Historias de la Liga Tucumana: una dinastía de centinelas de los tres palos

Tres generaciones de arqueros han defendido el arco de San Fernando, una tradición familiar que comenzó hace más de seis décadas.

Historias de la Liga Tucumana: una dinastía de centinelas de los tres palos Franco Vera/LA GACETA.

Como si se tratase de una dinastía, los Gerez son parte de la historia de San Fernando. Tres generaciones que fueron los guardianes de los tres palos del “Verde” de Leales. La semilla inicial fue sembrada por Manuel Santos, un santiagueño que llegó a trabajar en la cosecha de caña de azúcar a finales de la década de 1950. El pasado azucarero provocó que miles de habitantes de las provincias vecinas se instalen en Tucumán en pos de tener un futuro más próspero, aunque sin saberlo marcó el inicio de una tradición familiar. Raúl fue el siguiente eslabón de la cadena; empezó su carrera en 1992 y se metió en la historia del club lealeño en 2005, cuando se consagraron campeones de la Liga Tucumana. Hoy, Santiago está escribiendo un nuevo capítulo de la historia de la familia y anhela con llevar a San Fernando a lo más alto.

“Mi papá vino desde Clodomira. Él se dedicaba a pelar cañas. En ese momento, se hacían unos campeonatos gigantescos por plata y, en uno de eso, fue visto por los dirigentes de San Fernando que decidieron llevarlo para su equipo. Le ofrecieron trabajo y ya se quedó en ese equipo. Incluso, llegó a ser campeón de la vieja Asociación Cultural e, incluso, en un momento fue elegido mejor arquero de Tucumán”, recordó Raúl, sobre su padre que estuvo en los primeros logros del club.

San Fernando empezó a funcionar en 1959, y un año después ganó su primer título de la Asociación Cultural. “Antes tenía otro nombre que era Azucarera del Norte. Después volvió a consagrarse en 1972 del Anual de la Cultural; mientras que un año después ganó el torneo Preparación que era un torneo de segundo orden. En la época más reciente logró el ascenso en 1992, y en 2005 ganó la Liga Tucumana”, indicó Omar Díaz, exjugador del club e historiador del “Verde”.

Raúl, en tanto, decidió colgar los guantes hace 17 años después de una carrera que se extendió entre 1992 y 2007. “Empecé como arquero a los 12 años en las inferiores de San Fernando. A los 16 ya era parte de la Cuarta, que era un equivalente a la Reserva y ya entrenaba con el plantel de Primera. Me acuerdo que la dirigencia armó un gran equipo para ascender y llevó a Juan ‘Pato’ Ibáñez, que había sido arquero de San Martín. Si bien salieron campeones en la final frente a Martín Berho, yo me quedé afuera porque tuve un conflicto con el DT”, comentó. “Volví y me llamó Ibáñez para que vuelva a practicar y me dijo las siguientes palabras: ‘vos vas a aprender de mí. Cuando vea que ya estés bien para ser arquero, te voy a dar la camiseta’. Siempre fue una excelente persona conmigo, me marcó a pleno”, añadió.

A lo largo de su carrera, Raúl pasó 11 años en el arco de San Fernando. “Solo me fui tres años a Atlético Concepción y uno a Concepción del sur. Al “León” de la Banda, me llevó Lucio Villafañe y perdimos una semifinal con Sportivo Guzmán. Después llegó Rafael González como entrenador. Me acuerdo que me presenté para despedirme porque había un par de problemas, y él me dijo: ‘Mañana, te quiero acá de 15 a 16. Yo hago que te solucionen todo’. Así me insistió varias veces hasta que decidí continuar un par de años más”, explicó Raúl, quien rechazó varias propuestas fuera de su provincia debido a que trabaja como Policía. “Me dediqué a eso porque quería tener una profesión para estar bien. Sentía que en el fútbol no iba a llegar. Tenés que sacar una licencia sin goce de sueldo por un año, y todo ese trámite hizo que desistiera de probar suerte afuera. Lo bueno es que salimos campeones de la Liga en 2005”, agregó.

Raúl, asimismo, recordó con cierta nostalgia la participación de San Fernando en el Torneo del Interior. “En ese torneo, volvimos a eliminar a Sportivo en las semifinales y pasamos a la final contra Sportivo 9 de Julio de Río Tercero, de Córdoba. Perdimos 1-0 allá, y después no pudimos remontar acá, porque hubo un problema con un jugador y el árbitro decidió suspender todo. Después jugamos el repechaje con Estudiantes de San Luis. Empatamos los dos partidos y definimos por penales, pero perdimos. Encima yo erré el penal definitivo”, señaló.

El camino de Santiago fue distinto. El más chico de los Gerez siempre fue un apasionado por el fútbol, pero empezó como atacante. “En Leales, hay un campeonato para chicos de entre ocho y doce años. En ese entonces, jugaba de delantero, pero en un partido se nos lesionó el arquero y me pusieron a mí. Creo que lo hice bien, y después me empezó a gustar hasta que empecé las inferiores en Argentinos del Norte. Y, después me vine a San Fernando porque habían reabierto las inferiores. También tiene que ver con que yo soy hincha del club y mi familia está muy identificada con todo lo que lo rodea”, expresó.

Santiago, actualmente, tiene la valla menos vencida del torneo Anual: solo recibió dos goles en nueve partidos disputados. “Estoy muy contento. Trabajó día a día para mejorar. Muchas veces hubo cosas que me salían mal y les pedía consejos a mis amigos”, dijo. “Todavía no empecé los estudios, pero tengo en mente dos carreras: profesorado en Economía o Radiología. Sinceramente, no sé de dónde nació el cariño por eso, pero siempre me gustó”, añadió.

De este modo, Santiago buscará repetir la hazaña que logró su padre en 2005 y lo que hizo su abuelo varias décadas atrás.

Historias de la Liga Tucumana: una dinastía de centinelas de los tres palos Franco Vera/LA GACETA
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