El papa Francisco disertó ayer en la cumbre del G7 en Italia y dio su visión sobre los desafíos éticos de la Inteligencia Artificial (IA). Es un “instrumento fascinante y tremendo”, calificó a la nueva herramienta tecnológica ante la primera ministra italiana, Georgia Meloni, anfitriona de la cumbre, y otros líderes mundiales. “En un drama como el de los conflictos armados, es urgente replantearse el desarrollo y la utilización de dispositivos como las llamadas armas autónomas letales para prohibir su uso”, afirmó durante su charla. “Ninguna máquina debería elegir jamás poner fin a la vida de un ser humano”, reclamó.
Entre otros riesgos, Francisco señaló “la mayor inequidad (...) entre clases sociales dominantes y clases sociales oprimidas“ y pidió regulación. “Es precisamente aquí donde urge la acción política”, afirmó. Apuntó que es necesario regular el uso de la IA frente a “graves riesgos“ como las campañas de desinformación o la interferencia en los procesos electorales. El Papa llegó en un helicóptero procedente del Vaticano, y se convirtió en el primer jefe de la Iglesia Católica en ser parte de la cumbre de los países más desarrollados del mundo.