La bicicleta no podía faltar y por eso había una ornamentación con luces de colores. Era su medio de transporte y con el paso del tiempo se fue convirtiendo en un símbolo que lo acompañaría en la memoria de los tucumanos. El padre Martín Martín Martín Tereso quedó en los corazones de los fieles devotos que lo conocieron y lo trataron en algún momento de los 25 años que estuvo en el Seminario Mayor, primero como administrador, luego como prefecto, más tarde como docente y también vicerrector.
El viernes a la noche, durante la presentación del libro “El Santo de la bicicleta”, escrito por el sacerdote español Miguel Ángel Dionisio, la figura del padre Martín volvió a irradiar el ejemplo de solidaridad, de amor al prójimo y de espiritualidad. “Trabajar para Dios no tiene horario” era la frase que siempre repetía cuando lo llamaban para visitar algún enfermo, alentar a los jóvenes o acompañar a una familia en un momento de dolor. Salía a la calle montado en su bicicleta, vestido con su sotana, llevaba un rosario en la mano y palomitas hechas de papel para regalar alegría. “Tenía una sencillez no infantil, sino concienzuda; fue genio y figura hasta la sepultura”, recordó Silvina Roselli, doctora, licenciada y profesora de Historia.
El libro de 142 páginas, está dividido en siete capítulos. Comienza con sus orígenes en Sonseca, España y recorre su consagración como sacerdote, el viaje a América, sus obras en Brasil, Uruguay y en la Argentina. Pero muy en especial la etapa de su ministerio en la parroquia de Monserrat. El padre Fabián Giménez, rector del Seminario Mayor, resaltó el legado del padre Martín. “Su presencia en hospitales y en situaciones dolorosas nos obliga a aprender de sus virtudes, de su humanidad que son el aliento y la ternura del mismo Dios”, dijo.
El libro reúne anécdotas y testimonios de aquellos que lo conocieron y se adentra en la profundidad de su espiritualidad y su compromiso con los valores del Evangelio. A través de un video que se mostró durante la presentación, el autor reivindicó su obra. “Su muerte ha sido la semilla de un gran movimiento en Tucumán. Un ejemplo de dar la vida como la dio Martín por todos sus hermanos”, dijo.
A través de sus páginas, “El santo de la bicicleta” muestra la vida cotidiana del padre Martín y su cercanía con las personas más necesitadas. “Es un retrato íntimo y detallado de un hombre que vivió su vocación al servicio de Dios y al prójimo con una humildad y pasión que continúan resonando en aquellos que siguen sus pasos”, precisó el escritor. A su vez, el padre Chema como le dicen sus amigos y colegas en el Seminario, rememoró algunas vivencias. “Siempre tenía una palabra de ánimo y de consuelo -remarcó-. No hay hospitales, capillas, sanatorios, casas de familia que no haya sido visitada por él. Llegaba, rezaba y bendecía a cualquier hora. Recuerdo que cada mañana salía de su habitación y saludaba diciendo: Ave María Purísima”.
El sacerdote Jorge Blunda detalló las diferentes etapas del proceso de canonización del padre Martín, que comenzó el 5 de octubre de 2022. Precisó que el impulsor de la causa es Carlos Comendador. Dijo que en su rol de presidente del tribunal debe recibir los testimonios de la vida santa del religioso. “Fue a un nivel superior del que normalmente lo vivimos y lo hizo de manera espontánea”, aseveró.
La imagen del padre Martín con las manos entrelazadas, sosteniendo un rosario, estaba dentro del salón repleto de fieles devotos. A modo de cierre del encuentro, el arzobispo de Tucumán, Carlos Sánchez, también recordó al padre Martín. “Lo conocí de muy changuito. Siempre se llegaba a casa -dijo-. Entraba por la cocina, era un hombre profundamente evangélico, de un corazón y una calidad que reflejaba la ternura del Señor”.
Sánchez mencionó un encuentro que tuvo con el papa Francisco, en 2018. “Le hablé del deseo del pueblo de Dios para la canonización del padre Martín, de que es un modelo maravilloso. Le conté lo que se vivió aquí con su presencia y que había una intención de venerarlo y que podíamos hacer algo, el papa Francisco me respondió: meta; son esos santos que necesita la iglesia, eso traerá más vocación sacerdotal”.
La causa comprende un largo camino, pero está en movimiento. Durante la presentación del libro, el padre Fabián Giménez recordó un viejo dicho en los ámbitos religiosos. “Las causas del palacio van despacio”. Al final se repartieron estampitas con la imagen del Padre Martín Martín Martín Tereso y la noche cerró con un copetín para los asistentes.