
A comienzos de marzo de 2022, la sección Zoología Agrícola de la Estación Experimental Agroindustril Obispo Colombres (Eeaoc) detectó la presencia de Diaphorina citri -vector de la bacteria causante del Huanglongbing (HLB)- en dos localidades urbanas del departamento Leales. “La Eeaoc comunicó la novedad a la Dirección Nacional de Protección del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), y por medio del Programa Nacional de Prevención de HLB se activó un plan de contingencia”, recordó Gerardo Gastaminza, jefe de la sección Zoología Agrícola de la Eeaoc.
En una interesante nota publicada en la revista Avance Agroindustrial de la Eeaoc, Gastaminza admitió que la detección de Diaphorina citri en Tucumán fue una mala noticia, pero destacó que no los tomó desprevenidos. “Sabíamos que podía ocurrir. Desde que comenzó a expandirse la epidemia en el continente y, en especial, en países vecinos, venimos de un modo u otro y desde distintos ámbitos -productivos, científicos e institucionales- preparándonos para prevenir la infección de nuestras quintas cítricas, para detectar a tiempo particularmente al insecto vector y, en el peor de los casos, para controlarlo”, afirmó.
Si bien precisó que no se puede afirmar que la situación sea epidemiológicamente grave, subrayó que estas detecciones no dejan de ser una señal de alerta. “En el caso de nuestra provincia, está en juego el status fitosanitario que hasta ahora conservamos. Según la clasificación que hoy utilizamos en el país, Tucumán ocupa un lugar en la zona 1, en cuanto territorio libre tanto del insecto vector como de la bacteria causante del HLB”, puntualizó.
Contó que el plan de contingencia puesto inmediatamente en práctica en esos momentos responde al dictado de dos documentos generados al efecto previamente. “Uno es el contenido en el Plan Maestro para el HLB, elaborado en Tucumán con la coordinación de la Eeaoc; el otro, el aportado por el Senasa y producido en el marco del Comité de Sanidad Vegetal (Cosave), la organización fitosanitaria regional que incluye siete países de Sudamérica”, explicó. Resaltó que ambos coinciden en lo esencial: pautan las acciones a seguir e implican la coordinación interinstitucional necesaria para llevar a cabo la operativa pertinente.
“El objetivo es determinar si estas detecciones corresponden a hechos aislados o si son las primeras de una presencia de la plaga ampliamente distribuida”, dijo.
Contó que el plan de contingencia en marcha consiste en que, con foco en el punto de detección, se trazan anillos concéntricos de diferentes radios -500, 1.000 metros, 3.000, 6.000, 8.000 y 16.000 metros- que definen la intensidad de las acciones de monitoreo y el control químico a implementar. La intensidad de las acciones es mayor en el anillo más chico y decrece hacia la periferia. “Ese monitoreo incluye, además de la búsqueda del insecto, la observación de eventuales síntomas sospechosos de afección por HLB en plantas cítricas u hospederos alternativos de la bacteria, como por ejemplo Murraya paniculata”, dijo.
Todas estas acciones que se realizan en los monitoreos se hacen de manera conjunta con el Senasa, con la Dirección de Agricultura de la provincia y con el sector privado -a cargo de la Asociación Fitosanitaria del Noroeste Argentino (Afinoa) y de la Asociación Citrícola del Noroeste Argentino (Acnoa)-. “También colaboran las comunas incluidas en estos focos, que aportan personal para las acciones de control químico y para gestionar nuestro ingreso a las casas del vecindario”, finalizó Gastaminza.