Iconografía sacra y cultura indígena en un edificio de Caballito

Benjamín Felice, artista tucumano radicado en Buenos Aires, proyectó una obra en un edificio en construcción y ganó el primer premio entre 500 concursantes. “Mi primera relación con el arte ha sido en una iglesia”, contó.

UNA REPRESENTACIÓN. Con esta propuesta obtuvo el galardón de U$S10.000 y su realización. UNA REPRESENTACIÓN. Con esta propuesta obtuvo el galardón de U$S10.000 y su realización.

Desde que se radicó en CABA (entre 2014 y 2016) Benjamín Felice se instaló en diferentes espacios como artista, gestor y productor.

Sus trabajos, que problematizan la diferencia entre arte, artesanía y diseño, se exhiben en la galería Pasto, pero él también creó la suya, Ohno, que participa activamente en la feria Arteba, por ejemplo y en otros eventos.

Benjamín Felice ganó la 6ª edición del Premio Azcuy, un certamen de arte contemporáneo organizado por la compañía inmobiliaria Azcuy en colaboración con el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (Mamba) y la Fundación Azcuy.

Su obra “Orlas Sacro Calchaquíes” fue seleccionada entre más de 500 propuestas, y será instalada en el edificio en construcción Donna Vita, ubicado en el barrio porteño de Caballito. Recibió un premio de U$S10.000 y los costos de producción de la obra, que desde la próxima semana comenzarán a debatirse, cuando se defina si la pieza estará ubicada en el patio central o en un mural; él ya comenzó a investigar sobre el concreto con tubos de vidrio que utilizará.

La propuesta del artista incorpora como práctica contemporánea el uso de una iconografía sacra, la ornamentación y las culturas indígenas del NOA, en particular.

En otras palabras, el artista, que también es productor musical, mira las prácticas contemporáneas desde el diseño y las artesanías, desde el arte sacro. Pero además, detrás de esa propuesta, hay un estudio e investigación sobre la estética americanista.

En una iglesia

Ciertamente, cuando Felice dialoga con LA GACETA recuerda que su primer contacto con las bellas artes fue la iglesia, la iconografía sacra y las artesanías. “Entiendo que aquí (en CABA) la mirada está siempre puesta hacia el impacto, se busca esa cuota que proponen los artistas, pero introduje la ornamentación. Por lo general domina esa idea tradicional de que el artista produce un objeto maravilloso… y podría haber llevado una obra en el espacio verdad, pero me interesa otra visión”, explica.

Benjamín Felice, artista tucumano radicado en Buenos Aires. Benjamín Felice, artista tucumano radicado en Buenos Aires.

- ¿Cómo fue tu planteo?

- Me interesaba poder nombrar ideas de las artes aplicadas en la Argentina. Entender de una manera la historia de arte, como el modelo de Schiaffino (Eduardo), que es el modelo académico nacional, que impone cómo ver un paisaje, una pintura, el objeto, todo lo cual que es netamente parisino. La Academia Nacional de Bellas Artes es para mí una mímesis de lo parisino de ese momento. Y otro modelo que me importa, y que tiene que ver con Ricardo Rojas, que es lo que venía investigando. Mi primera relación con el arte ha sido en una iglesia, por eso parto del arte sagrado y la artesanía.

- Otro modelo, lejano a la academia…

- La iconografía del trabajo salió de una investigación de artistas americanistas con simpatías de Ricardo Rojas. Observé algunos salones con estética americana; y como se genera un objeto a partir de Ambrosetti y una categorización estética del NOA, una estética, que se presenta como una interpretación confusa, representación incaica, símbolos reinterpretados por la modernidad. Arte y diseño, el proyecto está enfocado en un punto ambiguo entre la monumentalidad que habla sobre la escultura, sobre el arte, el arte aplicado. Y que se pueda percibir desde perspectivas distintas, nací en el norte y allí me formé, donde un jarrón viracocha era lo más común en las casas del NOA. En la iglesia se puede encontrar iconografía guaraní, africana, indígena, jesuita, es todo un kilombo, pero es lo más interesante para hablar de identidad, por ejemplo. Me importa que sea un problema y no que esté resuelto, que se pueda indagar, debatir.

- Veo que lo sacro aparece central en tu investigación…

- Fijate el patrimonio sacro argentino en el NEA y el NOA. Los objetos de Chaco producidos por los jesuitas tenían cierta libertad de interpretación, ahí está inscripta en la mirada del que vive en ese mismo territorio. Y cuál es la identidad más representativa, entonces. El congreso de Cimam que se hizo el año pasado trajo como temario archivos disidentes, aborigenistas, comunidades, se nombró la artesanía todo lo que demanda la contemporaneidad, pero que viene con una doble moral…

- Pero también es posible que sea una estrategia de mercado cooptación de ese arte o un mero planteo políticamente correcto…

- Más que la cooptación, se corre el riesgo de la construcción de un producto de consumo cultural que no tendrá la profundidad necesaria para transformar el lugar de dónde surge esa producción, esas prácticas. Puede ser una estrategia del arte contemporáneo encriptar sentidos en prácticas contemporáneas para entrar en ese imaginario del que la historia se hará cargo, y no nosotros necesariamente.

- ¿Cómo te va con la galería?

- Bien, ya está instalada, ahora me asocié con otra persona, y me retiraré un poco como dirección artística. Llevamos ya seis años en Arteba. Con la galería trabajé con artistas de Chaco, Corrientes, Tucumán, la galería se pudo parar aprendimos el oficio y tenemos un plantel ya formado. Luego ampliamos la presentación de artistas de otras ciudades y hasta de Paraguay.

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