Ricardo Arriazu: "Con las reformas estructurales se ataca las prebendas"

Para que no haya una recuperación en el segundo semestre del año, debe darse un gran problema político, sostiene el economista.

CONFERENCIA. Ricardo Arriazu llegará el jueves a esta ciudad, invitado por la Fundación del Tucumán. na CONFERENCIA. Ricardo Arriazu llegará el jueves a esta ciudad, invitado por la Fundación del Tucumán. na

La Argentina se encamina hacia un programa económico integral. Según el economista Ricardo Arriazu, la primera parte viene cumpliéndose: esto es la lucha contra la inflación, la restauración del valor de la moneda y de los precios relativos, además del frente externo. Sin embargo, el presidente del estudio de análisis macroeconómico y finanzas que lleva su nombre, advierte que lo que hace ruido es la política. “Las reformas estructurales atacan las prebendas y las que la gozan no tienen interés de que esas reformas prosperen”, afirma el economista a LA GACETA. Arriazu concedió una entrevista antes de la conferencia magistral que el jueves brindará en Tucumán, organizada por la Fundación del Tucumán.

-El título de su charla es desafiante: “Política y Economía: ¿es posible disociarlas?”

-Mi creencia es que es imposible separar la economía de la política, como cuando los economistas clásicos miraban “la gran dinámica”, es decir, dada las medidas, la reacción del público, ¿cuál es el resultado final? La forma en que siempre lo expongo es que, al haber separado la economía de la política, de la sociología, se perdió la visión de equilibrio general. Es imposible hacer un programa económico desde un laboratorio de reacciones, pero también es imposible hacer un programa político sin ver las consecuencias económicas. Pero la Argentina ha visto esto muchas veces. La segunda parte de mi conferencia es un ejercicio histórico. Si uno mira la relación del PBI per cápita con el promedio mundial, a principios del siglo 20 llegamos a tener mas de tres veces ese promedio y ahora tenemos una vez. En el mundo se aprendió a crecer y nosotros a decrecer. Algo hicimos muy mal en los últimos 120 años. Uno podría dedicar mucho tiempo a decir qué hicimos mal, pero a mi me gusta más dedicar el tiempo para ver qué hicimos bien a partir de 1870 en donde pasamos de una vez y media a más de tres el PBI per cápita mundial. Esto fue posible en un país que venía de una grieta mucho más profunda que las actuales. Había 1,8 millón de habitantes, en su mayoría analfabetos, y de pronto se convirtió en la China del siglo 19. Argentina atrajo a 8 millones de inmigrantes de forma permanente más que temporal y atraía más de la mitad de las inversiones que salían del Reino Unido. ¿Por qué digo esto? Porque creo que la Argentina debe repetir exactamente lo mismo. Esas son las reformas institucionales que hay que hacer y que necesita la Argentina.

-¿Qué es lo que se hizo bien?

-Primero, una Constitución basada en la propiedad privada y la iniciativa privada. En derechos y obligaciones. Segundo, una justicia relativamente independiente y con leyes relativamente estables. Y tercero, una inserción en el mundo. Creo que la Argentina tiene que repetir esto. Lo interesante es que desde el discurso inaugural del nuevo presidente (Javier Milei) menciona estos factores. Cuando uno observa los primeros tres puntos del Pacto de Mayo son estos factores. Ahora después hay que implementarlo.

-¿Cuáles son las bases del programa?

-Todo programa económico integral tiene dos partes. Una primera parte que es la lucha antiinflacionaria, restaurar el valor de la moneda, restaurar los precios relativos que se distorsionaron y resolver los problemas del sector externo, que normalmente son los que causan la crisis en la Argentina. Y hay una segunda parte que son las reformas estructurales, que permiten que la Argentina desarrolle su potencial y que sea competitiva.

-¿Cómo vienen ejecutándose?

-La primera viene mejor de lo previsto. Siempre me pregunto cómo puede ser que diga esto cuando hubo 70% de inflación con caída de actividad y de salario real, porque eso es el efecto de haber devaluado un 150% el tipo de cambio para exportación y 300% para importación. Muchos analistas creen que una devaluación es embromar al extranjero. Y la respuesta es no. Una devaluación es un impuesto y un cambio de precios relativos interno. Entonces es exactamente lo esperable. Ahora bien, si no hacemos las reformas estructurales, esto no dura. Y en las reformas estructurales es donde aparece el problema político y es un problema más grande: que este es un país lleno de prebendas. Y cuando hace reformas estructurales está atacando las prebendas. Y el que las goza no tiene ninguna interés que se las saque. Y esto lo ve todos los días en la discusión. Uno puede debatir si hacían falta 700 artículos de la ley ómnibus o un decreto, pero lo que es cierto es que hay que sacar los impedimentos que hacen que la Argentina no sea competitiva. Esa son las reformas que todavía no se lograron. Ahora parece que hay una esperanza parcial que tiene que ver con la magnitud del ajuste y el problema en las provincias y básicamente pasa por allí. Si no hacen las reformas, pasaremos un año, nos recuperaremos al segundo y al tercero el problema vuelve. Entonces la parte política es cómo se hace para convencerla de que estamos en un país que lleva 120 años de decadencia y que es cada vez más pobre teniendo un potencial gigantesco.

