En la primera semana de febrero, los precios de alimentos y bebidas registraron un aumento significativo, con un incremento del 2,3% en comparación con la semana anterior. Este repunte fue el más alto desde mayo del año pasado, siendo principalmente impulsado por los aumentos en carnes y bebidas, que explicaron alrededor del 80% de la subida. Otros productos como verduras, lácteos y huevos también contribuyeron a este alza. Sin embargo, se espera que este incremento no sea sostenido y que la inflación en general continúe desacelerándose.
La consultora LCG, que realiza un seguimiento semanal de los precios, indicó que, aunque el aumento de la primera semana de febrero es notable, no se anticipan más picos de inflación. En el mercado, se confía en que el gobierno logrará reducir la inflación, apoyado en el proceso de desaceleración del ritmo de devaluación del peso implementado por el Banco Central. Este cambio, que reduce la devaluación oficial del 2% al 1% mensual, se espera que ayude a mitigar las presiones inflacionarias.
Según las proyecciones de la consultora EcoGo, la inflación de febrero se ubicará en torno al 2,1%, lo que representaría una leve disminución respecto al 2,3% estimado para enero. Este pronóstico coincide con las expectativas de otros analistas que participan en el Relevamiento de las Expectativas del Mercado (REM) del Banco Central. Además, se prevé que la inflación siga disminuyendo en los próximos meses, con una caída gradual hasta llegar al 1,6% en julio de 2025.
Aunque las expectativas son positivas, los economistas también destacan que el ritmo de devaluación oficial será crucial para mantener esta tendencia de desaceleración. Eugenio Marí, economista de la Fundación Libertad y Progreso, señala que, si bien se espera que la inflación continúe reduciéndose, el éxito dependerá de la consistencia de las políticas monetarias y la implementación adecuada del nuevo esquema de devaluación.
Por último, la inflación de enero se estima en torno al 2,3%, lo que marcaría una desaceleración respecto a diciembre, cuando la inflación fue del 2,7%. Este descenso en enero sería la inflación más baja registrada en los últimos 53 meses, lo que refuerza la tendencia a la baja que comenzó hace más de un año, tras el cambio de gobierno y las medidas económicas implementadas por la nueva administración. Se espera que esta tendencia continúe durante el año, especialmente con la reciente reducción en el ritmo de devaluación.