
Le decían "Riquelmito", es hincha de River, brilló en Central Norte y hoy es recolector de residuos

A cuatro años de haber colgado los botines, Segundo Porven descubrió algo que en el fragor de las canchas nunca alcanzó a comprender: era más que un jugador, era un símbolo, un ídolo eterno de Central Norte. En su tiempo sobre el césped, las ovaciones y los cánticos eran solo ruido para sus oídos concentrados en la pelota. Hoy, desde la distancia, cada recuerdo y cada homenaje le revelan una verdad que antes no cabía en su imaginación: su nombre quedó grabado en las almas de quienes alguna vez lo vieron brillar.
"Medianamente creo que hice bien las cosas", reflexionó Porven sobre su vida, con la humildad de quien no busca grandes reconocimientos. Sin embargo, nada de "mediano" tiene lo que generó, especialmente en el barrio El Bosque, donde sus hazañas futbolísticas dejaron huellas imborrables.
"La gente siempre me hizo sentir el cariño que me tenían, pero lo que más me sorprende es que recuerden con tanto detalle las jugadas y los goles, algo que sigue pasando hasta hoy", comentó el mediocampista con una mezcla de asombro y gratitud. “Los años pasan y todavía se acuerdan de mí, ya sea en la cancha, por la calle o ahora en el diario", agregó, emocionado por la convocatoria de LA GACETA. Según Porven hay casi 90 goles que dejaron una huella imborrable. En el torneo de la Liga Tucumana, Central Norte fue el equipo donde más se destacó, aunque también pasó por Central Córdoba y otros clubes. Con los santiagueños logró ascender al Argentino A.
El fútbol sigue cerca de Porven, aunque ya no como parte de su vida profesional. Actualmente trabaja en la Municipalidad de Tafí Viejo, en la recolección de residuos, una actividad constante que le permite vivir. "Es un trabajo que demanda desgaste físico. Pude hacer ambas cosas con mucho sacrificio, y aunque sentía que tenía energías para seguir, decidí descansar y dedicarme más a mi familia", explicó, refiriéndose a su decisión de colgar los botines en 2021.
“Tengo una esposa y un hijo de 15 años que también heredó el amor por el fútbol. Están mi padre, mis tres hermanos con sus parejas y muchos sobrinos. Somos una familia numerosa y muy unida”, describió el hombre de 43 años.

Porven consideraba que el tiempo que podía dedicarle al fútbol de alto rendimiento no era el que su club ni el deporte mismo merecían. Mantener buenas condiciones laborales y asegurarse un futuro más estable en su otro trabajo era clave para seguir disfrutando de la vida. “Sentía que había jugado todo lo que tenía que jugar. Además, veía que surgían chicos muy talentosos. Por un lado, no quería dar ventajas, y por otro, no quería quitarle la oportunidad a un jugador que quizá se lo merecía más que yo. No quise ser egoísta”, precisó.
Si no mantuvo su carrera de deportista como prioridad, fue porque tomó una decisión que superó ampliamente al fútbol. “Decidí quedarme en mi casa, con mi gente, y no me arrepiento”, afirmó el campeón liguista en 2001.
“Mi trabajo es duro porque hay que hacerlo con frío, calor o lluvia, ya que es una tarea esencial. Pero lo hago con orgullo, porque es mi principal sostén y el de mi familia”, remarcó el exjugador. “Hay gente que reconoce el esfuerzo que hacés para mantener limpia una zona, y otras personas que no lo valoran para nada. Eso molesta un poco, pero lo hago con la mejor actitud. Sé que soy un bendecido por tener mi trabajo asegurado”, reconoció.
Porven comenzó a jugar al fútbol en el CEF 18, donde recibió la formación de Daniel Petrella. Hasta hoy, su mentor sigue atento, con su mirada afilada, a promover a los jóvenes con potencial. Porven realizó una prueba en Rosario Central y fue aceptado, pero el hogar pudo más. “Quedé, jugué todo un año y tenía que volver al siguiente para jugar en cuarta división, a un paso de la reserva. Por razones familiares, decidí quedarme en Tucumán. Entonces, Central Norte me vio y un grupo empresario compró mi pase”, recordó al repasar su historia futbolística.

Desde Salta, tanto Central Norte como Gimnasia y Tiro mostraron interés en él. También lo hizo Atlético, aunque ahí vivió una de sus mayores frustraciones. “Estuve a punto de firmar, pero el técnico de ese momento ‘me bajó el pulgar’”, explicó sobre su paso por el club de Barrio Norte, dirigido entonces por Enrique Hrabina. El ídolo de Boca Juniors convocó a varios jugadores en el puesto de Porven. “Así me quitó la posibilidad. Me dolió porque estaba en un buen momento y sentía que podía demostrar lo mío”, lamentó.
¿Y qué era lo suyo? Nada mejor para explicarlo que una anécdota que guarda con orgullo y humor. Como enganche, tenía al número 10 como referente. “Aunque soy hincha de River, mi ídolo siempre fue Riquelme. Trataba de imitarlo en cada detalle: cómo hacía jugar a sus compañeros o su gesto técnico. Algunos me decían que tenía cosas de él, y para mí era un orgullo, aunque estuviera muy lejos”, confesó. “Por eso me llegaron a bautizar como ‘El Riquelmito tucumano’”, agregó.
Desde hace dos años, junto a su hermano Carlos, Porven guía la escuelita del Club Social y Deportivo Villa Carmela. “Tratamos de formarlos como buenas personas. Después, enseñamos lo que uno aprendió para que puedan ser buenos futbolistas”, explicó, dejando claro el orden de prioridades en su rol como formador. “Yo sigo jugando”, afirmó Porven. Aunque ya no compite en alto rendimiento, sus pies no se alejan de la pelota. “Lo voy a practicar hasta que el cuerpo me lo permita. Lo extraño porque creo que uno es futbolista para siempre”, sentenció.