¿Por qué nos interesa Wanda Nara?

En sus redes, Wanda Nara volvió a subir fotos con Mauro Icardi. En sus redes, Wanda Nara volvió a subir fotos con Mauro Icardi. FOTO. Instagram: mauroicardi

Wanda Nara tiene 38 años y no usa un nombre artístico: efectivamente se llama Wanda Nara. Wanda Solange Nara. En 2007, Marcelo Polino le puso un tres como puntaje por su coreografía en Patinando por un Sueño: claro, había sufrido una fuerte caída durante la prueba. El voto de Reina Reech en esa misma jornada fue secreto, pero pudo saberse al viernes siguiente que sería también bajo: la caída sobre el hielo era indisimulable. Su primera foto en Instagram la publicó en 2012. Fue un retrato de ella, su hermana Zaira (también es su nombre original) y Valentino, su primer hijo, en el estadio de San Siro, en Italia. Él tiene puesta la camiseta del Milan, club en el que -en ese entonces- jugaba Maximiliano López, primer esposo suyo y padre de sus primeros tres hijos. En 2015 posteó una foto con la siguiente frase: “Si pudiese borrar todos los errores de mi pasado, estaría borrando toda la sabiduría de mi presente”. Como nota personal, la publicación tiene me gustas de amigos y amigas que ahora la detestan.

La miscelánea de datos más o menos inútiles e ingenuos sobre la mujer más buscada en Google Argentina en más de la mitad de los años de este siglo podría continuar, pero no serviría de mucho. Ahora mismo seguramente están motorizándose más búsquedas sobre ella, pero acerca de sus circunstancias actuales. Principalmente circunstancias amorosas. Esas que de alguna manera nos hemos enterado, pero que siempre requieren una última actualización. ¿Por qué nos interesa tanto Wanda Nara? ¿Por qué otros quieren dejar en claro que no les interesa en nada Wanda Nara? ¿Por qué genera lo que genera ella y su entorno? ¿Por qué seguimos pendientes de ella? ¿Por qué esta columna arranca con Wanda Nara?

El FOMO es la percepción de que otros están viviendo una vida mejor, disfrutando de experiencias nuevas o emocionantes y que uno mismo está siendo excluido de ella, explica la psicóloga Amy Sullivan, de la Cleveland Clinic. Sus siglas en inglés (Fear Of Missing Out) responden a una sensación concreta: miedo a perderse algo. El miedo a no formar parte responde a serios problemas de pertenencia y hasta de validación. “Si no voy a la fiesta, quedo afuera del grupo”, por citar un ejemplo. Vale lo mismo para una discusión o un tópico como el que representa Wanda Nara. ¿Es realmente eso lo que nos pasa? El deseo de saber de su vida está claro: fue la mujer más buscada en Google en 2021 y 2022 en Argentina. Las revistas vendían más ejemplares con ella en la tapa. Además, los casi 18 millones de seguidores en Instagram hablan de su popularidad. ¿Pero qué hay de ella?

Más allá de que los medios han cubierto la carrera de Wanda Nara como actriz, vedette, mediática, representante, ella misma también ha sabido participarnos de todas sus historias amorosas y familiares. No es que le hable directamente a cada uno de sus 17.100.000 millones de seguidores cuando sube capturas de chats con Mauro Icardi, pero ha sentido la necesidad de hacerlo. Y no es que la vida pase por las redes sociales ni mucho menos por los seguidores de Instagram, pero es con ese tipo de plataformas que sostenemos esa actualización constante de Wanda Nara y otros personajes. Wanda Nara tiene su propio círculo íntimo con el que discute sus problemas, pero igualmente se los cuenta a su propio “mundo” de las redes para informarlo.

El reconocido filósofo coreano Byung-Chul Han habla sobre este tema. “En la comunicación analógica tenemos, por lo general, un destinatario concreto, un interlocutor personal. La comunicación digital, por el contrario, propicia una comunicación expansiva y despersonalizada, que no precisa interlocutor personal, mirada ni voz”, explica. “Por ejemplo, los mensajes que ponemos en Twitter o Instagram. No van dirigidos a una persona concreta. No se refieren a nadie en concreto. Las redes sociales no fomentan forzosamente la cultura de la discusión”, explica. Claro, imagínense si Wanda Nara se pusiera a debatir con nosotros sus problemas de pareja. Aún así, nadie pide eso, pero la instancia de mantener su intimidad resguardada no parece ser una opción.

Y si discutir los problemas de Wanda Nara con ella suena ridículo dado el contexto (no la conocemos y difícilmente lo hagamos), cuánto más suena hacerlo entre nosotros, los espectadores de su vida, pero con ella fuera de la escena. En estos casi 20 años de su popularidad hemos asistido y discutido episodios como el de su surgimiento en el medio en la casa de Diego Maradona (prácticamente su ingreso a la farándula, vistiendo un calzoncillo para entrar a la pileta), su enamoramiento con “Maxi” López, sus dramas intrafamiliares con Andrés Nara, su padre y su ida y vuelta (e ida y vuelta) con L-Gante. Asistimos también a su historia con Mauro Icardi, con todo lo que ello conllevó. Primero, en el nacimiento de la relación, cuando se supo que estaban juntos y que había sido durante el vínculo con López. Nunca una infidelidad importó tanto como en ese momento. En este caso asistimos, discutimos y participamos también, llevando hasta el hartazgo el chiste sobre “quedarse” con la mujer de tu amigo y “irte” con el amigo de tu ex. Una serie de lugares comunes que no podemos endilgarle ya a la figura en cuestión. Luego, cuando en 2021 aseguró que el propio Icardi le fue infiel con la “China” Suárez.

Pese a todo seguiremos recibiendo y buscando sus noticias. Quizás para pertenecer, para ser parte, por el mero entretenimiento o, en el caso de ella, para seguir teniendo a ese mundo virtual y hasta abstracto, bien informado.

A fines de 2023, Wanda Nara se consagró campeona del Bailando con las Estrellas en Italia gracias al voto positivo del 70% de los votos de la gente. Su última foto en Instagram es una en dónde está abrazada a sus hijas Francesca e Isabella.


Tamaño texto
Comentarios
Comentarios