

Después de intensas jornadas marcadas por la incertidumbre social y financiera, el gobierno de Javier Milei parece haber hallado una bocanada de aire fresco en el Congreso. El blindaje al Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que faculta a la Nación a renegociar la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI) le permite a la administración libertaria calmar ansiedades económicas y ver en perspectiva un año marcado por el proceso electoral de medio término que reconfigurará el Poder Legislativo.
Ante este contexto, el licenciado en Ciencias Políticas Patricio Adorno aseguró que en el mapa de la política argentina se divisa un eje muy claro, donde se diferencia a quienes están a favor o en contra de Milei. “Hoy se muestra con mucha claridad que los únicos que están cómodos, respecto al escenario nacional y de cómo están parados, aunque sin estar ordenados, es el peronismo, alineado con el kirchnerismo. Del otro lado, la tensión entre los aliados naturales y circunstanciales, como el PRO y a un sector de la UCR, tiene un componente de sumisión muy fuerte a la figura del presidente de la Nación”, dijo.
Y sostuvo que este contexto no es ajeno al plano provincial porque va en detrimento de la estrategia elegida hace algunos meses por el gobernador, Osvaldo Jaldo. “Su cercanía a la Nación alineaba, sobre todo, a sectores medios de la sociedad que no lo habían votado y diluía el componente nacional de la contienda, que es lo que creo que hoy está complicando el armado del Partido Justicialista (PJ) local, porque la dicotomía es muy clara y es lo que favorece la posición de candidatos que puedan incomodar el armado peronista”, remarcó.
Más allá del eje que parece dividir para un lado u otro a la dirigencia política, Adorno advirtió que el 14 de febrero, la luna de miel que la gestión libertaria tenía con la población, o por lo menos con una gran parte de ella, llegó a su fin. “Desde el día en que el presidente Milei tuiteó, lo que para muchos es considerado como la carnada de una estafa por el caso $Libra, se dañó el único elemento que garantizaba la eficiencia de La Libertad Avanza (LLA) de cara a la sociedad. Por ahora no dañó electoralmente a la fuerza política, pero puso una mancha de barro en el delantal blanco que garantizaba la diferencia de Milei con el resto”, dijo.
En relación a estos casos que pueden considerarse errores no forzados para la administración libertaria, Adorno advirtió que desde la propia gestión utilizan la idea de ser outsiders como un factor positivo, aunque la mayoría de los miembros del gabinete no lo sean. “Lo usaron como un efecto de fortaleza y creo que desde el escándalo $Libra empezó cada vez a verse como un signo de debilidad y como una preocupación que estaba presente en algunos análisis que se hacían respecto del momento en el que la inflación o la lucha por estabilizar la economía se corra de la escena y al Gobierno se le empiece a preguntar por otros problemas. Que la corrupción haya entrado como problema en el último mes tiene mucho que ver con una serie de demandas insatisfechas que empiezan a ser cada vez más presentes y cuestionadas al Ejecutivo nacional que empiezan a impactar sobre la línea de flotación del Gobierno de cara a la sociedad que le dio un voto de confianza”, declaró.
Aunque los tiempos del calendario electoral aún no empezaron a correr, resulta ineludible que las acciones de la dirigencia están enfocadas sobre lo que sucederá con la conformación de alianzas y la presentación de candidatos para la contienda de octubre. En este sentido, Santiago González Díaz, director de la Licenciatura en Ciencias Políticas de la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino, indicó que la campaña ya empezó y se está llevando a cabo desde el punto de vista territorial.
“Tenés un Presidente que, a pesar de haber cometido varios errores durante el último mes y de haber hecho un ajuste impresionante, sigue manteniendo una imagen positiva. Todo en la gestión te va desgastando; sin embargo mantiene, a pesar del núcleo duro, una amplia mayoría y sigue manteniendo la capacidad de negociación con las provincias, de acompañamiento de los diputados que no son propios”, describió. Y sumó que pese a que el oficialismo nacional no pueda articular territorialmente en muchas provincias con dirigentes propios y deba acercarse a dirigentes tradicionales, que uno podría incluirlos como integrantes de la casta política local, habrá provincias donde pueda llegar a perder aliados, pero mantener la mayoría o ampliarla. “Si amplía la mayoría sería un triunfo, sea del color político que sea”, dijo.
Más allá de las articulaciones electorales que el partido gobernante pueda llegar a cristalizar en distintos puntos del país, González Díaz remarcó que al haber suspendido la instancia de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del sistema, la estrategia libertaria puede quedar dispersa para el objetivo de conseguir más bancas en el Congreso, a menos que alcance acuerdos como los evidenciados con Gobiernos dialoguistas como el de Corrientes, Salta, Catamarca y Tucumán. “De los cuatro diputados que renuevan este año, excluyendo a Roberto Sánchez, que por ahí acompaña y por ahí no, los otros tres son los que acompañan las medidas del Gobierno (Agustín Fernández y Elia Fernández, por el bloque Independencia, y Paula Omodeo por CREO), entonces si logran conservar la mayoría conseguirán estabilidad a largo plazo y tendremos que ver los resultados desde un aspecto bien diferenciado entre kirchneristas y antikirchneristas”, consideró.
La economía, arista clave
Con la posibilidad latente y real de arribar a un nuevo acuerdo con el FMI, el Gobierno deposita allí altas expectativas para seguir desarrollando su plan económico y político a partir de allí. Ante las características del contexto actual, Bernabé Salas Arón, economista y coordinador de Políticas Públicas de la Fundación Federalismo y Libertad precisó que sería esperable que se llegue a un acuerdo por el cual el FMI preste el capital y los intereses entre 2025 y 2028 para que Argentina vuelva a pagar intereses y capital desde 2029, eximiéndolo de todos los pagos que tiene estos años, pero con un nuevo acuerdo con desembolsos periódicos para financiar los vencimientos que no son postergables entre 2026 a 2028.
“Una de las condiciones para esto es salir del cepo cambiario, pero con dos circunstancias necesarias antes de eso. Una es terminar con el dólar blend apenas se firma el acuerdo y la otra es dejar de intervenir el mercado cambiario. Si el dólar paralelo se va para arriba el Gobierno tendrá que ver su política económica y ver cómo acomoda eso y cómo empieza a planear salir del cepo para que no haya mercado paralelo porque a eso es donde debemos apuntar”, dijo.
En un escenario plagado de desafíos, el economista aseguró que el FMI puede colaborar a reducir los obstáculos, pero advirtió que mientras más tiempo pase con un proceso inflacionario que siga erosionando el tipo de cambio, el problema se vuelve más grande y difícil de solucionar sin algo traumático. “Esto te saca los intereses del fondo de encima, que son jodidos pero no eran tu problema principal. Ahora, si el FMI te exige salir del cepo, que termines con el dólar blend, comprometiendo a los exportadores que ya tienen que exportar a un dólar barato y que si bien le sacaste un poco de retenciones, estás entonces con otras variables que también tienen que ajustar. Y todo termina en que el tipo de cambio es el que se tiene que ajustar”, expuso Salas Arón y recalcó que el ingreso a un régimen de flotación, que el mercado te puede tirar para arriba, abre nuevo y diversos interrogantes que se terminarán convierten en el principal desafío y no tanto el acuerdo en sí con la entidad financiera internacional.