Una serie de inquietudes se desataron en los últimos días con respecto al sistema de transporte público, a raíz, por un lado, del estado de los ómnibus y por otro de los planteos salariales de los choferes, puesto que en las paritarias ya se ha logrado en Buenos Aires un incremento de sueldos que el sector empresarial tucumano afirma no estar en condiciones de sostener. Por ello, el Gobernador declaró que “no se tolerarán medidas de fuerza que afecten a los pasajeros”.
La primera cuestión, el estado de las unidades y su funcionamiento, ha dado lugar a polémicas. El percance de un ómnibus al que se le rompió una pieza de la dirección derivó en cuestionamientos por la presunta falta de mantenimiento y la antigüedad de las unidades. “La gente se harta de que el servicio de ómnibus no sea bueno”, dijo el defensor del pueblo, que dijo que en su oficina reciben muchas quejas al respecto. No obstante, en la empresa del ómnibus afectado afirman que fue un hecho aislado y lo causó un error humano; y en la Municipalidad sostienen que se hacen los controles adecuados. Además, en estos días se ha expuesto que hay menos colectivos en la calle y que las frecuencias se estiran con exceso, lo cual ha sido desmentido por un representante de los empresarios.
La segunda cuestión, vinculada con la paritaria de la Unión del Transporte Automotor y los empresarios, es un tema que no deja de generar inquietud cada vez que se oficializa un aumento en Buenos Aires. Los empresarios dicen que las realidades del distrito porteño y de las provincias son muy distintas, pero al mismo tiempo la definición de la paritaria y la crisis económica llevan a lógicas tensiones. El Gobernador recordó que el Estado realiza desembolsos para mantener el transporte público -unos 2.900 millones de pesos- y reclama que el servicio continúe de manera normal mientras se desarrollan las negociaciones salariales, al tiempo que advierte que una medida de fuerza no sólo afectaría a los pasajeros, sino a la economía en general.
La situación es compleja. Por un lado se advierte que los problemas de base del sistema no se han resuelto -la Provincia apenas se ha hecho cargo de los subsidios desde que a comienzos de año la Nación dejó de aportarlos- y la idea de aumentos de tarifas genera rechazos en una sociedad empobrecida. Por otra parte, la ecuación sigue sin cerrar para los empresarios, que sostienen que hay una caída de pasajeros por cambios en la movilidad de las personas, al ritmo del agravamiento de la crisis social. Tanto el servicio de ómnibus como el de taxis sufren la competencia de los sistemas de Uber y Cabify, tanto autos como motos, que se han expandido como en su momento crecieron en el interior los servicios de autos rurales y piratas.
Hay algunas tibias propuestas de estudio del sistema -un proyecto en el Ministerio de Obras y Servicios Públicos- pero hasta ahora nada hay que avance hacia una salida de esos problemas estrucuirales del sistema, con lo cual las soluciones que se logran son sólo momentáneas.