

La organización de la sociedad civil Fundar publicó una investigación sobre la transición demográfica en la Argentina y el mundo, que pone el foco en el hecho de que cada vez nacen menos niños y las personas viven cada vez más tiempo. Según el estudio, en 2040, las personas nacidas entre los 70 y los 80 van a entrar en edad de retiro, y pueden necesitar cuidados. "Si todo sigue como viene, al llegar ahí van a encontrar un escenario bastante distinto al que están acostumbradas", advirtieron las autoras María de las Nieves Puglia, Agustina Bendersky, Ximena de la Fuente, Celina Santellán y Yamila Nadur. Para estas especialistas de Fundar, la proyección anticipa que habrá una oportunidad para los empleos asociados a la protección y asistencia de la población envejecida no sólo en el país, sino también en el extranjero.
Según Fundar, en 15 años habrá casi un 45% más de personas mayores demandantes de cuidado. "Es muy probable que el sistema actual colapse si no hacemos algo al respecto", refirió la fundación. A modo de introducción, el estudio explica que la “transición demográfica” es el “pasaje” de un régimen de alta natalidad y mortalidad a uno inverso, es decir, de baja natalidad y baja mortalidad. Se detalla que el proceso comenzó en Europa durante el siglo XVII y que hoy prácticamente está vigente en todo el planeta.
La transición demográfica se puede dar de dos formas: en la primera, cae la tasa de mortalidad primero y, décadas después, cae la de natalidad, o pueden caer ambas de manera simultánea, como es el caso de la Argentina. Esto último provoca un cambio en la pirámide poblacional, haciendo que se encoja la línea juvenil y se ensanche la adulta. Es lo que se conoce como envejecimiento poblacional. Fundar apuntó que la Argentina es uno de los países de la región con un proceso más rápido y avanzado de envejecimiento poblacional, superado únicamente por Cuba y otras islas del Caribe. Si bien el proceso de envejecimiento comenzó a mediados de la década de 1930, la fecundidad en el país disminuyó de manera drástica en la última década.
La Organización de las Naciones Unidas vaticina que habrá un envejecimiento poblacional pronunciado en el país a partir de 2034. La proyección calcula que la población mayor de 60 años pasará de 7,45 millones en 2022 a 10,84 millones en 2040, lo que representaría el 20% de la población total del país. Por otro lado, la población infantil caería de 2,84 millones en 2022 a 2,71 millones en 2040, para representar el 5,16% de la población.

Todo esto se traduce en que, para 2040, la mayoría de la generación millennial entrará en una etapa de retiro o jubilación, pero habrá menos gente para sus cuidados en caso de requerirlo. Actualmente el 70% de las personas mayores recibe algún tipo de cuidado de algún familiar, en su mayoría mujeres, y existe un centro de cuidado por cada 177 personas, y se espera que para 2040 la cifra aumente a uno cada 257. Entonces la pregunta que se plantea el informe de Fundar es, si la esperanza de vida continúa aumentando y cada vez nacen menos niños, ¿quién va a cuidar a esos adultos mayores?
Aumentar la oferta y la infraestructura
Fundar identificó que en 15 años algunas provincias como Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires o Catamarca tendrán cerca del 20% de su población mayor de 60 años. Además, detalló que 52 departamentos de todo el país necesitarán inversiones para reforzar las estructuras de cuidados, debido a que serán los que experimentarán las mayores tasas de longevidad.
La fundación afirmó que la Argentina estaba en un “momento justo” para planificar una provisión adecuada de cuidados para los próximos 20 años. Para aprovechar esta ventana de oportunidad, Fundar hizo cuatro propuestas: 1) reorientar y diversificar la inversión en materia de infraestructura, servicios de cuidado y calidad educativa; 2) repensar cómo garantizar la cobertura de infraestructura y servicios para las dependencias más intensas de cuidados en personas mayores; 3) robustecer la oferta de dispositivos de salud, educación, recreación y ocio para la prolongación de la autonomía, y 4) mejorar la calidad de los empleos asociados a los cuidados. Estas acciones generarían más de 600.000 puestos de trabajo en el área de educación, 450.000 en salud y 780.000 en el sector de cuidados de personas mayores, según estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).