La bajante de agua del dique La Angostura no sólo cambió el paisaje del lugar, sino que también provocó la proliferación de algas. La imagen del escaso volumen con el verde en las orillas del embalse es, desde el inicio de la temporada turística, uno de los asuntos más comentados entre quienes visitan los valles tucumanos.
Ayer, LA GACETA dio cuenta de que la falta de lluvias había provocado que las represas de Escaba y de El Cadillal sufrieran bajas importantes en sus caudales. En particular, preocupa la situación del dique emplazado en el sur tucumano: el Organismo Regulador de Seguridad de Presas (Orsep) fijó una cota mínima de 620 metros sobre el nivel del mar para ese embalse, pero comenzó la semana por debajo de los 605 metros (604,80).
En el caso de La Angostura, el ingeniero Daniel Gelati, responsable de la Dirección Provincial del Agua en el lugar, precisó que a fines de noviembre abrieron las válvulas y que bajaron el nivel del agua en un metro y medio, aproximadamente. Dijo que se trata de una disposición preventiva para evitar inconvenientes en caso de lluvias que colmaten el dique y que el agua supere el labio del vertedero.
Esta situación, a criterio de Oscar Fregenal, encargado de piscicultura de la Estación El Mollar derivó en la proliferación de algas, que son claves para el equilibrio del ecosistema de este icónico cuerpo de agua. Afirmó que no sólo tiene un impacto visual, sino también una influencia directa en la vida acuática, especialmente en la reproducción del pejerrey, una de las especies más representativas del lugar.
“Las algas son indispensables porque en ellas se crían los alevinos, que son los peces recién nacidos. Esto favorece una mayor cantidad de nacimientos y mejora el desove del pejerrey”, señaló Fregenal. Este año, se registró una mayor presencia de algas en las zonas cercanas al embarcadero de El Mollar y también en la parte del embarcadero sobre la ruta 307.
El nivel actual del dique, que ronda entre el 70% y el 80% de su capacidad debido a la apertura de válvulas, también influye en el fenómeno. “El bajo nivel de agua contribuye a la proliferación de algas, algo que, si bien beneficia a la reproducción de los peces, también podría generar desequilibrios si no se controla adecuadamente”, alertó.
Un problema asociado que preocupa es la acumulación de basura en las orillas del dique. “Los pescadores y visitantes dejan botellas, latas y plásticos que terminan en el agua. Luego, el oleaje lleva esos residuos hacia las orillas”, comentó Fregenal.
Actualmente, las tareas de control se han visto afectadas por la falta de vehículos y personal. “No estamos realizando los controles nocturnos ni verificando los permisos de pesca porque los vehículos de la Secretaría están en reparación y solo somos tres personas trabajando acá. Para un control eficiente, necesitaríamos al menos cuatro agentes más y medios de movilidad adecuados”, detalló.
Fregenal hizo un llamado a los visitantes y residentes de Tafí del Valle y El Mollar para que colaboren en el cuidado del dique. “Lo principal es evitar tirar basura al agua. El cuidado del dique es responsabilidad de todos”, concluyó el .