La reducción de los índices de pobreza y de indigencia ha sido celebrada por las autoridades nacionales y provinciales y ha dejado una sensación de discreto alivio en la comunidad ante la contundencia de las cifras. Los expertos, no obstante, han hecho reservas. Incluso Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social Argentina-UCA, dijo que “detrás de las mejoras en las estadísticas de pobreza no hay mucho para festejar”.
El lunes el Indec informó que el 38,1% de las personas se ubicó por debajo de la línea de pobreza en el segundo semestre de 2024, mostrando caídas con respecto al 52,9% del primer semestre y al 41,7% registrado en el segundo semestre de 2023. El presidente Javier Milei celebró con que “la pobreza cayó muy fuertemente. La baja de la inflación, el crecimiento del nivel de actividad y las políticas que ha impulsado el Ministerio de Capital Humano han sacado de la pobreza a más de 8 millones de personas. Si se considera el dato punta la baja en la cantidad de pobres es de más de 10 millones de personas”. En nuestra provincia, el índice de pobreza es del 40,8%, es decir una reducción del 15% en comparación con el 55,8% del primer semestre de 2024. “Tucumán está mostrando un cambio... se empezaron a ver los primeros resultados”, dijo el Gobernador Osvaldo Jaldo, que señaló que 280.000 familias han salido de la línea de pobreza. La explicación es que son la desaceleración de la inflación y la recuperación de los salarios en términos reales, dijo Lautaro Moschet, economista jefe de la Fundación Libertad y Progreso. El director del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa), Jorge Colina, dijo que la pobreza coyuntural bajó, y que controlar la inflación permitió que algunas remuneraciones recuperaran poder adquisitivo.
No obstante, Salvia, del Observatorio de la Deuda Social, dijo en “Perfil” que “nada cambió significativamente si consideramos el nivel de empleo y el valor real de las remuneraciones y haberes. En promedio son muy similares a la situación del tercer trimestre de 2023”. “Todavía estamos transitando una crisis sistémica en materia económica de la que no es tan fácil salir sólo con la baja de la inflación”, añadió.
Además, según un reporte del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), hay una subestimación del peso de los servicios públicos privatizados y del transporte en la estructura de consumo de los hogares y que no se percibe, de manera real, en la tasa de pobreza. Se advierte que “si la presión sobre el dólar aumenta y el gobierno se ve forzado a devaluar por falta de reservas del Banco Central, los precios -en especial los de los alimentos, altamente sensibles al tipo de cambio- podrían dispararse, deteriorando el poder adquisitivo y revirtiendo los avances en la reducción de la pobreza e indigencia”.
Más allá de todo, los datos coyunturales son importantes para justificar el discreto alivio que han generado las cifras.