Salvador Di Stefano: “Por ahora, no hay ninguna posibilidad de eliminar el cepo”

“Con el plan económico anterior se tenía que ahorrar dólares; en este debes ahorrar pesos o comprar cosas”, destaca el analista, que insiste con que el dólar dejó de ser el resguardo de valor.

EN CONCEPCIÓN. Salvador Di Stefano disertó ayer en la Expo AgroSur que se hace en “La Perla del Sur”. EN CONCEPCIÓN. Salvador Di Stefano disertó ayer en la Expo AgroSur que se hace en “La Perla del Sur”. LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL

El economista y analista de negocios Salvador Di Stefano trazó ayer un relieve con luces y sombras en torno de la realidad económica financiera de la Argentina a partir de los cambios bruscos que arribaron con el “nuevo régimen económico” que instrumenta el gobierno de Javier Milei. Una coyuntura que también está condicionada por lo que sucede a nivel internacional. Lo hizo durante una entrevista concedida a LA GACETA antes de disertar en el predio de la Expo AgroSur, que se desarrolla hasta hoy en el Aero Club de Concepción.

-¿Cómo advierte la situación económica financiera del país frente a lo que sucede a nivel global?

-El tema internacional está claro y siempre lo estuvo. Apareció un Covid que paró un año al mundo y eso ocasionó una secuela a escala internacional. La primera gran consecuencia cae sobre China que había ingresado en un proceso de transformación en donde la gente rural pasaba a la urbana. Había un país en construcción. Cuando eso se detuvo, la construcción representaba un 30% del PBI. Por eso China no se recuperó hasta el día de hoy. Y es uno de los principales países que demandan productos primarios en el mundo para 1.600 millones de personas. Después le sigue la invasión de Rusia a Ucrania que cambia el circuito de venta de toda la energía a nivel mundial. Europa se proveía de gas y petróleo de Rusia y eso provoca un desvío de comercio de Rusia a China e India. Estos revenden esos productos y los precios ajustan a la baja. Toda guerra genera una caída de consumo. Es el principio de la baja de cotización de productos como el maíz o la soja. Se tiene un descenso sustancial que no alcanzan a revertir. A eso se le tiene que sumar el conflicto de Medio Oriente que día a día recrudece y la posibilidad latente de una invasión de China a Taiwán. Ahora se le tiene que agregar la incertidumbre de quien va a ser el presidente de los EEUU. Por lo cual yo veo un mundo que comenzó a destruirse después de la Covid. La caída de los precios se potenciaron con la guerra y, hasta que esta no termine, no veo un escenario de recomposición o crecimiento a nivel mundial que genere una mayor demanda de materia prima. Es decir que países como Argentina, que dependen de la materia prima agropecuaria, están en problemas.

-Pero esta realidad global también genera expectativas favorables para algunos sectores de la economía local...

-Sí; eso pasa con el petróleo y el gas. Hay un montón de países que no comercian con Rusia y este comienza a tener una mayor demanda de gas. Entonces Argentina en lo primario minero tiene una excelente oportunidad. El país hoy crece en petróleo, en gas cobre, plata y litio. Pero eso involucra con toda furia seis provincias y tenemos 24 de las cuales hay varias ligadas al trigo, maíz y soja que están complicadas. Argentina además es un país que entre Capital Federal, Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, viven 27 millones de personas. Otros 19 millones los tenemos desperdigados en el resto del país. Entonces, cuando uno va a la Mesopotamia que tiene economía regional, con escasa cantidad de habitantes y minifundios, un programa económico sin inflación genera un problema enorme. Pues se está entrando a un programa económico de estabilidad con precios muy bajos, con escala pequeña y un tipo de cambio que no es favorable para exportar. Esa economía entra en problemas. Es probable que eso suceda en Tucumán. Si los productos que se comercializan en la economía regional siguen cayendo de precio y, al no tener la escala suficiente, los costos unitarios por producto se van muy arriba y la gente no tiene rentabilidad, entonces se comienza a producir en el país una concentración que deja afuera a muchos jugadores. Esto ya pasó en los 90 y podría volver a pasar.

-¿Cómo analiza la política económica del actual gobierno?

-Estamos en un cambio de régimen económico. La macro como la está manejando Milei la apoyo fuertemente. Sin embargo con la micro tengo grandes diferencias. Creo que no la tiene en cuenta a ésta. Entonces en la macro abordó una economía que tenía déficit fiscal y de balanza comercial. Es decir gastábamos más de lo que ingresaba y lo financiábamos con impresión de pesos. Cuando importábamos lo hacíamos más de lo que exportábamos. Entonces faltaban dólares y sobraban pesos. Entonces este gobierno se ve obligado a hacer una transformación titánica. Es un trabajo increíble en marcha porque de encontrar un país con U$S 11.000 millones de reservas negativas, están luchando para llevarla a positiva y para no caer en una hiperinflación que de hecho no se ha caído.

-¿Qué sucede con el dólar como moneda de resguardo?

