Una tesis estudiantil dio vida a un muffin con hongos muy benéfico para pacientes celíacos

La tucumana Guadalupe Muñoz puso su mayor empeño en el proyecto final de la carrera de Nutrición: al final del camino, encontró resultados muy alentadores con la seta melena de león.

INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA. La estudiante de último año desarrolló un trabajo para pacientes con celiaquía. / GUADALUPE MUÑOZ. INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA. La estudiante de último año desarrolló un trabajo para pacientes con celiaquía. / GUADALUPE MUÑOZ.

Las tesis universitarias suelen ser un tema complejo para muchos estudiantes. A menudo este trabajo final se considera una formalidad o una actividad teórica más. Pero puede ser también el punto de partida de una investigación fascinante donde las ideas abstractas se transformen en soluciones concretas para problemas reales. Es es el caso del proyecto de Guadalupe Muñoz Bravo, estudiante del último año de la Licenciatura en Nutrición en la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (Unsta).

Para terminar el tramo académico de grado, la joven de 23 años decidió que quería explorar el potencial del hongo melena de león. Su propuesta, acompañada por su directora de tesis, fue la creación de un muffin específicamente diseñado para pacientes con enfermedad celíaca. “Al principio no tenía un tema claro, pero me interesé en la alimentación y su relación con diversas patologías, especialmente en el contexto de alimentos naturales”, contó Guadalupe a LA GACETA.

¿El objetivo del trabajo? Desarrollar un producto destinado a mejorar la calidad de vida de las personas celíacas. “Vi muchos papers con información sobre qué tipo de productos podrían ser nutritivos para esta clase de pacientes, pero muchos se quedan ahí, no se ponen en práctica. Además, la mayoría de los alimentos libres de gluten son poco apetecibles y carecen de un buen aporte nutricional. Quería crear algo que no sólo fuera saludable, sino también delicioso”, explicó la estudiante.

Una tesis estudiantil dio vida a un muffin con hongos muy benéfico para pacientes celíacos

Melena de león es el nombre de una seta que se popularizó en China para el uso medicinal. Este hongo posee sustancias claves para la salud de la microbiota intestinal y para la creación de neuronas nuevas. En la Argentina se lo produce y comercializa en diferentes presentaciones, por ejemplo, como kits de autocultivo, tinturas madres o en polvo. El extracto de 60 ml cuesta alrededor de $ 50.000. Se trata de una variedad de hongo con aspecto deslumbrante: literalmente consigue desarrollar una melena de león. Se puede consumir como cualquier otro hongo y tiene un sabor parecido a la langosta.

MOSTRAR LOS RESULTADOS. Guadalupe estuvo presente en la Jornada de Investigación de la Unsta con su proyecto. / GUADALUPE MUÑOZ. MOSTRAR LOS RESULTADOS. Guadalupe estuvo presente en la Jornada de Investigación de la Unsta con su proyecto. / GUADALUPE MUÑOZ.

Muñoz Bravo trabajó y consiguió su muffin. El 19 de septiembre, la alumna participó de la Jornada de Investigación de Estudiantes de la Unsta con el proyecto: "Diseño de un alimento sobre la base del hongo melena de león. Su efecto en pacientes con enfermedad celíaca".

Un super muffin de hongo melena de león

La tesis de la estudiante incluyó un estudio práctico con pacientes celíacos, donde analizó la efectividad del alimento diseñado. A lo largo de tres semanas, se dedicó a cocinar los muffins con extracto del hongo. “Los resultados de los chequeos de sangre y de las tiras reactivas fueron alentadores. En todos los pacientes se observó una disminución en la inflamación y de los malestares digestivos”, detalló.

TRABAJO DE CAMPO. Los muffins con extracto de hongo melena de león en la placa. / GUADALUPE MUÑOZ. TRABAJO DE CAMPO. Los muffins con extracto de hongo melena de león en la placa. / GUADALUPE MUÑOZ.

Pero no fue todo color de rosas. “Tenía que recordarles a diario sobre el estudio que estaba realizando y yo los llevaba el muffin a sus casas”, manifestó. Como no disponía de un auto particular, Guadalupe utilizó el transporte público para realizar las entregas. “No fue nada fácil, además de que gasté mucho dinero y me generó una obsesión porque quería que todo saliera bien”, describió la universitaria.

Más allá de aprobar la tesis

Guadalupe enfatizó que su objetivo va más allá de obtener un título: “no quiero que la tesis muera en un libro o en un PDF. Quiero seguir con el proyecto, plantearlo a largo plazo y con diferentes poblaciones”. Su plan es encontrar la receta ideal para los muffins y desarrollar una línea de venta al público. “Me gustaría que esto ayude a más personas y demostrar que los alimentos naturales pueden ser una opción viable para mejorar la calidad de vida”, reflexionó.

La pasión de Guadalupe por la nutrición y su deseo de ayudar a otros la llevaron a involucrarse en diversas actividades académicas. Además de asistir al hospital como oyente en el consultorio de nutrición clínica, es alumna mentora en una materia de primer año; forma parte del laboratorio de investigación y desarrollo de alimentos de la Unsta, y va algunos días de la semana, como pasante, a la Planta Piloto de Procesos Industriales Microbiológicos del Conicet.

ESTUDIANTE DE NUTRICIÓN. Muñoz Bravo decidió aprovechar al máximo la oportunidad que le ofrecía su tesis de grado. / GUADALUPE MUÑOZ. ESTUDIANTE DE NUTRICIÓN. Muñoz Bravo decidió aprovechar al máximo la oportunidad que le ofrecía su tesis de grado. / GUADALUPE MUÑOZ.

“Me siento motivada a seguir investigando y aprendiendo. La salud pública es un área que me interesa mucho y creo que hay un gran campo de trabajo por delante”, concluyó. Su investigación por lo pronto abre un camino prometedor en la búsqueda de alternativas de alimentación para aquellos que enfrentan desafíos de salud que exigen una dieta especial, como es el caso de la celiaquía.

La colaboración con profesionales fue fundamental para el avance de la investigación. Guadalupe tuvo el apoyo de su directora de tesis y del laboratorio Labidal, la doctora Ivanna Novotny Núñez; de la directora de la carrera de Nutrición, la doctora Eliana Rodríguez y de la doctora Julia Fariña, del PROIMI Conicet. “Les agradezco un montón porque han sido gente muy copada. Sin ellas y sin el acompañamiento de mi familia, nada de esto hubiese sido posible”, expresó la estudiante.

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