Así como hace tiempo en el sur alguien hizo el llamado “Canal Sánchez” y desvió el agua del río San Francisco hacia el río Marapa y contribuyó a la brutal inundación de 2017 en La Madrid, en Yerba Buena alguien robó agua del acueducto que lleva líquido del río Muerto a la cisterna de Loma de Imbaud y la dejó vacía, con lo que agravó la falta de agua en El Corte y barrio Horco Molle. ¿Nadie se dio cuenta? Marcelo Caponio, titular de la Sociedad Aguas del Tucumán (SAT), dijo que se descubrió el lunes porque llamaron empleados para advertir que se había secado la cisterna. Fueron a inspeccionar la toma y hallaron la conexión. Siguieron la cañería del robo y encontraron la cisterna muy cerca, en Cebil Redondo, del tamaño de una manzana y aparentemente de cuatro metros de profundidad, con una capacidad de 90.000 m3, es decir 10 reservas de la SAT. “Con esa cantidad podemos abastecer 10 días de agua a la zona de Yerba Buena”, explicó Caponio, que identificó al dueño del predio: “Juan Zamora, uno de los grandes productores de limón de Tucumán. Queda por hacer los estudios para saber si él usa la laguna u otra persona utiliza el predio”.
El caso es llamativo e impactante. Los finqueros, por lo general, piden autorización en Irrigación para hacer pozos superficiales para tener riego. Los pozos para agua potable de la SAT tienen unos 300 m para tener agua de calidad, dijo Caponio. En Yerba Buena hay unos 70 pozos. Esto que se hizo, añadió, “es irracional. Se puede entender que haya conexiones clandestinas para tener agua potable, para vivir; pero que roben el agua potable para la producción es un delito”. Los vecinos están indignados. Pero también recalcan que desde hace años reclaman que se mejore el servicio en la zona y que nada se hizo después de las reuniones y las promesas de diciembre de 2022 en las reuniones de la SAT, la Municipalidad y la gente de El Corte. Además de la cisterna de Loma de Imbaud -que la gente dice que está con barro hasta la mitad- hay que arreglar la pérdida en San Agustín.
Descubrir este robo acaso ayude un poco a bajar la angustia de estos dos meses que quedan de sequía. Pero el futuro no es venturoso. La SAT tiene 600 pozos en la provincia; hay otros del Sepapys, otros de municipios como Famaillá, independientes, y de los privados. Todos funcionan con bombas eléctricas. Y el verano estará marcado por los apagones que dejarán sin funcionar las bombas.