Al final de la vida, muchas personas enfrentan una profunda introspección sobre sus decisiones, acciones y relaciones. Este proceso de reflexión suele traer consigo una serie de arrepentimientos que se vuelven recurrentes en pacientes de todas las edades y circunstancias.
Un psiquiatra experto en acompañar a personas durante su etapa final contó cuáles son los seis arrepentimientos más comunes antes de morir. Estos abarcan aspectos profundos de la experiencia humana, desde las relaciones afectivas hasta las elecciones profesionales y el tiempo dedicado a uno mismo.
Conocer estos lamentos no solo permite reflexionar sobre nuestras propias prioridades y decisiones en el presente, sino que también nos invita a vivir con mayor autenticidad y propósito, evitando llegar al final de la vida con sentimientos de insatisfacción o remordimiento.
Enrique Rojas, autor de “Comprende tus emociones”, es un catedrático de Psiquiatría y Psicología Médica, que escribió un manual para ayudar a las personas a gestionar y reconocer los sentimientos. Sin embargo, uno de los temas más interesantes que trata es el final de la vida de muchas personas y, en este sentido, en diálogo con ABC, compartió cuáles son los principales arrepentimientos que muchos tienen antes de morir:
Los seis arrepentimientos que tienen las personas antes de morir, según un psiquiatra
Vivir para trabajar. “Son mayoría los que se arrepienten de haber trabajado demasiado. De pasar la vida con una sobrecarga profesional excesiva, de haber vivido para trabajar, y, en esos momentos estelares de lucidez total, sienten que su vida estuvo descompensada, que faltó equilibrio entre los diferentes ingredientes de los que debe ser la existencia de un ser humano”, indicó el psiquiatra.
Malestar innecesario. Es decir, la exageración de los problemas que, en el fondo, no son de tanta importancia en la vida.
No haber disfrutado la vida. “Esto tiene un amplio espectro: desde no haber sido capaz de captar y gozar de cosas positivas de la vida ordinaria, en una especie de carpe diem (aprovecha el momento, vive esto y saboréalo), pasando por no haber planificado tiempo libre para uno y buscado esas satisfacciones según las aficiones que uno fomentó Saber descansar también es un arte. Y, al mismo tiempo, ser organizado para dar lo que más nos relaja en el tiempo libre, que es una manera de retratarse”, explicó el experto.
No haber dedicado tiempo a la familia. “Hoy vemos esto con bastante frecuencia. De hecho, tiene mucha actualidad la figura del padre/madre ausente, que es aquel que no tuvo casi influencia en la educación de sus hijos, por no tener tiempo y haber dejado esta tarea en manos de la madre/padre, porque la profesión lo absorbió demasiado y no tuvo presencia psicológica y afectiva con sus hijos”, indicó.
No cumplir el sueño. Es decir, cumplir con las expectativas de los demás, en vez de las propias. “Esto tiene mucho que ver con atreverse a ser uno mismo. Saber desarrollar la propia personalidad, puliendo y limando las aristas y puntos negativos de la misma, con la ayuda de los más cercanos y, a la vez, trabajar el programa personal diseñado previamente, teniendo claros los objetivos y luchando y batallando por irlos alcanzando” especificó el profesional.
No haber tenido más espiritualidad. Muchas de las personas se arrepienten de no haber creído en algo superior que responda a los grandes interrogantes de la vida.