

“Volver a empezar”. El nombre del conocido tema de Alejandro Lerner probablemente vino a la mente de más de un hincha de San Martín antes, durante o después del desabrido empate a cero que el equipo de Ariel Martos cosechó en su visita a Almagro, por la fecha inicial de la Primera Nacional.
Esa sensación de un nuevo comienzo tras la doble -gigante- frustración de la temporada pasada no podía ser sino más agria que dulce para el mundo del “Santo Tucumano”, en vista al dolor de no haber sido (es decir, estar jugando la Copa de la Liga).
La presentación oficial de San Martín en la temporada 2025 fue predominantemente bipolar: un primer tiempo para el olvido y un complemento, con varias incorporaciones que ingresaron como revulsivos, que entregó señales positivas.
La renovación con respecto a la versión 2024 que cayó en la final con Aldosivi y en la semi del reducido con Gimnasia de Mendoza quedó patente de arranque sobre el verde césped del estadio “Tres de Febrero”.
Por caso, en la alineación inicial ante el “Tricolor” hubo apenas cuatro nombres de los titulares en aquella tarde del Gigante de Arroyito (Darío Sand, Juan Orellana, Gustavo Abregú y Juan Cuevas). Y tres de las recientes incorporaciones (Federico Murillo, Franco Quiroz y Juan Cruz Esquivel) vistieron la camiseta del “Santo” desde el minuto cero del nuevo ciclo, mientras otras cinco esperaban en el banco (en total, fue la primera vez para siete).
Ahora bien, más allá de los cambios de nombres, al primer San Martín “made in Martos” le llevó un buen tiempo (casi toda la primera etapa) poder hacer pie en la tórrida tarde de José Ingenieros, con 37 grados de sensación térmica. De hecho, no pateó al arco defendido por Christian Limousin hasta los 42 minutos, un tirito de Esquivel sin peligro alguno.
Hasta entonces San Martín había carecido de protagonismo, pese a la voluntad exteriorizada por su nuevo entrenador de pisar fuerte incluso en rodeo ajeno. En verdad fue Almagro el que intentó saltarle a la yugular a su rival y con todas sus (muchas) limitaciones, hizo figura a Sand antes de la media hora inicial.
El capitán “santo” respondió en gran forma ante un remate de media distancia de Ariel Chaves y un tiro libre de Maxi Luayza. En tanto, a la defensa se la veía endeble, en particular por las bandas, y al mediocampo, perdido. Con ese panorama, Esquivel y Nicolás Moreno quedaron librados a su suerte de “llaneros solitarios”.
Los ingresos de otras dos caras nuevas, Jesús Soraire y Martín Pino, por Agustín Prokop y Moreno lejos estuvieron de sorprender, más bien se esperaban: había que sacudirse la modorra.
Enseguida se vio que los cambios fueron para mejor. Porque con Soraire ganó en volumen de juego, y Esquivel pareció sentirse más cómodo con Pino al lado. Hasta creció el rendimiento de Cuevas, que estrelló un tiro libre en el palo, señal de una balanza que comenzaba a inclinarse para la visita, a medida que el anfitrión no encontraba respuestas.
Martos también hizo debutar a Hernán Zuliani y a Nahuel Cainelli, y este último dispuso de la situación más clara, un tiro llovido que se estrelló en el mismo palo “maldito” y resignó a unos y otros a una repartija de puntos que, por tratarse de una primera fecha, a ninguno le supo demasiado mal.
Quizá algún hincha del “Santo Tucumano” entrado en años haya terminado tarareando: “Sabe Dios que nunca es tarde para volver a empezar…”