Por Mariana Apud
27 Mayo 2025
Lo que ocurrió el fin de semana en Mónaco estaba dentro de lo esperable. “Fue lento y aburrido”, reconoció Franco Colapinto, quien corrió su segunda carrera en Fórmula 1 con el Alpine número 43. Quizás fue una descripción algo severa, pero no muy alejada de la realidad: el estrecho circuito urbano y la estrategia conservadora del equipo francés dificultaron cualquier posibilidad de adelantamiento.
A miles de kilómetros, sin cámaras internacionales ni glamour, la historia fue distinta. En la quinta fecha del Turismo Nacional (TN) Clase 2, disputada en Río Cuarto, Córdoba, el tucumano Facundo Rotondo protagonizó una remontada memorable. Partió en el puesto 41 y terminó 19°, escalando 22 posiciones y convirtiéndose en el piloto que más autos superó en la jornada. Mientras Mónaco ofrecía una procesión, en el interior argentino hubo emoción de sobra.
Comparar la Fórmula 1 con el TN puede parecer una herejía desde lo técnico y presupuestario, pero hay algo que las une: la emoción del sobrepaso. Ya sea en un circuito europeo de primer nivel o en un autódromo argentino con historia, adelantar rivales sigue siendo el gesto más aplaudido del automovilismo. Y hacerlo 22 veces en una misma final no es algo que pase inadvertido.
Rotondo, a fuerza de maniobras arriesgadas, se ganó el reconocimiento de la categoría. En la próxima fecha, que se correrá en Viedma, recibirá una distinción oficial por haber sido el piloto que más avanzó en la fecha de Río Cuarto. No es la primera vez que lo logra: ya ganó dos veces el premio al “Piloto que más avanza”. Sin embargo, él mantiene la humildad. “A las otras plaquetas las regalé a alguien”, contó. Para Facundo, el verdadero objetivo es otro: “Nosotros salimos a ganar, no a buscar el puesto 15, 12 o 11. Lo otro es una consecuencia”.
De Río Cuarto a Mónaco: dos mundos, un mismo análisis
Curiosamente, Rotondo había visto la carrera de Mónaco y coincidió con Colapinto: “Muy lineal”. El contraste era inevitable. Mientras Franco escaló sólo unos puestos –gracias a estrategias de boxes, abandonos y penalizaciones–, Rotondo lo hizo en pista, con maniobras cuerpo a cuerpo. “Todos los sobrepasos fueron con roces. Incluso puse las cuatro ruedas en el césped. Estuve al borde del abandono varias veces”, relató el tucumano sobre su carrera.
Esa mentalidad agresiva, dice, es parte del ADN del piloto. “Yo siempre digo: debemos tener una cuota de demencia o de que te importe muy poco lo que estás haciendo y hacerlo. No medimos los riesgos. Hay un 10% de análisis y un 90% de locura”, explica, sin rodeos.
Mientras tanto, en el Principado, Alpine había bajado las expectativas. Para Colapinto, que largaba desde el fondo, el objetivo era simplemente terminar sin dañar el auto. Rotondo lo resume con lógica: “En la Fórmula 1 sólo puntúan los 10 primeros; en el TN, los 20. En una final a 20 vueltas, largando 41, pasar 31 autos era casi imposible. Así que terminar en zona de puntos ya era un muy buen resultado”.
Un circuito viejo
El escenario de la hazaña no fue sencillo. El autódromo de Río Cuarto, con más de 40 años, es descrito por Rotondo como “obsoleto, viejo, angosto y corto”. Según él, es uno de los trazados donde más difícil se hace adelantar. Por eso, lo que logró tiene aún más valor. “Fue una carrera dura, donde salimos con la meta de sumar puntos. Y lo hicimos, pese a todo”, explicó.
Además, la puesta a punto del auto no fue ideal durante el fin de semana. Y eso agrava el mérito de su actuación. “Mi ingeniero me iba diciendo cuántos autos pasaba por vuelta, pero llegó un momento que ya ni llevaba la cuenta”, dice. El piloto estaba enfocado en correr, no en hacer números.
Facundo empezó la temporada con la ilusión de pelear por el título. Sin embargo, los resultados no lo acompañaron. Hoy está 21° en el campeonato, a 79 puntos del líder, Juan Pablo Pastori. Curiosamente, el auto del puntero fue desarrollado por el propio Rotondo durante las primeras fechas del torneo, ya que ambos integran el mismo equipo: JPM Racing.
Por eso, en Viedma, Facundo planea un cambio. “Hay un 90% de posibilidades de que cambie de auto a un Toyota Etios”, anticipó. Con el Onix actual, que llevó a Pastori a la victoria en Córdoba, Rotondo logró su primer podio el año pasado, en Oberá. Pero el presente exige otra estrategia. “No voy a ir por el campeonato, pero sí quiero buscar podios y victorias”, sentenció.
La influencia de Colapinto
Facundo recuerda cuando corría en karting ya veía a Colapinto destacarse en los Campeonatos Argentinos. Aunque no fueron rivales directos por diferencia de edad, lo admira. “El automovilismo se volvió muy popular gracias a Franco. Lo que está logrando es increíble”, reconoció.
Mientras Colapinto suma experiencia en la elite y lidia con órdenes de equipo, Rotondo representa al automovilismo pasional, federal, el de maniobras al límite y decisiones audaces. Aunque habitan mundos distintos, los une una misma vocación: correr y superar rivales, aun cuando todo parece en contra.
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