Los comedores estudiantiles viven un auge con sus menúes de $ 1.000 y "alimentos espirituales"
Los servicios del Centro Prebisch y en el Centro Herrera dan de comer a alumnos de más de diez facultades de la Universidad Nacional de Tucumán. Además de ofrecer platos a un precio económico, los comedores ahora programan actividades culturales y recreativas.
Es miércoles y en el comedor de la Facultad de Arquitectura hay mucho movimiento. Sí, los chicos degluten las porciones con las que darán batalla al otoño crudo y a las exigencias académicas, pero, también, juegan a embocarle al sapito y se distienden. Impresiona la cantidad de jóvenes con hambre y sed que hacen fila para ingresar a las instalaciones. La comida barata es un punto de atracción indudable, pero también lo son el ambiente relajado y la posibilidad de disfrutar de actividades que llenen el espíritu.
Los comedores de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) no se conforman con alimentar el cuerpo: también quieren ser centros de socialización y de cultura. Con el objetivo de enriquecer la experiencia , los servicios del Centro Prebisch (avenida Benjamín Aráoz 800) y del Centro Herrera (avenida Roca 1.800) ahora llevan adelante actividades recreativas dedicadas a los cientos de alumnos que pasan por allí día a día. No es la única adaptación: los menúes ofrecen opciones para vegetarianos, veganos y celíacos.
Por supuesto, los estudiantes están encantados con la iniciativa. “La idea es contribuir para que los alumnos siempre tengan un plato de comida y un espacio de contención. Ofrecemos a los chicos un poco de música, calefacción y un menú a buen precio para aliviarles un poco la jornada de estudio. Hacemos un esfuerzo muy grande desde lo económico, pero la respuesta de ellos siempre fue muy positiva”, explica Ariel Santillán, director de los comedores de la UNT. La impronta cultural de los comedores tiene el impulso de Gustavo Vitulli, secretario de Bienestar Universitario.
La sede del Centro Herrera fue inaugurada en agosto de 2022, y está ubicada en el corazón de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo. Además de atender a estudiantes de esa institución, recibe a alumnos de las facultades de Bioquímica, Ciencias Exactas, Derecho, Ciencias Económicas y Agronomía. Por su parte, el comedor del Centro Prebisch empezó a funcionar en 2015, y presta servicios a alumnos de las facultades de Filosofía y Letras, Psicología, Odontología y Educación Física. Según Santillán, entre ambas sedes despachan alrededor de 400 menúes diarios. Una subvención del Rectorado contribuye a sostener el bajo costo de las comidas.
De 8 a 11 de la mañana, los estudiantes pueden desayunar un café con leche, un té o un mate cocido con dos tortillas a un precio de $ 600. A partir de las 12 y hasta las 14.30 se ofrecen los almuerzos del día, que suelen variar entre pastas, guisos, hamburguesas y pizzas. La promoción incluye pan y un vaso de jugo, y tiene un valor de $ 1.000. Además, hay opciones especiales para vegetarianos, veganos y celíacos. Quienes no desean comer la oferta fija, pueden optar por una alternativa de la carta.
“Comemos acá cuando nos tenemos que quedar porque la mayoría vivimos lejos”, afirma Lázaro David Díaz, estudiante de Bioquímica, mientras disfruta de un desayuno con sus compañeros. “Nos viene muy bien poder descansar un poco entre clase y clase. También te sirve para calentarte y repasar antes de entrar a algún exámen. La comida es rica y los precios están muy buenos”, agrega Marcos Jerez, alumno de la misma facultad. A la par de este grupo de amigos, algunos aprovechan la calefacción del lugar y juegan a las cartas. Otros despliegan sus cuadernos y repasan los apuntes mientras sorben un café.
Cerca de las 13, el comedor del Centro Prebisch luce casi repleto. Entre las decenas de estudiantes que se acercaron se encuentra Guadalupe Zakhour, quien decidió cruzar desde la Facultad de Educación Física hacia Filo para almorzar guiso de lentejas, el menú del día. Guadalupe tiene 22 años y sostiene que debe pasar cerca de 12 horas diarias cursando la carrera. “Desayuno, almuerzo y meriendo en la facultad. Así como no tengo tiempo para cocinarme, tampoco tengo dinero suficiente para gastar más de $ 4.000 en comida por día. Somos muchos los que nos cruzamos de vereda para comer acá. Se come como en casa y por muy buen precio”, detalla.
Una idea cambia todo
Con el objetivo de cortar un poco la semana, miércoles de por medio los comedores organizan certámenes lúdicos o se vuelcan por la música . Se programan torneos de metegol, de dardos y de sapo; karaoke; muestras de gimnasia; peñas folclóricas y festejos de cumpleaños en ambas sedes. El premio es un buen gancho para participar. “El estudiante que gana los torneos se lleva una semana de almuerzo gratis. Imaginate, se matan”, bromea Nahuel Billón, uno de los empleados del comedor del Centro Herrera.
Además de las actividades mencionadas, los miércoles suelen estar acompañados de menúes temáticos. Se realizan jornadas de comida italiana (pastas), mexicana (tacos) y argentina (sánguches de milanesa), además de días especiales de hamburguesas y pizzas. Según los organizadores, los miércoles temáticos son todo un éxito. “Es un día especial porque es cuando más chicos van. Ayuda a descomprimir lo monótono de la semana con algo distinto que distrae, emociona y une. Empezamos probando y tuvimos una gran respuesta: ahora todos nos piden y nos preguntan qué actividad va a haber la semana que viene”, sostiene Santillán.
Y como el público lo pide, es muy probable que la agenda de recreación y cultura crezca en el futuro. “Siempre trato de recordar mis vivencias como estudiante y pienso qué cosas no pude tener para brindárselas a los universitarios de hoy. De a poco queremos ir sumando cositas: la instalación de un desfibrilador en ambos comedores; un curso de RCP (reanimación cardiopulmonar) para estudiantes y docentes; talleres de cocina... Creo que una idea cambia todo y todos los días me pregunto cuál es esa idea que se me está escapando”, medita Santillán.
Cómo aprovechar el beneficio
Para acceder a las propuestas gastronómicas y culturales de los comedores, los estudiantes deben demostrar que son alumnos de una carrera de la UNT. Hay que presentar una constancia de alumno regular (o una constancia de inscripción para los ingresantes), una fotocopia de DNI (frente y dorso) y una foto carnet 4x4.
Además, a partir de este año los docentes y los no docentes también pueden beneficiarse de los descuentos. Para ello, deben presentar una boleta de sueldo y una fotocopia del DNI y con ello accederán al almuerzo por un precio de $ 2.000.
En todos los casos, el trámite es personal y gratuito, y se realiza presencialmente en cualquiera de los comedores. El carnet tiene vigencia durante un año y puede utilizarse tanto en la sede del Centro Herrera como en el Centro Prebisch.
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