El Museo Folklórico se reabre hoy tras una extensa serie de refacciones

Estarán habilitadas las dos primeras salas. A las 20.30 se verá la obra “Fantasmas con velas”.

MISACHICOS. Las figuras y -al fondo- la pintura de Demetrio Iramain. MISACHICOS. Las figuras y -al fondo- la pintura de Demetrio Iramain.

Al cabo de una extensa etapa de refacciones en la casona, una de las construcciones más antiguas de la capital, el Museo Folklórico reabre hoy sus puertas. Los visitantes podrán acceder al primer patio y a dos de las salas, mientras se ajustan los detalles para la habilitación del resto. Funcionará en los horarios habituales: de martes a domingos, de 9 a 12.30 y de 15 a 19.

No es casual que se haya elegido el Día Internacional de los Museos para esta reapertura, que contará a las 20.30 con la puesta en escena de la obra “Fantasmas con velas”. La entrada será libre y gratuita en el solar de 24 de Septiembre 565.

La remodelación fue compleja y minuciosa, teniendo en cuenta que el edificio data del siglo XVIII y que hace un tiempo se había sometido a un proceso de consolidación estructural, cuando el muro de la fachada se inclinó peligrosamente hacia la vereda. En este caso el cierre se dispuso en noviembre de 2021 y obedeció a la necesidad de trabajar en el interior de la casa.

EL ESPACIO DE LAS RANDAS. En primer plano, la del Bicentenario. EL ESPACIO DE LAS RANDAS. En primer plano, la del Bicentenario.

Las tareas incluyeron la refacción de los techos de tres salas y de la galería, con la reutilización de las tejas musleras y de los tirantes originales. También el tratamiento de las paredes -en las que conviven el adobe con el ladrillo cocido-, afectadas por problemas de humedad. Se dispuso una nueva instalación eléctrica y se recuperaron las columnas. Sólo faltan el revoque fino y la pinturas en algunas salas y terminar la puesta en valor del segundo patio, donde el escenario estará orientado hacia el sur. El objetivo es recuperar pronto ese espacio para organizar actividades.

Carlos Piñero, director del Folklórico y a cargo de la coordinación de los museos del Ente Cultural, eligió una temática de música y ritual para la primera sala habilitada, que es la que da a la calle. Allí puede apreciarse el conjunto del misachico, integrado por una serie de figuras hechas por Rodolfo Martín, un video explicativo y el cuadro “El descanso de los promesantes”, obra de Demetrio Iramain (1942). También el arpa que perteneció a Walter Morato; las cajas de las copleras Quica y Melchora Ávalos; el conjunto escultórico de músicos bolivianos; una marca de ganado legada por el Obispo Colombres; y un erke que cuelga del techo.

DEDICADA A LA MÚSICA. El arpa de Walter Morato se luce en la sala. DEDICADA A LA MÚSICA. El arpa de Walter Morato se luce en la sala.

Hay además un rincón dedicado a Raúl Sobrecasas, quien durante muchos años, y vestido de gaucho, acompañó a la Virgen de La Merced en las procesiones del 24 de septiembre. Su hijo donó un cuadro, el poncho azul y el sombrero que utilizaba su padre.

La otra sala es la que tradicionalmente se destinó a las randas y al oficio de las randeras, aunque con un cambio en la disposición de los elementos. Se lucen la Randa del Bicentenario, tejida por Rosa Pedraza en 2010; el vestido que se confeccionó en el marco de los talleres que funcionaban en el museo; y la tan admirada randa de Ana Toledo con la leyenda “Tucumán, Cuna de la Independencia”.

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