El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) nació el 4 de diciembre de 1956, por medio del Decreto Ley 21.680/56. Hoy, 68 años después, sus objetivos y sus esfuerzos se orientan a la innovación como motor del desarrollo nacional.
Como integrante del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, sus aportes permiten que la Argentina alcance mayor potencialidad y genere nuevas oportunidades para acceder a los mercados regionales e internacionales con productos y servicios de alto valor agregado.
A lo largo de su trayectoria, el INTA ha trascendido su rol técnico para convertirse en un verdadero patrimonio de los argentinos. La Institución es, y siempre será, un pilar fundamental para el desarrollo agropecuario, agroalimentario y agroindustrial de nuestro país.
En referencia a esta fecha, reflexionó la directora de la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) Famaillá del INTA, Liliana Fortini. “Hemos dejado una huella profunda en la región. Desde el trabajo con pequeños productores hasta alianzas con empresas e instituciones, cada acción ha demostrado que el conocimiento aplicado con dedicación puede transformar realidades”, ponderó.
Fortini destacó los aportes de la institución en su largo camino recorrido. “Innovaciones en cultivos clave como la caña de azúcar y los cítricos, avances en valor agregado, energías renovables y prácticas sustentables son sólo algunos ejemplos de cómo el INTA impacta en la vida de las personas”, subrayó.
La directora también brindó un especial agradecimiento a la Asociación Cooperadora y al Consejo Local Asesor de la EEA Famaillá, que son quienes marcan el rumbo del cambio necesario en la institución. “Con su compromiso, visión y apoyo incondicional nos han acompañado en cada paso, reconociendo siempre el esfuerzo y la capacidad que hacen del INTA un referente indiscutible. Su colaboración no sólo ha fortalecido nuestras acciones, sino que también ha sido un recordatorio constante de que el trabajo conjunto multiplica los resultados”, remarcó.
El futuro
También aludió al futuro de la entidad. “Vivimos tiempos de desafíos y de transformaciones. Sabemos que los cambios pueden generar incertidumbre; pero también sabemos que el INTA ha demostrado, una y otra vez, que es una institución resiliente, capaz de reinventarse sin perder su esencia. Cada desafío que enfrentamos es una oportunidad para fortalecer nuestra misión y reafirmar nuestro compromiso con el desarrollo sustentable y el bienestar de nuestra sociedad”, manifestó.
Por último, Fortini envió un mensaje optimista. “Seguimos adelante con orgullo y con la certeza de que nuestra labor tiene un impacto real y duradero en el territorio. Desde Tucumán, desde cada rincón del país, seguiremos demostrando que juntos podemos superar cualquier desafío y construir un INTA fuerte, moderno y al servicio de todos”, puntualizó.