La nueva tendencia laboral es hacer "task masking" o parecer ocupado sin estarlo

El 36% de los empleados de la Generación Z admite que esta práctica les ayuda a evitar que sus jefes les den más tareas.

TASK MASKING. Consiste en fingir estar ocupado en la oficina a pesar de haber terminado las tareas asignadas. / PEXELS TASK MASKING. Consiste en fingir estar ocupado en la oficina a pesar de haber terminado las tareas asignadas. / PEXELS
25 Mayo 2025

El regreso al trabajo presencial no sólo reconfiguró rutinas, también puso en evidencia un fenómeno silencioso: el task masking. Esta tendencia, especialmente común entre empleados de la Generación Z (agrupa a jóvenes que tienen menos de 30 años), consiste en fingir estar ocupado en la oficina a pesar de haber terminado las tareas asignadas. ¿El objetivo? Evitar que los jefes les asignen más trabajo y, al mismo tiempo, cumplir con la expectativa de “estar presente” en su escritorio.

Según una encuesta de la plataforma Workhuman realizada en los Estados Unidos, Reino Unido e Irlanda, el 36% de los empleados jóvenes reconoce haber utilizado esta táctica. Pero no son los únicos: el 38% de los altos ejecutivos y el 37% de los mandos medios también admiten participar del “teatro de la productividad”.

Este comportamiento se volvió más común tras el retorno masivo a las oficinas, especialmente entre los centennials, que iniciaron sus trayectorias laborales en un entorno remoto. En ese contexto, muchos lograron una alta eficiencia en el cumplimiento de sus tareas. Pero, al ser obligados a volver al modelo presencial, se vieron ante la disyuntiva de ocupar su tiempo o aparentar que lo hacen.

A diferencia de generaciones anteriores, para la Z no se trata sólo de cumplir horarios. Valoran profundamente el equilibrio entre la vida personal y laboral, y consideran una línea roja tener que sacrificar su tiempo libre por aparentar compromiso. Así, quienes logran completar su trabajo antes de tiempo, prefieren "rellenar" el resto de la jornada simulando actividad, antes que exponerse a una sobrecarga de tareas.

¿Hay posibles consecuencias?

El 70% de quienes aplican esta estrategia afirman que no ha afectado su productividad: hacen lo que se espera de ellos en menos tiempo. A pesar de ello, sienten que si muestran eficiencia, serán recompensados con más trabajo, y no con reconocimiento.

Expertos consultados por Fortune explican que detrás de este fenómeno no sólo hay una cuestión de organización laboral, sino también de desmotivación. Muchos jóvenes no se sienten identificados con los valores corporativos y perciben que su desempeño es evaluado por su presencia física más que por los resultados concretos. La falta de propósito y diálogo con los empleadores potencia esta desconexión.

El task masking, sin embargo, no está exento de consecuencias. Aunque parezca una estrategia para reducir el estrés, puede generar lo contrario: una constante carga mental por tener que mantener la apariencia de estar ocupado, lo cual también erosiona la salud emocional.

"Tu carrera no se construye sobre las horas que pasás en tu escritorio, sino sobre los resultados, las relaciones y la reputación", señala Victoria McLean, fundadora de la consultora laboral City CV, en diálogo con Fortune. Su recomendación es clara: si el entorno laboral valora más la imagen que la eficacia, quizás haya que replantearse si ese es el espacio adecuado para crecer profesionalmente.

La Generación Z no está pidiendo trabajar menos: quiere trabajar mejor. Y en ese pedido, el task masking aparece más como un síntoma que como una solución.

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