Francisco criticó la represión a jubilados: "En vez de pagar justicia social, pagó el gas pimienta"

El Papa hizo hincapié en la importancia de la justicia social e instó a los movimientos a seguir luchando por "tierra, techo y trabajo", derechos que consideró "sagrados".

Papa Francisco. CAPTURA DE VIDEO Papa Francisco. CAPTURA DE VIDEO
20 Septiembre 2024

En un emotivo discurso durante el décimo aniversario del Primer Encuentro Mundial de Movimientos Populares, el papa Francisco se convirtió en la voz de la justicia social, acusando el uso de la represión por parte del gobierno de Javier Milei. El evento, que tuvo lugar en el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, reunió a numerosos líderes de movimientos sociales, entre ellos el reconocido dirigente Juan Grabois, consignó el diario "Ámbito".

Francisco, sin nombrar directamente al mandatario libertario, aludió a la represión de hace una semana, donde la policía utilizó gas pimienta contra los jubilados y una niña de 10 años que se movilizaban en contra del veto al aumento en los haberes previsionales. 

“Me hicieron ver la filmación de una represión de hace una semana, menos quizás. Obreros, gente que pedía por sus derechos en la calle y la Policía la rechazaba con una cosa que es lo más caro que hay, ese gas pimienta de primera calidad. No tenían derecho a reclamar lo suyo porque eran revoltosos, comunistas... y el Gobierno se puso firme. En vez de pagar justicia social, pagó el gas pimienta. Les convenía. Ténganlo en cuenta”, declaró el Papa, subrayando la necesidad de que los líderes escuchen las demandas de los más vulnerables.

El sumo Pontífice también hizo hincapié en la importancia de la justicia social, instando a los representantes de los movimientos a seguir luchando por "tierra, techo y trabajo", derechos que consideró "sagrados". 

En un claro mensaje de advertencia, afirmó que el silencio frente a la injusticia lleva a la división social y, eventualmente, a la violencia.

Criticando también el sistema capitalista, el Papa instó a los ricos a compartir sus riquezas de manera justa, argumentando que "la inequidad es la raíz de los problemas sociales". Afirmó que no se resolverán los problemas del mundo si no se abordan las causas estructurales de la inequidad.

“El sistema que permitió amasar fortunas a las personas ricas, y permite agregar riquezas ridículas, es inmoral, que debe ser notificado, que debe haber más impuestos a los billonarios”, manifestó.

"Eso está muy bien, y rezo para que los más económicamente poderosos salgan del aislamiento, rechacen la falta de seguridad del dinero y se abran para compartir bienes que tienen un destino universal, porque todos los bienes derivan de la creación y tienen un destino universal. Es difícil que eso pase, pero para Dios todo es posible”, añadió. 

“Si ese porcentaje tan pequeño de billonarios que acaparan la mayor parte de la riqueza del planeta, no como limosna, se animara a compartirla fraternalmente, qué bueno sería para ellos mismos y qué justo sería para todos”, subrayó.

El evento no sólo fue una plataforma para la crítica, sino también un llamado a la acción. Francisco instó a los más humildes y excluidos a ser protagonistas en la construcción de un futuro más justo, recordando que el futuro de la humanidad está en sus manos. Con la participación de líderes de movimientos sociales de distintos continentes, el encuentro reafirmó el compromiso de la Iglesia con la justicia social y la dignidad humana.

"No es comunismo, es el Evangelio"

Recordó que alguien le reprochó de que no hable de “la clase media”. “Puede ser cierto, y por eso les pido perdón. Cuando el Papa habla, habla para todos porque la iglesia es para todos, pero el Papa no puede sustraerse de la centralidad de los pobres en el Evangelio. Esto no es comunismo, es el Evangelio puro. No es el Papa, sino Jesús el que los pone al centro, en ese lugar. Es una cuestión de nuestra fe y no se puede negociar”. “Si no aceptas eso no sos cristiano”, concluyó.

“Un hermano también me dijo: ‘No sea tan duro con los ricos’. Jesús fue más duro que yo, eh, fíjense lo que dice de los ricos. Reconozco que los empresarios crean puestos de trabajo, contribuyen al desarrollo económico. Es justo decirlo, lo dije en Singapur viendo el magnífico bosque de rascacielos. Sin embargo, los frutos del desarrollo económico no se distribuyen bien”, continuó. “Políticas buenas, racionales y equitativas”, que “afiancen la justicia social para que todos tengan tierra, techo y trabajo, para que todos tengan salario justo y todos los derechos”.

A medida que las palabras del Papa resonaban en el Vaticano, la comunidad internacional observaba de cerca el impacto de su mensaje en un contexto de creciente tensión social y política en Argentina.

"Los pobres no pueden esperar"

Sumo Pontífice admitió que “hace tiempo que los pobres no pueden esperar”. “Si los movimientos populares no reclaman, si ustedes no gritan, si ustedes no luchan, no despiertan conciencias, las cosas van a ser más difíciles (...) Pregunto a ustedes, también a las personas de clase media que cada vez se tienen que sacrificarse más para llegar a fin de mes: ¿ustedes creen que los más ricos van a compartir lo que tienen con los demás, o van a seguir acumulando insaciablemente? Es una pregunta. No tengo el monopolio de interpretación, tampoco tengo la bola de cristal, esas son estafas”, remarcó.

En contraste con las ideologías que elogian una aspiración de riqueza y a los multimillonarios como ‘benefactores’, una postura que suele defender Javier Milei, el Papa expresó que hay "una cosa que me preocupa, que avanza una forma perversa de ver la realidad que exalta la acumulación de riqueza como si fuera una virtud". "No es una virtud, es un vicio, las riquezas son para compartir, para crear, para fraternizar. Acumular no es virtuoso. Distribuir sí lo es. Jesús no acumulaba, sino que multiplicaba y sus discípulos distribuían”, señaló.

“Acuérdense que Jesús nos dijo: ‘No acumulen tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre nos consume, y los ladrones perforan las paredes y nos roban’. ‘Acumulen en cambio tesoros en el cielo. Allí donde está tu tesoro, ahí estará tu corazón’”, expresó.

Y continuó: “La competencia ciega por tener más y más dinero no es una fuerza creativa, sino una actitud enfermiza, un camino a la perdición, una conducta irresponsable, inmoral, irracional, destruye a la creación y divide a los pueblos. No dejemos de enunciarlo”.

Además, Francisco apuntó sobre contra “las ideologías deshumanizadas” que promueven “una cultura muy fea, la cultura del ganador, que es un aspecto de la cultura del descarte”. Algunos llaman esto meritocracia, otros no la nombran, pero la practican. Es gente que parada sobre ciertos éxitos mundanos se sienten con el derecho de tratar en forma altanera a los perdedores. Es paradójico que las grandes fortunas poco tengan que ver con el mérito; son rentas, son herencias, son fruto de la explotación de personas y expoliación de la naturaleza. Son producto de la especulación financiera o la evasión impositiva, derivan de la corrupción y el crimen organizado”, apuntó.

“En general, muchas fortunas se amasan así. Nadie que sea meritorio, o sin mérito, tiene derecho de mirar desde arriba a abajo al otro, como si no valiera nada”, lamentó el sumo Pontífice, consignó Infobae.

Días antes, Francisco había recibido a dirigentes de la Confederación General del Trabajo (CGT) y luego a la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, en el Vaticano.

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