El primer dato oficial sobre las condiciones de vida de los argentinos del presidente Javier Milei resultó alarmante y reflejó la actualidad que atraviesa el país. La pobreza creció al 52,9% en el primer semestre del año y registró así el porcentaje más alto desde 2003. El dramático número fue calculado por los técnicos que trabajan en la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec). La cantidad de pobres, si se proyectan los datos oficiales a todos el país, llega a casi 25 millones. Mientras tanto, la indigencia saltó a 18,1% y alcanzó a 8,5 millones personas.
La cantidad de niños pobres de entre 0 y 14 años llegó a 66,1% (al cierre del año pasado era 58,4%). Esto implica que hay 7,3 millones de chicos pobres.
Si se tiene en cuenta que 2023 cerró con 19,5 millones de personas en la pobreza, se habrían sumado en seis meses 5,4 millones de nuevos pobres. En tanto, habrían caído en la indigencia casi tres millones de personas.
El vocero presidencial, Manuel Adorni, fue la figura del gobierno que en las últimas horas hizo un extenso descargo para justificar las cifras e indicó que esos indicadores surgen desde el gobierno de Alberto Fernández. “Cuando hablamos de hiperinflación y de lo importante de haberla evitado, y uno toma esta referencia de cómo se incrementó la pobreza con la última hiperinflación conocida en la Argentina, la pobreza se hubiese llevado de cerca de 40% a cerca del 95%, hubiésemos entrado en un mar de pobreza absoluta en la Argentina si no se evitaba la hiperinflación. Por eso es importante haber logrado evitarla y a menudo reiteramos esto, no es un tema menor; nos habían dejado al borde de ser un país con prácticamente todos los habitantes pobres”, advirtió el vocero de Milei.
Impacto político
En diálogo con LA GACETA, la licenciada en Ciencias Políticas Nazarena Estrade aseguró que para entender las cifras del Indec es importante tener en cuenta y recordar lo que el actual titular del Poder Ejecutivo Nacional planteaba en campaña en relación al equilibrio fiscal. “Básicamente, para lograr ese equilibrio fiscal hay que reducir el gasto y el gasto público. En Argentina gran parte de ese gasto público tiene que ver con las prestaciones sociales y lo que se denomina gasto social. Por lo tanto, era lógico que en un proceso de ajuste haya un crecimiento de la pobreza”, dijo. Y remarcó que estas estadísticas oficiales reflejan la situación generada por la falta de actualización en los salarios y el aumento en los costos de vida.
Para Estrade, estás cifras no pasan desapercibidas para la gestión libertaria y a partir de esto se puede entender que más allá de las medidas de ajuste implementadas, la política social del Gobierno se apuntaló en un aumento sostenido de la Asignación Universal por Hijo. “El Aumento de la AUH no quita que no vas a tener niños pobres, porque, a veces, con $85000 no haces nada. Pero siempre, con todos los gobiernos, ha sido tremendamente baja”, señaló.
En relación a los desafíos que tiene gobernar un país con estos índices económicos y sociales, la politóloga sostuvo que en un sistema democrático “no hay peor forma de exclusión que la socioeconómica y que la pobreza” y que esta realidad, donde la mitad de la población está por afuera de una serie de condiciones básicas de la dignidad humana, “colaboran con la ruptura del entramado social, que ya viene bastante atomizado, generando problemas en largo plazo sobre todo, porque los chicos que hoy lo están comiendo, todavía están por fuera de un proyecto de país, actual y futuro”. “En relación a lo gubernamental, el peor problema es el impacto que tienen las medidas adoptadas y sus consecuencias en el entramado social. Esto no solo impacta en las relaciones sociales que hay en el país, sino también lo ideológico, en la forma en la que nos representamos, la forma en que pensamos la Argentina. Obviamente, este proceso de ruptura social también genera enfrentamientos y muy probablemente genere una polarización más combativa, que puede dar espacio a la generación de nuevos actores sociales que hoy se están conteniendo”, enfatizó.
Vía de solución
Para Julio Picabea, Magíster en Políticas Públicas y Director del Observatorio de la Pobreza de Fundación León, resulta clave entender que hablar de pobreza no es un problema nuevo en nuestro país, sino un problema de arrastre de larga data. “Creo que el dato más alarmante dentro de que hemos conocido tiene que ver con el hecho de tener aproximadamente seis de cada 10 menores de 14 años viviendo en hogares en situación de pobreza. Esto quiere decir que estos jóvenes viven en un hogar que no reúne los ingresos suficientes para satisfacer sus necesidades alimentarias y no alimentarias básicas. Y este dato es alarmante porque tiene una implicancia directa sobre el futuro porque estamos hablando de la próxima generación productiva de la Argentina”, declaró.
En relación a una posible solución a este flagelo que atraviesa el país, Picabea aseguró que Argentina necesita una especie de Plan Marshall - el programa de Estados Unidos para ayudar a reconstruir Europa occidental después de la Segunda Guerra Mundial- para el abordaje de la pobreza. “Argentina necesita un shock de inversiones públicas, acercar la seguridad a los barrios vulnerables, las escuelas que están en los barrios más carenciados, acercar la salud pública, crear un sistema de créditos blandos para la mejora de la vivienda y acompañamiento social a las familias para lograr una recuperación social sostenida en 20 años”, precisó. Pero, subrayó que a pesar de esto en el país no se ven medidas en este sentido y si “un gran deterioro del desarrollo humano que viene desde la década del 90, que trasciende a las diferentes distracciones partidarias”.
Sobre este punto, el director del Observatorio de la Pobreza destacó que las provincias tienen un rol central en el combate contra la pobreza porque tienen que hacerse cargo de la situación social y abordar el problema. “Los gobiernos provinciales tienen que ser creativos e innovadores en la formulación de las políticas públicas, tienen que generar recursos, insumos y abordar el problema porque la política social no puede agotarse en la transferencia monetaria del Estado nacional hacia el hogar pobre. La política social va mucho más allá porque la pobreza no es un fenómeno estrictamente monetario, sino que es un problema multidimensional que implica una gran cantidad de carencias para las familias”.
Problema Estructural
Daniel Arroyo, diputado nacional de Unión por la Patria (UxP) y ex ministro de Desarrollo Social de la Nación, afirmó que los recientes índices de pobreza e indigencia surgen a partir de un “error de diagnóstico” del gobierno actual y de haber creído que estas situaciones se acomodan por sí solas. “En la presentación del Presupuesto, el presidente Milei dijo básicamente que el Estado se encarga de tres cosas: de las variables macroeconómicas, de las relaciones internacionales, y de la administración de la justicia para cuidar la propiedad privada”, especificó.
Sobre este punto, el dirigente expresó que para la gestión gubernamental resulta fundamental entender que esta situación parte de un problema estructural donde la actividad económica “no le da lugar a los 46 millones de argentinos”. “Nuestra torta productiva sigue siendo la misma desde hace mucho tiempo. Acá hay que ampliar el proceso productivo, generar cadenas de valor, fortalecer a las pymes, incentivar no solo el litio, energía, economía, consumido, sino la construcción, el textil, la producción de alimentos y el cuidado de personas. Primero hay que hacer un gran cambio económico, en mi opinión, e industrializar, generar valor agregado. Además, después hay que transformar la escuela secundaria y hacerla más moderna porque la mitad de los jóvenes hoy no la termina”, concluyó.