-¿Las elecciones presidenciales del año pasado marcaron un cambio de tendencia?

-Fue una de las alternativas. Pero aquí la discusión central es que no se pueden hacer las cosas si no están bien hechas. Siempre digo que en una devaluación se traspasa el 90% a precios y así aquellas cosas están bien hechas. Si es del 110%, están mal hechas. La única que no se pasó al 100% a precios fue la de 2002; la peor de todas fue la de Sergio Massa del año pasado que se pasó un 150% a precios en dos meses. La Argentina es un país bimonetario. Uno de los logros del programa es haber puesto dos anclas. La fiscal, que es la madre de todos los problemas, y la cambiaria, que es lo que indigna a los colegas, pero no se dan cuenta de que, si no estabiliza el tipo de cambio, eliminando el déficit fiscal, nunca se estabilizará la economía.

-¿Cómo puede sostenerse el “crawling peg” al 2% mensual cuando la inflación tiene una velocidad mayor?

-Es la clave del programa. Para eso se hizo el overshooting (aumento excesivo del precio de una divisa). La gente cree que puede mantener el tipo de cambio real que le interesa y eso lo determina el mercado, no el gobierno. El gobierno solo maneja el tipo de cambio nominal. Entonces todos dicen que hay que dar el salto cambiario y hay que aumentar la tasa de devaluación. Si hace eso, los precios suben automáticamente. Y no tiene ningún impacto y se acabó el programa.

-El argentino mira con preocupación la baja de tasas porque el plazo fijo ya no es una opción para preservar sus pesos...

-El argentino piensa en dólares, no en pesos. Claramente el problema es el bimonetarismo. Una manera de ver esta cuestión es el mercado de bonos. En los últimos cuatro meses no se colocó un bono en dólares, sino en pesos. Usted puede tener tasas negativas en términos reales, pero si son positivas en términos de dólar, vienen los capitales. Y son negativas se van esos fondos.

-Dice que estamos en la senda correcta, pero faltan los acuerdos políticos...

-Ese es el otro problema. Por la propia definición del programa, se produce un ajuste fiscal y de tarifas; por ende, bajan los ingresos de la gente y aumentan los precios al principio. Por definición, baja la actividad económica y la gente es más pobre. El Gobierno no resuelve esto por decreto. La única manera es subiendo la actividad económica. Sorprendentemente, los índices de apoyo al presidente son altos, pero si en algún momento la situación no mejora, la gente se va a cansar. Es fundamental que la inflación siga cayendo y que la actividad toque un piso. Según mis cálculos, esto sucederá entre marzo y abril y comenzará a rebotar.

-La política viene prometiendo segundos semestres de recuperación, ¿esta vez se dará?

-Están dadas las condiciones. Para que no sea así, tiene que haber un gran problema político en la Argentina.

Convocatoria de la Facultad de Economía y Administración de la Unsta

Bajo el lema “Explorando el futuro del management: liderazgo, innovación y estrategia”, Tucumán será sede del Congreso Management Latam 2024, organizado por la La Facultad de Economía y Administración de la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA). Se desarrollará el jueves que viene en la Sede Central de la casa de altos estudios (9 de Julio 165 de esta ciudad) y el viernes en el Campus instalado en Juan Domingo Perón 2085 de la Municipalidad de Yerba Buena. La convocatoria ha despertado interés entre profesionales, docentes e investigadores de diferentes partes de la Argentina; estos últimos en representación de universidades de gestión pública y privada. En el congreso se abrirán espacios de networking, conversatorios, mesas paneles, conferencias y presentaciones de trabajos científicos. Se orientará sobre cinco ejes temáticos: marketing, recursos humanos, finanzas, gestión organizacional y aportes de la universidad al mundo del management. Para consultas, los interesados pueden contactarse por WhatsApp a 3816815578  y por las redes sociales Facebook e Instagram en economiayadministracion.unsta. Para inscripciones se habilitó el siguiente link.

Arriazu disertará el jueves en el Hilton Garden Tucumán

”Política y Economía: ¿es posible disociarlas?”, es el título de la conferencia magistral que el próximo jueves, desde las 19, dará en esta ciudad el economista Ricardo Arriazu. Será en el Hilton Garden Inn Tucumán en una charla organizada por la Fundación del Tucumán con entrada libre y gratuita. Los interesados pueden inscribirse en este sitio. Con una vasta trayectoria internacional, Arriazu estudió economía en las Universidades de Tucumán y Cuyo y en la Universidad de Minnesota. Es profesor de Macroeconomía y de Teoría Monetaria en la Universidad Católica Argentina. Disertó en numerosos países y prestigiosas universidades tales como Harvard, Chicago, John Hopkins, Bocconi, etc. Además, es titular del Estudio Ricardo Arriazu y Asociados. Ha sido asesor de empresas y gobiernos en varios países. Representó a la Argentina y otros países latinoamericanos en el Directorio del FMI, en el “Comité para la Reforma del Sistema Monetario Internacional”, en el “Comité de Desarrollo”, en el “Grupo de los 24”. Es autor de más de 40 libros y artículos, entre los que se destaca “Lecciones de la Crisis Argentina-Bases Programáticas para un Esquema de Desarrollo Sustentable”, distinguido por la Academia Nacional de Ciencias Empresariales, como el mejor libro de economía publicado durante 2002-2003.

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