Los vecinos de la Capital disponen de una huerta comunitaria, inclusiva y demostrativa

En el emprendimiento municipal se hacen 1.200 entregas por mes de verduras y de plantines, y se realizan tareas de compostaje.

DIÁLOGO. Empleados y funcionarios chequean todos los detalles. DIÁLOGO. Empleados y funcionarios chequean todos los detalles.

Pasando la avenida Adolfo de la Vega por calle Lamadrid, detrás de la Casa del Bicentenario, se esconde un tramo verde que cada vez reúne más color. Es la huerta del municipio, que busca convertirse en un espacio “comunitario, inclusivo y demostrativo” para los ciudadanos de la Capital. Allí se cosecha y se realizan tareas de compostaje. Al vecino que se acerca, además, se lo abastece con verduras, plantines, semillas o chips de poda. En unas dos semanas, se convertirá en sede de un nuevo “Eco Punto” de la ciudad.

La “granja municipal” ocupa cuatro hectáreas; al menos una de ellas está colmada de plantaciones. Se sigue la cosecha de la temporada, por lo que ahora -sumergidos en el período otoño/invierno- se produce lechuga, acelga, repollo, remolacha, perejil y zanahoria. Pronto se sembrará melón, sandía, choclo y poroto, cuenta Hugo Toledo -encargado de la huerta- durante una visita de LA GACETA.

TRABAJO. La puesta a punto del terreno se hace todos los días. TRABAJO. La puesta a punto del terreno se hace todos los días.

“Por mes hacemos unas 1.200 entregas. Todo lo que producimos se lo damos a los vecinos, que siempre llegan con bolsitas. Vienen en gran cantidad, y más por cómo está la situación del país; mujeres, chicos y grandes. Tenemos una planilla mediante la cual les hacemos un seguimiento”, explica. Y remarca el “eco” que tuvo la iniciativa a lo largo de los últimos seis meses, además de que -según alardea- la lechuga de la huerta no tiene “nada que envidiarle” a la que se consigue en una verdulería.

Entregas

A los ciudadanos también se les ofrece semillas o directamente plantines de algunos productos. “Es mejor darles plantines, porque a veces uno entrega las semillas y se las desvaloriza. Entonces vienen, se les explica qué es lo que tienen que hacer, cómo cuidar la verdura y se van contentos”, resalta Toledo.

Por lo que se puede comparar de otras épocas, el jardín presume un verde más nítido, limpio; muestra cuidado y organización. Cada labor tiene un sector asignado: está el espacio de la huerta, el sitio de compostaje, lo que luego se destinará a la hidroponía y hasta un galpón abandonado que pronto se convertirá en un “Aula Verde”.

ENTREGA. Los vecinos reciben verduras producidas en la huerta. ENTREGA. Los vecinos reciben verduras producidas en la huerta.

El recorrido lo encabeza Julieta Migliavacca, secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Municipalidad. La funcionaria va señalando lugares: “acá había una huerta que era la mitad de esto y no estaba siendo explotada”; “en ese edificio vamos a crear un aula verde virtual con Inteligencia Artificial (IA)”; “allá tenemos pensado hacer un invernadero”.

Y resume: “empezamos a revalorizar el sitio hace seis meses. Él (por Toledo) no tenía herramientas, así que le vamos dando las que necesita. Todo esto era monte. Al compost lo empezamos a hacer hace un mes; los vecinos están contentos porque ven que está limpio, ordenado, mientras que antes había de todo un poco, hasta algunos basurales”.

El área designada para la huerta podría ser -por lo menos- el doble de grande, pero se respeta el sitio que los vecinos de la zona ocupan como cancha de fútbol. Es por eso que se colocarán cercas para dividir ambos espacios. “Esto tiene que ser una convivencia; hasta pensé en poner una puerta para que cuando se les cruce la pelota no rompan el alambre. Son parte del entorno; como la gente retira cosas de la huerta, no la vandaliza”, señala Migliavacca.

“A gran escala”

“Huerta comunitaria, inclusiva y demostrativa”, se le llama a la iniciativa. Se proyecta en el lugar un espacio abierto entre el municipio y el vecino; de allí la primera palabra de su nombre. La parte inclusiva deviene de la participación de niños y adolescentes con capacidades diferentes, de las escuelas Lagarrigue e Impea. También se quiere integrar a personas con problemas de adicción y a ancianos.

Por último, la “demostración” nace de las actividades que quieren exhibir en el terreno. Además de la huerta y el sector de compostaje, se añadirán el “Aula Verde” y una zona hidropónica para cosechar lechuga en tubos de agua. “La idea es que esto crezca y sea una huerta demostrativa; que tenga todo lo que puede tener una huerta a gran escala”, dice la ingeniera.

EXPLICACIONES. El sitio tiene un amplio sentido comunitario. EXPLICACIONES. El sitio tiene un amplio sentido comunitario.

La oficina ambiental estaría lista en unos dos o tres meses. Se prevé que allí se realicen capacitaciones y se reciba a instituciones, centros de adultos mayores, colegios o vecinos que quieran aprender de la “movida verde”. Además, se habilitará un nuevo “Eco Punto” para que los ciudadanos intercambien residuos por productos de la huerta.

Mientras la huerta va expandiéndose -cuyas etapas podrían completarse en unos 180 días-, al trabajo diario lo realizan más de 10 personas entre las 7 y las 12 del mediodía. “El proyecto cumple con la parte social, la ambiental y la productiva. Y para ello contamos con un hermoso cuerpo humano, que es el que lo conduce y lo lleva adelante”, resalta Migliavacca.

¿Qué es el compostaje?

Rocío Fernández se encarga de las composteras comunitarias; la mujer describe que el proceso dura unos cuatro meses. Se trata de una tierra oscura que resulta de la mezcla de desechos húmedos y secos -verdura, pasto recién cortado u hojas- y que sirve para colocar en las macetas, ya que protege el suelo de las plantas y retiene la humedad de las mismas.

“En el municipio incentivamos el compostaje domiciliario, pero para quien no pueda o no se anime, traemos estas composteras comunitarias así puedan acercar el pasto que cortaron o las verduras de la cocina”, insiste. Otra manera de obtener composts es a través de los residuos verdes, aunque demora un par de meses más.

La encargada remarca que la mitad de las bolsas de basura que se sacan a diario está compuesta por desechos compostables. A eso se le agrega entre un 20 y un 30% de residuos reciclables. “Si te comprometés con el medio ambiente, vas a sacar menos de la mitad de la bolsa que sacás de basura hoy, por día”, celebra.

Fernández sintetiza: “la idea es que el compost final abastezca a la huerta y no tengamos que comprarlo afuera. También trabajamos con la Dirección de Espacios Verdes, por las plazas y parques, y con el vecino. Es un producto de gran valor para nuestras casas”.

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