Las cenizas en suspensión que se apreciaban en la capital el martes generaron preocupación. A la Dirección de Defensa Civil provincial ingresaron ocho denuncias de quemas -cuatro de cañaverales y cuatro de pastizales-. Según explicó el titular del área, los brigadistas forestales trabajaron intensamente en Pozo del Alto, en Cruz Alta, desde donde llegaban las cenizas, si bien se habían recibido denuncias desde esa localidad, así como desde Chicligasta y Tafí Viejo. Se reeditó, esta vez en la capital, la contaminación que se había registrado a mediados de agosto en gran parte del sur de la provincia, tras la gran emergencia por incendios que tuvo lugar a comienzos del mes pasado en la alta montaña y en Tafí del Valle.
Los fuegos se aliviaron con las frías lloviznas de fin de mes, pero se sabía que estamos apenas promediando la estación seca, que se va a extender al menos dos meses más, y en estos días inciden además los vientos, que avivan las llamas, que se tornan descontroladas y cubren el cielo de cenizas. Es decir que es previsible que se vuelva a dar la situación de fuego, humo y hollín esparcido que se dio el martes pasado. Al respecto, el responsable del Laboratorio de Investigaciones Atmosféricas del Conicet, cuyo equipo ha colocado sensores en toda la provincia para monitorear el aire, ha expresado que al cabo de un año de investigación ya se sabe cómo cambia día por día, hora por hora, y en cada estación del año. Es sabido que en invierno la situación se agrava pero gracias a este estudio - en el que interviene también el Gobierno de la Provincia, a través del Siprosa- ya hay datos precisos con respecto a cuán contaminado está el aire que respiramos y el impacto que tiene en la salud. “Tucumán tiene que poner el foco en disminuir la contaminación por los problemas que eso producen en la salud de la población”, dijo el experto Rodrigo Gibilisco.
Ya en agosto había dicho que “Tucumán es la provincia más contaminada del NOA, con niveles de contaminación del aire que reducen la expectativa de vida en hasta dos años”, y ahora agregó que se ha podido comprobar que “hay un incremento en las consultas por enfermedades respiratorias durante los meses de invierno, que coinciden con los focos de incendio en Tucumán”.
Este tipo de investigaciones de salud se había hecho en otra ocasión en forma aislada y ahora esta tarea parece más abarcadora y constante -de hecho, se quiere ampliar la investigación de la red de monitoreo al NOA- y sus resultados deberían incidir en las decisiones políticas sobre el control de la contaminación. Al respecto, durante los momentos más aciagos de los incendios en agosto, las autoridades anunciaron medidas tanto de control como de multas a responsables identificados de las quemas. La vinculación de estas emergencias contaminantes con los problemas de salud debería servir para abarcar medidas vinculadas con una tarea abarcadora y estructural, orientada al bienestar general en la sociedad, que produzcan cambios sustanciales.