Carta de lectores I: la rotonda de Tafí Viejo

28 Mayo 2025

En los últimos días, hemos sido testigos de un valioso intercambio de opiniones en las páginas de LA GACETA, respecto a las ventajas y desafíos de la rotonda de Tafí Viejo. Como ingeniero civil, quisiera sumar mi perspectiva a este importante debate, convencido de que, con un diseño e implementación correctos, las rotondas constituyen el distribuidor de tráfico a nivel más eficiente y seguro para el flujo vehicular que actualmente experimenta dicha localidad. Las rotondas ofrecen ventajas sustanciales frente a las intersecciones tradicionales con semáforos o señales de “Pare”. Su principal fortaleza radica en la seguridad vial. Al eliminar los puntos de conflicto de los giros a la izquierda directos y los impactos frontales, y al inducir una reducción natural de la velocidad de los vehículos, se minimiza drásticamente la posibilidad de accidentes graves. Los incidentes que pudieran ocurrir son, por su naturaleza, de menor energía y, por ende, con consecuencias menos severas. Asimismo, las rotondas son sinónimo de fluidez y eficiencia operativa. Permiten un movimiento continuo del tráfico, evitando detenciones innecesarias y reduciendo significativamente la congestión. Menos frenadas y aceleraciones se traducen directamente en un menor consumo de combustible y una disminución de las emisiones contaminantes, contribuyendo activamente a una mejor calidad del aire en nuestro entorno. Además, su diseño las hace eficientes en el uso del espacio urbano disponible. Para que una rotonda funcione a la perfección, es crucial un diseño ingenieril cuidadoso y una adecuada “racionalización” del tráfico en sus accesos. Esto implica una señalización clara y visible que anticipe su presencia, carriles de aproximación diseñados para una incorporación suave y un control de velocidad que prepare a los conductores para el ingreso. Estos parámetros de diseño, que incluyen la velocidad de diseño y el tipo de vehículos predominantes, son fundamentales para definir el diámetro y la geometría óptima de la rotonda. Con estas medidas técnicas bien aplicadas, las rotondas se vuelven intuitivas y seguras de navegar para conductores, peatones y ciclistas. Son especialmente adecuadas para áreas urbanas y suburbanas con un volumen de tráfico de intensidad moderada, como el que observamos en Tafí Viejo. En definitiva, las rotondas, cuando son concebidas y ejecutadas con rigor técnico, representan una solución inteligente para lograr calles más seguras, un tráfico más ágil y un ambiente más limpio para todos los ciudadanos.

Rogelio Esteban Giraudo

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