El prócer de la tucumanidad, Bernabé Aráoz, adhirió sin vacilaciones al pronunciamiento de mayo de 1810. En 1812, después de ser nombrado Alcalde de Segundo Voto en el Cabildo de Tucumán en 1810, entra en la escena pública cuando Manuel Belgrano, con el Ejército del Norte, viene en retirada desde Jujuy con rumbo a Córdoba. El vecindario, encabezado por Bernabé Aráoz y su pariente, el presbítero Pedro Miguel Aráoz, se alarmó ante tales novedades. Aráoz requiere enérgicamente a Belgrano que se detenga en Tucumán y enfrente a los realistas. Promete ayudarlo con dinero, hombres, cabalgaduras y víveres. Belgrano se convence y Aráoz cumple su promesa. Moviliza a todo el pueblo en la tarea de reforzar el ejército, que así podrá ganar la batalla del 24 de septiembre de 1812. ¿Cuáles fueron las razones? El pueblo tucumano, sin que le pregunten, supo sobre el sacrificio de pueblo jujeño en el denominado éxodo jujeño el 23 de agosto de 1812 cuando abandonaron sus ciudades. Familias completas dejaron sus casas para que cuando llegara el enemigo no hubiese alimento ni casa que los ayudaran. Una inmensa columna de hombres, mujeres y niños, con sus efectos cargados en hombros o en carretas y entre la polvareda del arreo de caballos, mulares y vacas. Eso es lo que explicaron a Belgrano y lo terminan de convencer. A fines de enero de 1814, José de San Martín toma la jefatura del Ejército y Aráoz le causa gran impresión. En carta al Director Supremo, Gervasio Posadas, el futuro Libertador llama a don Bernabé “sujeto el más honrado y completo que se conoce en toda la provincia”, y opina que “no se encuentran más de diez en América que reúnan más virtudes”. Los elogios harán efecto. El 4 de abril, Aráoz asume el máximo cargo político de la región. Posadas, por decreto del 10 de marzo, lo designa Gobernador Intendente de Salta (La intendencia estaba subdividida, además de la ciudad de Salta, entre los partidos (o subdelegaciones) de San Miguel de Tucumán, Santiago del Estero, San Fernando del Valle de Catamarca, San Salvador de Jujuy, San Ramón de la Nueva Orán de la Puna (con cabecera en Santa Catalina) y Tarija (desde 1807).
Pedro Pablo Verasaluse