La rotación favorece el vínculo agua-suelo

Se sabe que el agua y el suelo son dos recursos clave, que impactan directa o indirectamente en todas las actividades productivas. También se conocen todos los beneficios que conlleva el sistema de rotación de cultivos. Uno de estos tiene que ver con la mejora en los suelos, lo que repercute en un mejor aprovechamiento del agua. En la región, los productores pueden dar fe de ello

La rotación favorece el vínculo agua-suelo

Abril se está yendo y el otoño está cumpliendo su cometido en Tucumán. Las bajas temperaturas empezaron a aparecer y se están dando las lluvias otoñales. Debido a ello, los suelos están con humedad y, por ende, en las zonas productora de granos -donde se están trillando lotes de soja- están en condiciones para recibir una nueva siembra de trigo o de garbanzo, según lo que disponga el productor.

Es importante decir que el suelo y el agua son dos recursos cruciales que, directa o indirectamente, afectan nuestras actividades productivas.

Sabemos que el suelo es un material poroso; y el agua se almacena y se mueve entre los poros. Esta situación permite la actividad biológica del suelo -principalmente, el crecimiento de las raíces-, y actúa en otros procesos importantes, como la absorción de nutrientes por parte de las plantas.

En el momento en que el agua llega a la superficie del suelo -sea por precipitación o por riego artificial- se infiltra debido a la gravedad. De esa manera, el agua llena progresivamente todos los poros del suelo, las grietas y las fisuras; y así alcanza su máxima capacidad para almacenar agua.

Cuando esta sobra, el agua que escurre alimenta los arroyos o ríos; y con la intervención del hombre, permite que se realicen obras para su utilización para riego y, principalmente para el consumo humano. Se suma, por supuesto, el agua que llega a los acuíferos y permite que los pozos -ya construidos o por perforarse- tengan el vital elemento.

Lo cierto es que cuanto mayor es la capacidad para almacenar agua, más puede actuar el suelo como depósito de agua para la realización de las funciones de la planta y del ecosistema en general. El agua que se encuentra en el espacio capilar no está sujeta a la fuerza de gravedad, por lo que no drena. Sin embargo, puede perderse del suelo por evaporación, debido a los efectos de la temperatura y del viento, y por el proceso de transpiración de las plantas. El agua que se libera del suelo a la atmósfera por estos procesos (evaporación y transpiración), teóricamente corresponde al agua disponible para las plantas.

Resulta importante tener en cuenta esta situación. Sobre todo en regiones como el NOA, en la cual el período de lluvias es estacional -llueve durante el verano y durante parte del otoño-, por lo que el productor debe hacer todo lo posible para que el exceso de agua no dañe la superficie del suelo y, a la vez, para que pueda acumular todo lo que necesita para momentos en los cuales las lluvias desaparecen.

Si observamos lo que viene pasando con el clima -en especial, con el comportamiento de la lluvias-, notaremos que los promedios de las precipitaciones en las últimas campañas están por debajo de la media histórica, ya que llueve menos y se dieron sequías estacionales que afectaron el país y la región.

Pese a esta situación, los técnicos manifiestan que, en general, los mejores resultados de cosecha logrados durante esas campañas -en promedio- se dieron en aquellos lotes en los cuales se aplicó una adecuada rotación de cultivos y, por ende un adecuado manejo de los rastrojos. Esto permite que los suelos puedan captar todas las lluvias que se dan de manera normal y no copiosas.

A raíz de ello se recomienda usar la tecnología de la cual se dispone, para que los suelos tengan la propiedad de poder infiltrar y retener el agua suficiente y que el cultivo posterior pueda crecer con el agua acumulada.

Desde hace mucho tiempo los técnicos y los investigadores afirman que rotar con gramíneas es fundamental para la producción de granos, y que genera la sustentabilidad que tanto se necesita.

En este sentido el maíz y el sorgo son fundamentales. En el caso del maíz, incluso, pese a los problemas actuales de costos altos y de inconvenientes generados por la chicharrita Dalbulus maidis, este da excelentes resultados en el sistema actual de rotaciones.

Ni hablar para los productores locales y de la región, ya que el maíz es parte fundamental de un sistema productivo sustentable para diversas zonas productoras del NOA.

Las ventajas son muchas y van desde lo empresarial, porque permite que se cuente con diferentes productos para comercializar, lo que disminuye los riesgos; y desde el punto de vista biológico y de fertilidad potencial, porque mejora diversos caracteres en el suelo y permite, además, que se corte el ciclo biológicos de muchas plagas y enfermedades en los cultivos que se producen sobre el suelo.

Un aspecto primordial a tener en cuenta.

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