El uso del celular en la casa

04 Septiembre 2024

La controversia por el uso del celular en las escuelas está instalada. Hay voces a favor y en contra sobre el grado de desconcentración que implica en los chicos en horarios de clases. Sin embargo, hay otro punto clave a tomar en cuenta, y que muchos adultos se niegan a asumirlo como problema: el Phubbing, un fenómeno que ocurre cuando el celular rompe la comunicación entre padres e hijos.

Afecta cada vez más a las familias y tiene un fuerte impacto en las relaciones. La pregunta que surge hoy en día es ¿cómo usamos el tiempo libre?... El interrogante es importante porque la TV y el celular ocupan el terreno que los libros pierden en estos tiempos. ¿Quién no ha sentido alguna vez una falta de conexión en una reunión familiar porque algunos de los presentes están mirando sus celulares? De manera coloquial esta acción se conoce como ningufoneo, pero técnicamente se llama phubbing -del inglés: phone (teléfono) y snubbing (ignorar)-. Una práctica cada vez más común en la era digital.

En las casas, en vez de compartir tiempos de calidad, los padres e hijos dejan de prestarse atención en el momento en el que tienen delante su teléfono móvil, la computadora y la televisión. Es decir que no solo basta con debatir sobre los celulares en el aula, sino también sobre los celulares en los hogares. Un informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) llamado “Uso y distribución del tiempo libre” advirtió el año pasado sobre lo pendiente que estamos de las pantallas. Según aquel estudio, ocho de cada 10 argentinos miran televisión en sus ratos de ocio y más de un 40% se entretiene con el celular.

En estos tiempos nadie puede negar que las pantallas infieren significativamente en la comunicación entre padres e hijos. Esto ocurre principalmente entre los chicos, adolescentes y adultos jóvenes, edades en las que el uso del celular es mucho más intensivo. Según el informe anual de la plataforma de control parental española Qustodio, más de la mitad de los padres (52%) confiesa que las pantallas reducen el tiempo de vida en familia; un 16% admite que generan problemas diarios en su hogar, y un tercio (34%), que crean conflictos más de una vez a la semana.

Los especialistas coinciden en que vivimos en una burbuja tecnológica continua, que estamos hiperconectados; y a veces cuesta salir de esa burbuja para dedicar tiempo exclusivo a los familiares y las amistades. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que hasta los dos años los niños no accedan a las pantallas. Sin embargo, muchas veces los padres recurren a la tecnología para calmarlos. Los vínculos son fundamentales para el desarrollo de la personalidad y de la seguridad. Deben ser físicos, personales, y no solo virtuales, dicen los expertos.

Bien vale preguntarnos ¿los momentos que compartimos con nuestros hijos en casa deberían ser sagrados, libres de pantallas?, ¿es posible lograr un equilibrio en el hogar para que haya orden y disciplina respecto al uso de dispositivos? La buena comunicación se basa en la atención. Es un escenario de ida y vuelta. No podemos hablar mientras estamos pendientes de las pantallas. Además, es una falta de respeto y de educación. Pero es común observar a los adultos en una mesa de un bar, aunque cada uno con la mirada en su propia pantalla. Generar espacios para estrechar lazos implica un trabajo de los padres. Hoy los papás están más interesados en darles a los hijos todo lo que no tuvieron. Pero lo que más necesitan es afecto, es tiempo con ellos.

Es alarmante que hoy en día haya menos conexión emocional en la familia. Por eso hay chicos que ni siquiera quieren pasar mucho tiempo en sus casas. O no quieren ir a visitar a los abuelos o los tíos, porque se aburren. Cuando los obligan a ir, se sientan en el sillón con el celular en mano. Para evitar el ningufoneo en casa, es conveniente apagar o silenciar el celular durante las comidas, las conversaciones o las actividades familiares y crear espacios libres de pantallas.

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