-Desde enero en adelante tenemos superávit fiscal todos los meses, una balanza comercial favorable, inflación en baja, tasa de interés descendiendo y un dólar que cuando asumió Milei estaba en $ 1.000. Si tomas la inflación de enero hasta agosto, es de un 140%. El dólar con la inflación de Milei tendría que estar en $ 2.400 y hoy está en $ 1.360. El dólar dejó de ser el resguardo de valor como en el pasado. Ahora ese nuevo esquema macroeconómico tiene varios problemas. El primero es que la gente cree que todavía vive en el kirchnerismo, entonces sigue constituyendo stock. El nuevo plan económico, que es casi un cambio de régimen, lo que genera es que no tienes que hacer eso, sino rotación. Con el plan económico anterior se tenía que ahorrar dólares, en este debes ahorrar pesos o comprar cosas. Entonces veo que la gente no se adaptó al nuevo plan económico.

-En este marco económico, ¿los pequeños productores son los más castigados?

-La mayor transformación que no aparece es cómo el Estado va a ayudar a los pequeños emprendedores a reinventarse. Hoy siendo pequeños es muy difícil hacer negocios con este nuevo plan económico. Estábamos acostumbrado a un plan económico de alta inflación y que disimulaba varios errores. Hoy ya casi no la tenemos, pero no hay nadie explicando a la gente cómo es el nuevo plan o cómo tiene que trabajar para salir adelante. Creo que una de la forma que tendría que trabajar el Estado nacional, provincial o municipal es tratando de juntar a la gente y ejercer la docencia para que aquel que tenga algún dinero lo invierta, el que no lo tenga pueda tomar un financiamiento a una tasa razonable, y aquel que no disponga de dinero ni financiamiento pueda hacer una unión transitoria de empresa y el Estado le brinde un beneficio fiscal.

-¿Cómo se sostiene una economía con industrias que cierran o semiparalizadas?

-Si la industria cierra es porque no tenía que estar abierta. Es la realidad. No es que la industria cierra porque el presidente Milei quiere cerrarla. Sin duda Argentina viene de un esquema económico desde el 2011 hasta hoy en que nadie invirtió. Es lógico que tengas un cambio en los jugadores. El tema es qué hacemos para acompañar ese cambio. Si decimos que cerró una empresa que hace 10 años que no invierte, insisto, eso es lógico.

-Pero en este contexto a algunas empresas les conviene más importar...

-El punto de la importación es interesante. Siempre en la Argentina se combatió la importación de productos devaluando. Si devaluar fuera algo bueno, Argentina sería Disneylandia. Nosotros por devaluar tenemos un país en su máximo nivel de pobreza, Creo que en algún momento le tenemos que generar al empresario local condiciones para que compita con el internacional. Cuando se compra un producto afuera a un peso, traerlo a la Argentina cuesta otro peso más e ingresarlo cuesta otro más. Entonces si afuera vale uno, aquí tres- Ahora ¿porque un argentino que hace el mismo producto no puede competir contra estos tres pesos?. Y es a raíz de que está plagado de impuestos. Ahora también no tenemos que ser hipócritas cuando hablamos. En Argentina además tenemos muchos jubilados y no es igual que Chile que ofrece autos a mitad de precio. Aquí nuestros padres mueren y el otro hereda la jubilación. Entonces cuando se mira la cantidad de jubilados que tenemos, hay unos 7.200-000 pasivos, de los cuales solo aportaron tres millones. Así nosotros tenemos una estructura social muy grande. Todavía damos subsidio a la luz, al gas y tenemos un Estado que alberga unos tres millones y medio de empleados públicos. Y cuando uno quiere recurrir al Estado cuando tienes un problema porque te robaron o para hacer un trámite, no ves eficiencia. Hay muchos empleados y nada de eficiencia. Estamos en una transición muy dura hasta tanto tratemos de hacer eficiente al Estado, bajemos los impuestos, y el empresario local pueda competir...

-¿Qué perspectiva tiene la eliminación del cepo cambiario?

-No hay ninguna posibilidad por ahora. Tenemos un problema de stock. Si hay menos de U$S 6.000 millones en el Banco Central y la cantidad de pesos depositados en el sistema financiero es equivalente a U$S 72.000 millones, se presenta un problema de stock. Así si tomamos todos los depósitos en pesos en cuenta corriente, todos en caja de ahorro y en plazo fijo y lo divido por el precio del dólar mayorista, me da U$S 72.500 millones. Hoy si digo levanto el cepo y un 10% de esa gente quiere comprar dólares, no hay. Entonces no lo puedo levantar. Lo podría hacer cuando al menos tenga reserva positiva en U$S 20.000 millones. Para tener esa reserva positiva, tengo que tener U$S 26.000 millones más. ¿Cómo consigo esa cantidad?. Si alguien me lo presta o si aumento el saldo de balanza comercial. La gente dice exportamos U$S 80.000 millones, pero ,importamos U$S 65.000 millones. Además Alberto Fernández, aparte de la vergüenza que nos dejó y que se conoce en estos días, acumuló una deuda de U$S 488.000 millones. Así es imposible levantar el cepo hasta fin de año. Se lo podría hacer el año que viene cuando estén dadas las condiciones, cuando el Banco Central tenga reservas positivas.

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