Abusos sexuales: un balance con claroscuros
La avalancha de revelaciones sobre crímenes sexuales cometidos durante décadas por miembros del clero fue uno de los retos más dolorosos para Francisco. Aunque sancionó a prelados de la jerarquía católica e hizo obligatorio comunicar cualquier hecho sospechoso, no consiguió calmar la indignación de las víctimas.
HISTÓRICO. McCarrick fue echado y perdió el título de cardenal.
Una comisión criticada
A finales de 2014 Francisco creó una comisión internacional consultiva de expertos para la protección de menores, compuesta por religiosos y laicos, a la que encargó redactar un informe pormenorizado.
Esta estructura recibió duras críticas y varios de sus miembros dimitieron, incluso el más influyente, el sacerdote jesuita alemán Hans Zollner. Al presentar la renuncia, este denunció “falta de claridad”, “informaciones insuficientes y vaga comunicación” rodeando el proceso de toma de decisiones.
Punto de inflexión
A principios de 2018, el viaje del papa a Chile, un país entonces indignado por el encubrimiento de los escándalos, constituyó un rotundo fracaso que fue visto como un punto de inflexión en el pontificado.
Francisco, mal informado, defendió a un obispo chileno sospechoso de haber ocultado los crímenes de un sacerdote y pidió pruebas a las víctimas, antes de presentar una disculpa personal por sus desafortunados comentarios -algo inédito para un Papa- y de enviar a Chile a un investigador. El caso desembocó en exclusiones y dimisiones en el seno de la Iglesia chilena.
El caso McCarrick
En agosto de 2018 el Papa fue criticado con una virulencia sin precedentes por su supuesto silencio sobre el comportamiento del influyente cardenal estadounidense Theodore McCarrick.
Este último, acusado de agresiones sexuales contra menores, perdió su título de cardenal antes de ser expulsado por el Papa, un castigo sin precedentes en la historia de la Iglesia.
Dos años más tarde, el Vaticano publicó una larga investigación sobre McCarrick, en la que admite errores cometidos en la cúpula pero exime a Francisco.
Una reunión inédita
En febrero de 2019, el Papa convocó en el Vaticano a los presidentes de 114 conferencias episcopales y a responsables religiosos del mundo entero para una reunión inédita de cuatro días. “La protección de menores” fue el tema del debate.
Esta reunión estuvo marcada por los espantosos testimonios de víctimas y por las fuertes críticas a los encubrimientos de la Iglesia. Francisco prometió una lucha a todos los niveles frente a crímenes a los que llamó abominables y se comprometió a una política de tolerancia cero.
Reformas legales
A finales de 2019, el Papa eliminó el secreto pontificio sobre las agresiones sexuales a menores. Denuncias, testimonios y documentos de los juicios internos de la Iglesia pueden entregarse ahora a la Justicia, aunque no hay ninguna obligación. Las víctimas pueden acceder a su expediente y a la sentencia.
Con el texto “Vos Estis Lux Mundi” (”Ustedes son la luz del mundo”), Francisco hizo obligatorio comunicar en la Iglesia cualquier sospecha de agresión sexual o de acoso, y cualquier intento de ocultación por parte de la jerarquía.
En 2021, la Iglesia modificó su ley en materia de sanciones penales que databa de 1983 con un artículo explícito sobre los delitos sexuales cometidos por sacerdotes contra menores y personas discapacitadas.
Pero las víctimas continuaron lamentando que el clero no estuviese obligado a denunciar posibles crímenes ante la Justicia civil, a menos que le obliguen las leyes del país. El secreto de la confesión siguió siendo absoluto.
Balance a media tinta
Desde Chile a Portugal, Francisco se reunió con numerosas víctimas y multiplicó los llamados a la capacidad de escuchar y a las peticiones de perdón. Pero aunque fue el Papa que emprendió más acciones contra esta lacra, nunca reconoció las causas “sistemáticas”, es decir inherentes a la Iglesia. En esto siguió los pasos de Juan Pablo II y de Benedicto XVI.
También se mostró muy distante con el informe de la Comisión Independiente sobre los Abusos Sexuales en la Iglesia (Ciase) publicado en 2021 en Francia, a cuyos miembros nunca recibió, pidiendo “prudencia” ante las cifras de 330.000 personas agredidas en la Iglesia cuando eran menores entre 1950 y 2020.
Su actitud también fue señalada en otro caso en 2022: Marko Rupnik, influyente sacerdote jesuita y artista esloveno, fue acusado por monjas de agresiones sexuales y psicológicas cometidas a principios de los años 1990. Bajo presión, Francisco levantó la prescripción que pesaba sobre los casos y en 2023 se abrió un procedimiento contra el clérigo. (AFP)






















