El caso Vélez puso a las concentraciones de los futbolistas bajo la lupa

Se supo que no son tan cerradas como parecen; incluso hay cuerpos técnicos que permiten que los jugadores puedan hacer lo que deseen cuando están "libres".

El caso Vélez puso a las concentraciones de los futbolistas bajo la lupa

“Que sea normal, no significa que está bien o que se deba permitir”. Cuando el caso Vélez estalló en Tucumán y se conoció que una joven había denunciado que cuatro futbolistas de ese equipo la habían violado en la concentración del hotel Hilton, una fuente cercana a la investigación alertó sobre un tema que parece ser prohibido en el ambiente del fútbol.

Según el relato de la víctima, por pedido del arquero Sebastián Sosa había ingresado al hotel por un lugar que no está permitido con la supuesta complicidad de un empleado del lugar. Se conoció también que la joven no había sido anotada en el libro de pasajeros y hasta que hasta los propios futbolistas le habían pedido a otro empleado del establecimiento que les comprara bebidas alcohólicas en la habitación.

Ahora, lo que sucedió con el plantel velezano en nuestra provincia puso la lupa sobre cómo son verdaderamente las concentraciones de los planteles y qué es lo que sucede puertas adentro. “No son tan cerradas como se pensaba anteriormente”, le advirtió a LA GACETA otra persona cercana al caso que sacudió a Tucumán.

Antes de cada partido, los planteles pasan normalmente un día “encerrados” dentro de un hotel. Las reglas que rodean las concentraciones de fútbol son tan diversas como la idiosincrasia de los equipos y la mentalidad de sus cuerpos técnicos. Sin embargo, hay ciertas normas que deben cumplirse casi a rajatabla.

El ritual se implementó hace décadas con el objetivo de que los futbolistas pudieran meterse de lleno en el partido que están por disputar; pero también para que puedan tener una alimentación saludable y un descanso correcto. Hay horarios estipulados para cada comida, para los descansos, para la charlas técnicas, para el famoso análisis de video, para los entrenamientos y también para el esparcimiento. Sin embargo, en la mayoría de los casos, los futbolistas suelen tener prohibido salir de los establecimientos.

El tema es que muchas veces (sobre todo cuando un equipo juega de visitante), luego de los partidos los futbolistas regresan a pasar las noches en los hoteles. Y en la mayoría de los casos quedan liberados luego de la cena. “Son profesionales y saben cuidarse. Se los libera, pero son ellos (los jugadores) los que deciden si se quedan en el hotel, si salen a dar una vuelta o si reciben a familiares. No hay mucho más”, fue el mensaje, casi idéntico, que dieron dirigentes de San Martín y Atlético que viajan seguido junto a las delegaciones.

Sin embargo, más allá de lo que sucedió con los futbolistas de Vélez, hubo varios casos que antes habían encendido la polémica sobre el comportamiento de los futbolistas en las concentraciones.

El año pasado, en Brasil hubo revuelo por el rumor que indicaba que en la previa al duelo entre la “canarinha” y Venezuela, por las Eliminatorias rumbo al Mundial 2026, un grupo de futbolistas encabezados por Neymar había metido mujeres en el hotel.

Según denunciaron algunos medios, el ex Santos, Barcelona y PSG, Vinicius y Richarlison organizaron, en una habitación del hotel, una fiesta en la que estuvieron involucradas algunas modelos.

En 2020, mientras los partidos se disputaban bajo estrictos protocolos debido a la pandemia de covid-19, el escándalo fue en Inglaterra. Phil Foden y Mason Greenwood, dos jóvenes promesas del fútbol inglés, habían sido descubiertos con dos mujeres en el hotel donde se encontraban concentrados con la selección de su país. A raíz de ello, el entrenador Gareth Southgate decidió excluirlos de manera inmediata.

En ese entonces, en Uruguay también hubo alarmas. Luego de la goleada que sufrió Nacional contra River (perdió 6-2 por la Copa Libertadores), se conoció que 12 jugadores del “bolso”, entre los que se encontraban algunos referentes, habían mantenido un encuentro con tres mujeres en las instalaciones del hotel en Buenos Aires.

Los clubes tucumanos no están ajenos a esta polémica. En 2017, luego de perder 1-0 contra Chacarita en Buenos Aires, el plantel de San Martín había quedado liberado en el hotel ubicado en el barrio de Palermo en Buenos Aires. El grupo iba a volar de regreso a Tucumán el domingo por lo que el sábado por la noche Matías García, Matías Catalán, Mauro Quiroga y Francisco Oliver habían decidido salir a dar un paseo. Pero, según trascendió en aquel momento, habrían vuelto al hotel acompañados de algunas mujeres. Por ese motivo, Diego Cagna (era el entrenador en aquel momento) y la CD decidieron suspenderlos por una semana.

“Pasa y es más habitual de lo que parece”, confirmó un entrenador que dirigió a San Martín en los últimos años. “A más alto nivel, en el caso de los equipos grandes, cuando sucede esto requiere de que el jefe de seguridad del club haga la ‘vista gorda’. En esas situaciones los futbolistas necesitan de la connivencia de alguien que pueda ‘levantarles la barrera’. A niveles más bajos, es más difícil controlar porque te vas a dormir y no podés estar viendo habitación por habitación a ver qué está haciendo cada jugador”, agregó.

En un tema tan caliente como polémico nadie quiere quedar “pegado”. En el mundillo futbolero todos opinan del tema y revelan detalles, pero prefieren mantenerse en las sombras. Así, otro entrenador (uno que consiguió un ascenso en nuestra provincia) indicó que incluso hay cuerpos técnicos que no ven mal el hecho de que los futbolistas armen “fiestas” dentro de las concentraciones. “Lo permiten porque piensan que no tiene nada de malo. Liberan a los jugadores y ponen un horario límite para que vuelvan a reunirse, que es casi siempre el del desayuno. Durante el tiempo libre, los jugadores pueden hacer lo que deseen”, reveló. “Lo importante es poner las reglas bien claras. Se bajan líneas y se les avisa cuáles son las condiciones para que puedan quedar liberados. En el caso de nuestro cuerpo técnico, los jugadores no tienen permitido salir de los hoteles, ni recibir a nadie en las habitaciones”, agregó.

El caso Vélez destapó un tema que parecía prohibido. Las concentraciones no son herméticas ni mucho menos y varios casos que sucedieron en los últimos años así lo dejan en claro.

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