánto se puede hacer por el prójimo aún siendo muy chica. Estas experiencias  resultaron determinantes para su deseo de trabajar en las políticas públicas.

La etapa en el voluntariado juvenil tuvo un efecto directo en el segundo momento clave de su recorrido personal: la decisión de  estudiar Ciencias Políticas en la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino. Es la carrera que amó y la que la unió al  grupo de amigos brillantes, que la acompañó en adelante. Solana tuvo la suerte de conseguir empleo recién salida de la universidad. Aquel primer trabajo fue en una asociación civil llamada Minkay, en la que realizó tareas educativas en zonas rurales.

Solana está emocionada por comenzar la experiencia de la beca Fulbright-CFI (viaja en agosto de 2024) Solana está emocionada por comenzar la experiencia de la beca Fulbright-CFI (viaja en agosto de 2024) Foto: Diego Aráoz.

Este es su tercer momento: el trabajo con fundaciones. ”No podemos resolver  todos los problemas, pero desde estas plataformas de la sociedad civil es factible sembrar  la ‘semillita’ de un cambio en la juventud”, dice con entusiasmo. Hoy Solana se desempeña en una fundación llamada Chaka, que realiza proyectos de impacto social para, por ejemplo, acelerar el perfil profesional de mujeres tucumanas que están en el área de informática y tecnología. Solana asegura: “vale la pena trabajar para inspirar a la gente capaz a ser gente comprometida”.

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